Llegamos de nuevo a la casa, punto de partida, a retomar fuerzas para seguir hacia Monte Redondo. Qué ganas de un cafecito, le proponemos a Enrique un trueque: le damos una pera y un sándwich, a cambio de un cafecito. Enrique Lugo lleva 20 años trabajando en parques, al aire libre y acepta nuestra propuesta. Como siempre la cocina es un lugar de encuentro, y más en este frío, por eso terminamos todos agolpados allí compartiendo el cafecito con una buena charla: “Después de tanto tiempo de estar en esto, ir a buscar otro trabajo es difícil, porque en otros sectores se valora poco lo que has aprendido aquí. En estos años he estado en varios parques: Los Estoraques, Los Katíos, La Gorgona…”.
Por su parte, el señor Peñuela, vigilante del lugar, está haciendo su almuerzo, huele delicioso, le preguntamos si se amaña en este lugar, y nos responde: “Es lindo, pero a veces uno se siente solo”.