I
Para lograr consolidar un certamen de estas proporciones impera una mixtura de talento, disciplina y trabajo. Ya dijo algo semejante Faulkner, respecto a la labor novelística.
Una aventura, porque lo es, de esta magnitud requiere de seres sensibles al arte, virtuosos del pensamiento, individuos interactuantes con la inteligencia de quienes llegan al encuentro con resplandor prosístico, poético, reflexivo. Es decir, una articulación arraigada en el talento, naturaleza genuina de quienes originan este notable acontecimiento en nuestro terruño.
La autocrítica inflexible. El estar atentos a eventuales fisuras tangibles e intangible para evitar la terminación de tal evento. La labor constante e integral de los hacedores del Encuentro Nacional e Internacional de Escritores Luis Vidales, al efectuar con precisión los esquemas requeridos. Hacer frente a cualquier adversidad del acontecimiento, es disciplina.
La gestión de recursos y el incorruptible destino de los mismos. El fortalecimiento de esta realización, en una región anhelante de disfrutar actos de resonancia intelectual, a través de la presencia física de maestros de las letras nacionales e internacionales. El proseguir, durante el resto de año, con ciclos pedagógicos en diferentes instituciones educativas del Quindío, afirma el propósito humanístico del encuentro. Cine y música, también han sido actores esenciales en el transcurrir de dichos eventos. Los anteriores procesos se hacen con voluntad y perspicacia de mentes abiertas, capaces de podar antropomorfas incidencias contra el encuentro, y cuyo resultado es la consolidación del mismo. Esto es trabajo.
Durante varios años he observado cómo nacen, cómo crecen y mueren encuentros de escritores. En un principio, se augura un futuro excepcional y luego de dos, tres o cuatro eventos de esta naturaleza, queda la memoria triste de su desaparición, debido a una mezcla de realidades: falta de compromiso, a veces deshonestidad, avaricia, desacierto en la disciplina, envidias entre sus mismos manejadores, prepotencia de los dirigentes, el deseo mórbido de esta élite de maniobrar los hilos y dar órdenes, desde la distancia, para luego figurar como representantes únicos de la erudición a sabiendas de ser solo manipuladores de quienes en verdad viven, sufren, procesan, diagnostican el arte. Este tipo de manejo y varias malas administraciones más, dejan en ruinas cualquier empresa.
II
El Encuentro Nacional de Escritores Luis Vidales es consecuencia de la interacción de un grupo idealista. Su principal Quijote se llama José Nodier Solórzano Castaño. Escritor preeminente de Calarcá, quien con su inteligencia, su capacidad gestora, su mente abierta y objetiva hacia diferentes propuestas culturales, sumado a la destreza de zanjar zozobras, permea de asombros a un grupo de jóvenes, amantes de todo tipo de manifestación artística, quienes irrigan el pedregoso camino del arte con denuedo, con reflexión aguda. En esta geografía literaria se levanta Torre de Palabras, fundación paralela con el “vivir leer y compartir”. Accionar fecundo, llevado a las aulas por medio de contextos básicos, al desplegar con los alumnos mecanismos propicios para retener la alta vulnerabilidad violenta del entorno. Los jóvenes pertenecientes a la fundación no gubernamental Torre de Palabras, son conscientes de su labor contramarea. Tienen entereza para sortear el devenir, no siempre diáfano. A este balcón llega una juventud entusiasta, una parte se queda, otros miembros se van y nuevos llegan. Hay renovación. Todo un constante girar. Van por los corredores del tiempo y espacio formulándose el paso por darse. Concluyen para sí mismos, redondean propuestas, se sientan y proponen para luego salir del comité final con el lineamiento concreto del próximo evento Luis Vidales. Este grupo para el año 2019, lo lidera el filósofo Elison Doneis Veloza Muñoz, junto con otro dinámico equipo de trabajo conformado por Julie Pauline García, Natalia Barriga, Anguie Viviana Méndez, Juan Felipe Gómez, Ángel Castaño Guzmán. Veloza muñoz afirma: “La idea es conectar los posibles nuevos escritores y especialmente lectores, con la tradición literaria y sobre todo poética que tienen Calarcá y el Quindío”. Jóvenes como escritores-lectores, marchan juntos. Son un hecho concreto. El hallazgo de nuevos autores, propiciar estudiantes enamorados de la lectura, despertar la capacidad de asombro, es tarea vital de este proceso.
