No importa quién ganó ni quién perdió, ganamos todos: los dirigentes de los WG que creyeron en Cali y la honraron y comprometieron con la sede, los que dirigieron y los que organizaron, los que trabajaron y los recicladores, las autoridades y los voluntarios, los jueces y los periodistas, los deportistas visitantes y locales y los aficionados generosos e inagotables... Sí, ganamos todos y, con todos, ganó, y volvió a ganar y seguirá ganando siempre Cali, nuestra Cali bella y rumbera y ganadora ahora celebrando en mil idiomas con el olor y el color de la pólvora su triunfo. ¡Qué viva Cali! ¡Qué viva su gente linda y rumbera!
Un abrazo estrecho cargado de orgullo y satisfacción para los dos Rodrigos: Rodrigo Guerrero y Rodrigo Otoya en nombre mío y, seguro estoy, de todos los caleños. Sin ustedes dos y su generoso esfuerzo Cali y sus gentes hoy no estarían celebrando con el mundo, vuestro, nuestro triunfo. Gracias… ¡aplauso cerrado para Cali y sus dos Rodrigos!