Atrás quedaron los titulares que mostraban a Siemens incumpliendo contratos, cobrando al estado compensaciones multimillonarias y pagando dádivas a funcionarios. Uno de los casos más sonados fue el de la adjudicación a dedo en la ciudad de Cali, donde en un contrato de quince mil millones de pesos le hicieron conejo a la ciudad de todas las formas posibles, como lo recuerda este articulo de El Espectador.
Las licitaciones no siempre son transparentes, pero por norma general son más transparentes que las adjudicaciones directas. Aquí Siemens mediante una carta se "certificaba" a sí mismo como "proveedor exclusivo" de la semaforización en Cali, habiendo cobrado el 90% del valor del contrato e instalado solo el 9% de lo bienes, CM& hizo estallar el escándalo. Edgar Jiménez el entonces director de Siemens para el área de semaforización se movió rápidamente y en pocos días estaban instalados la mayoría de los equipos del sistema, pero allí sobrevino un nuevo escándalo, la tecnología alemana que les daba la exclusividad no era alemana sino china.
Con el malestar generalizado entre los caleños y la prensa publicando un articulo diario no solo sobre este caso sino un largo prontuario criminal de la compañía (Ver artículo en la Revista Semana) no hubo más alternativa que buscar un chivo expiatorio, en este caso fue "retirado" de la compañía Edgar Jiménez, quien le había tocado poner la cara a los medios, pero que a fin de cuentas no había hecho nada en contravía de las directrices dictadas desde Alemania.
Al rescate llegó Carlos Cervantes, el homologo de Jiménez en Venezuela, cuando en aquel entonces valía la pena hacer algún negocio allá. Cervantes se presentó inocente y con él la compañía podía mostrar una nueva imagen de transparencia. Obviamente el retiro de Jiménez implicó un paquete de beneficios considerable y un trabajo en la hermanita menor de Siemens en el país, que es la hermanita menor de Alemania, Austria. Así, una nueva compañía surgió en el mercado colombiano representando a Swarco y ganando negocios en varias ciudades del país como Neiva, Floridablanca y más recientemente, Sincelejo y Valledupar.
Estos casos en la Costa son tan o más interesantes que el de Cali, solo que con menos repercusiones mediáticas (Danke Got) en Sincelejo. Fue incluso posible desmontar la empresa que tenía la concesión desde hace más de una década para que la alcaldía adquiriera por primera vez sus luces tricolor. En Valledupar se las arreglaron para que su alcalde, un pastor cristiano, "modernizara" las 60 intersecciones semafóricas de la ciudad en un multimillonario negocio que ni siquiera hizo mención en el portal de contratación ni en El Pilón, el famoso diario Vallenato. Esta vez los germanos lo hicieron bien y todos comieron callados.
Siemens ha vuelto a sus andadas en Cali, aprovechéndose del cansancio de la administración municipal que trató de alejarse de ellos, buscando proveedores en todas partes, incluso algunos locales, quienes al principio vieron la oportunidad para mostrar sus virtudes en la sultana de valle, pero que poco tiempo después le entraron al mismo juego de Siemens y su hermanita menor Swarco, cobrando mucho y haciendo poco. Adam Smith estaría orgulloso.
Un nuevo contrato de mil seiscientos millones de pesos para que Siemens moviera algunos interruptores en sus viejos controladores y los convirtiera mágicamente en tecnología abierta, abierta para interconectarse con al menos un controlador de otro fabricante y no se sorprendan si este fabricante resulta ser Swarco.
Sería interesante hacer un comparativo entre el actuar de Siemens y de Odebrecht en America Latina, seguramente Odebrecht ganaría, ya que hasta donde sabemos Siemens no financió ninguna campaña presidencial, aunque Menem el expresidente Argentino sí recibió algunos millones de dólares por un contrato ferroviario, como él mismo confesó. Sin embargo, si esta comparación se hace, debe decirse en favor de los brasileños que sus proyectos son ejecutados de manera impecable, algo que los germanos no sueñan.
Bogotá también se alista para repartir un botín de doscientos cuarenta mil millones de pesos, unos cuarenta millones de dólares entre Peñalosa, Siemens y Swarco, es evidente por la recomendación del estudio publicado en la página de la Secretaría de Movilidad a principios de junio, donde después de viajar por todo el mundo con plata sacada de los bolsillos de los bogotanos, recomiendan seguir igual que en los últimos 40 años; o sea con "tecnología de punta alemana", es decir, recomendando el protocolo abierto "Offene Schnittstellen für die Straßenverkehrstechnik". Ya quiero ver al alcalde pronunciando este trabalenguas, debe ser capaz, ya que en su hoja de vida dice tener estudios por allá, sino es capaz pues dirá simplemente OCIT.
