El pasado 12 de diciembre de 2023, el Ministerio de Educación Nacional aprobó para Cali la transformación del vilipendiado Instituto Popular de Cultura (IPC) en una Institución Universitaria, es decir, pasa de ser una Institución de Educación para el Trabajo Pública a ser una nueva Institución de Educación Superior (IES) Oficial. Con ello, el saliente alcalde logró cumplir con su meta del Plan Distrital de Desarrollo (PDD) referida a la “revitalización del IPC”, lo que no habría que confundir con la deuda que deja en cuanto a la reclamada a gritos en el marco del Estallido Social y también consagrada en el PDD: Universidad Distrital en el Oriente.
Con la nueva Institución Universitaria, Cali completaría 6 IES en su territorio: La Univalle con sus dos sedes: Meléndez y San Fernando; la Institución Universitaria Antonio José Camacho; La Escuela Nacional del Deporte; Bellas Artes Institución Universitaria del Valle; La discreta Intenalco y la nueva Institución Universitaria de las Culturas y las Artes Populares (antes IPC). Todas ubicadas sobre el lado occidental de la ciudad en el corredor de la calle 5ta e inmediaciones, profundizando las dificultades en materia de movilidad y cercanía a la Educación Superior por parte de la gente con mayores niveles de pobreza: la gente del oriente y ladera de Cali.
De esta manera, son pocas las ciudades de Colombia que tienen el lujo de contar con tal cantidad IES oficiales, pero pocas también se dan el lujo de no articular toda esta oferta con los temas, prospectivas, planes y programas de ciudad. Y es que Cali no tiene ni siquiera una subsecretaria de Educación Superior, ni una agencia, departamento administrativo o similar que vele por acercar estas IES a las dinámicas y necesidades de una Cali que presenta enormes brechas de acceso a la Educación Superior.
Y es que la ciudad inyecta muy pocos recursos a estas IES (aclaro que aún está por definir la financiación del “revitalizado” IPC) y más bien, el financiamiento ha llegado vía subsidio a la demanda con programas distritales puntuales (P.E, el llamado “todos y todas a estudiar” o en otrora, el Plan Talentos). Otra muestra de la poca atención que Cali le presta a la Educación Superior es que cuando Emcali -luego de una tortuosa intervención por parte de la superservicios- por fin distribuyó dividendos, estos se usaron para tapar huecos en la ciudad cuando en el país ha sido ejemplar financiar la Educación Superior con las utilidades de empresas públicas como ha venido haciendo Bogotá y Medellín.
Ante este panorama de desatención, desarticulación, poca gobernanza por parte de la Alcaldía, sumado al poco o nulo fortalecimiento financiero desde el territorio hacia las IES y la baja cobertura educativa, queda hacer un llamado a consolidar no solo una entidad o un fondo en la Alcaldía que vele por el tema, sino también todo un Sistema Distrital de Educación Superior que potencie a estas 6 IES y la que aún esperamos tener en el oriente de la Sucursal.