III
Durante once años el Encuentro Nacional de Escritores Luis Vidales ha tenido la presencia de diferentes maestros de las letras, de diversos integrantes del arte, como la música, el cine, el teatro, la caricatura, etc. Escritores como William Ospina, Pablo Montoya, Piedad Bonnett, Federico Díaz Granados, Julio César Londoño, Orietta Lozano, Umberto Senegal, Florence Thomas, Omar García, Santiago Gamboa, Gustavo Álvarez Gardeazábal, Carlos Alberto Castrillón, Jaime Lopera, Tomás González, Juan Aurelio García, Rigoberto Gil Montoya, Luis Fernando afanador, Daniel Ferreira, Pilar Lozano, Alfredo Molano, Roberto Burgos Cantor, Darío Jaramillo Agudelo, Juan Manuel Roca, Alberto Salcedo Ramos, Cristian Valencia, Omar Ortiz, Camilo Jiménez, José Zuleta Ortiz… han llegado a Calarcá y a otros municipios de la región dentro de los programas planeados.
Para este año la temática es “Rostros y rastros de la poesía”. Un tema para delirantes. Para quienes a este género le dan albergue en algún rincón de la utopía. Casi un contrasentido desde los siglos hasta el siglo XXI, donde hombres obtusos la señalan como una desatinada, al entrar sin permiso por las aristas de la rutina. Quizá digan: ¿cuánto se ganan por ser poetas? Ante lo cual se puede responder: ¿cuánto se ganan por estar enamorados? Así la poesía…Y llegan con su verbo, con sus metáforas, con la libertad del verso en todo el sentido estratosférico del verde, del azul, de la tierra. Vienen a desmitificar la poesía, como también a darle el merecido puesto más allá de las líneas del viento. Ellos, los proclives al desdén, al olvido o de vez en cuando a ocupar el puesto de los privilegiados. Al terminar un encuentro se quedan para, en próximos eventos, ser los fantasmas de honor.
Este año será un encuentro nacional e internacional de poesía. Estarán presentes los poetas: Lilián Zulima González, Jorge Schultz, Jotamario Arbeláez, Esperanza Jaramillo, el norteamericano Bill Warner, el grupo independiente de teatro La Chaza, Nelson Romero Guzmán, Lucía Estrada, Juan Carlos Acevedo, Juliana Javierre, Ángel Castaño Guzmán (escritor – periodista), Juan Felipe Robledo, Horacio Benavides, Guiomar Cuesta, Orietta Lozano, Felipe García Quintero, Rómulo Bustos, Yeni Zulena Millán, el australiano Joe Broderick, el marroquí Abderrahman El Fathi, Lucrecia Panchano (cultora de la lírica del Pacífico), Bibiana Bernal, Edwin Vargas (traductor), Elías Mejía, Lucía Sepúlveda, Jhon Isaza (moderador), Juan Felipe Gómez, Jorge Julio Echeverry, Carlos Alberto Agudelo Arcila.
También hará presencia el show musical Sonora Maleva y Santy Clapp.
Para cerrar, en un ambiente informal: la palabra nunca pierde el protagonismo. Música, versos y diálogo en la sede fundación Torre de Palabras.
Cientos de proezas y la verdad absoluta del encuentro como máximo potencial del arte en nuestra superficie cafetera, instauradas con esfuerzo, liderazgo, conocimiento, talento, disciplina, trabajo, paciencia, obstinación, obsesión, conocimiento, integridad, proeza y… Calarcá: doce veces Luis Vidales.