-Ve, qué hora es?
-Son pasadas las 12 de la noche! -Contesta ella
-En serio? Y qué es ese ruido tan maluco? Pregunto yo.
-Pues, son un poco de camiones que están pasando cerquita! -Responde.
-Jum, pero están pitando como enloquecidos oís!
Con motivo del cierre de la vía Media Canoa – Loboguerrero por derrumbe en el sector de La Balastrera, el que ha generado represamiento vehicular de automotores de carga pesada (tractocamiones), la Alcaldía de Cali ha establecido un plan de contingencia en la ciudad que inició el lunes 13 de marzo en la noche y presuntamente culmina el viernes 17 de marzo.
Miren, sabemos que esta problemática es del orden nacional; se dice que sólo la Sociedad Portuaria de Buenaventura participa en un 49% del comercio exterior del país y de allí la magnitud del problema: cientos, miles de toneladas represadas.
Se resalta por parte de las autoridades la paciencia y comprensión demostradas por la ciudadanía con la implementación de esta medida de choque, al tener que soportar los trancones monumentales; la movilidad en Cali en sector norte-oeste, se ha vuelto imposible y que no decir, del ingreso a la ciudad por Menga-Arroyohondo, donde los motoristas con sus “máquinas” están apostados a lado y lado de la vía, sin embargo, este podría ser el mal menor, y en serio, esa paciencia y comprensión tiene sus límites: una cosa es la movilidad y otra el incremento en el nivel de ruido por el uso indiscriminado de las cornetas de las tractomulas a su paso por la ciudad.
Es preciso advertir que la medida se hace necesaria, pero también se demanda de los motoristas, buenos modales en la vía, y el cumplimiento de unos mínimos de cultura ciudadana: estacionados e incluso durante las operaciones de tránsito, el uso de las cornetas es insoportable y constante, como si su recorrido por la ciudad fuese una manifestación o un carnaval; el uso de esa zona urbana implica desplazamiento por zonas residenciales señores y precisamente se hace en horas en que buscamos descansar.
El Código de Tránsito en su artículo 104 indica:
“NORMAS PARA DISPOSITIVOS SONOROS. Todo vehículo deberá estar provisto de un aparato para producir señales acústicas de intensidad, no superior a los señalados por las autoridades ambientales, utilizable únicamente para prevención de accidentes y para casos de emergencia.
Se buscará por parte del Ministerio de Transporte y el Ministerio del Medio Ambiente reducir significativamente la intensidad de pitos y sirenas dentro del perímetro urbano, utilizando aparatos de menor contaminación auditiva.
El uso de sirenas, luces intermitentes, o de alta intensidad y aparatos similares está reservado a los vehículos de bomberos, ambulancias, recolectores de basura, socorro, emergencia, fuerzas militares, policía y autoridades de tránsito y transporte.
Se prohíbe el uso de sirenas en vehículos particulares; el uso de cornetas en el perímetro urbano; el uso e instalación, en cualquier vehículo destinado a la circulación en vías públicas, de toda clase de dispositivos o accesorios diseñados para producir ruido, tales como válvulas, resonadores y pitos adaptados a los sistemas de bajo y de frenos de aire; el uso de resonadores en el escape de gases de cualquier fuente móvil y la circulación de vehículos que no cuenten con sistema de silenciador en correcto estado de funcionamiento. El tránsito de transporte pesado por vehículos como camiones, volquetas o tractomulas estará restringido en las vías públicas de los sectores de tranquilidad y silencio, conforme a las normas municipales o distritales que al efecto se expidan, teniendo en cuenta el debido uso de las cornetas.”
Así pues, una cosa es la restricción de tránsito de tractomulas por vías públicas de sectores de tranquilidad (residenciales), y otra, la prohibición sobre el uso de cornetas en el perímetro urbano de estos automotores. La primera se ha levantado, permitiendo su movilidad por la zona urbana/residencial de la ciudad de Cali y la segunda persiste, en cuyo caso, la autoridad de movilidad de la ciudad, debería estar atenta para “poner en cintura” a estos decibemaníacos (no se si exista esta palabreja para la RAE).
Juntos construimos, y cada uno aporta a la solución de una problemática; en este caso, como ciudadanía, con mucha paciencia hemos vivido esta coyuntura pero de los motoristas también se demanda un comportamiento ejemplar: cultura y convivencia ciudadana señoras y señores.
-Pa´qué pitan? Pregunto yo!
… Y ya casi dominado por el sueño, y mientras la cornetas se han ido silenciando, y por allá suena una que otra, empiezo a sentir el olor a cigarrillo del vecino del piso de abajo que le da por fumar en “su casa”, pero “su” humo todo se resguarda en la mía… pero eso no es culpa suya apreciado lector… será motivo de conversación otro día con Ustedes.
