No me cansaré en estas épocas decembrinas de hacer siempre el llamado a que los ibaguereños y tolimenses consuman nuestras marcas locales y regionales, que compren aquí, que apoyen los emprendimientos, microempresas y famiempresas de la región que ofertan todo tipo de productos y servicios y soportan más del 80 por ciento de nuestra economía.
Una forma real de demostrar amor por la tierrita es realizar el consumo aquí, estimularlo y promoverlo. No importa si es el de la tienda o supermercado del barrio, las pequeñas empresas de comestibles (tortas, ponqués, helados…), las de venta de detalles, regalos, misceláneas, hasta los talleres y almacenes de todo tipo de confecciones como trajes, camisas, pantalones, blusas, vestidos de baño y de calzado en general.
Si tienen un amigo, conocido, familiar o compañero que ofrezca estos productos o servicios (transporte legal, guianza turística, lugares de descanso o diversión), qué bueno apoyarlos y conocer esos sitios.
No es un secreto que en general la microeconomía del país y la de nuestra región está golpeada, el desempleo sigue siendo una tragedia, las medidas de recuperación económica del gobierno nacional hasta ahora no surten efecto o se sienten nulas hasta el momento, el comercio se ha resentido por el paro nacional desde el 21N —claro, no quiere decir que sea esa la razón real del mal momento económico del país como se esfuerzan falsamente algunos en vender—, por tanto desde el anterior día de velitas hasta el próximo puente de reyes del 6 de enero de 2020 sería un buen espacio para no olvidar nuestro comercio y los servicios ofertados en Ibagué, especialmente.
Por supuesto, si quiere hacer sus productos visibles, dirigidos a públicos específicos o segmentos de potenciales compradores, consumidores o clientes de Ibagué, el Tolima, turistas o visitantes de nuestra ciudad una buena opción es que paute por esta temporada en los medios de comunicación locales como El nuevo día, las nuevas plataformas o portales que ya tienen sus públicos específicos, que son los que más se consumen y visitan por estas fechas, pero lo más importante crea un clima de optimismo, de confianza y de que las cosas pueden mejorar.
Esta época también es un buen momento para que utilicemos las redes sociales para mensajes positivos, y con positivos me refiero a que levanten el ánimo colectivo, hablando de las cosas buenas que tenemos para mostrar y hacer en Ibagué y el departamento, por ejemplo, de nuestros sitios hermosos, la cultura musical, la gastronomía y lo bueno que tenemos en general.
No se trata de ocultar la realidad actual, de dejar de lado la lucha social y el despertar ciudadano liderado por la juventud, tampoco de copiar o de creernos el libreto fantasioso oficial-institucional de que este gobierno lo hace de maravilla, todo se en ruta bien o con las mejores intenciones y escucha al ciudadano de a pie, por encima de la democracia corporativa y financiera que es la que parece lo manda, mueve y tiene capturado. Porque eso sería una enorme mentira. Pero sí de comprender que las demandas ciudadanas y públicas pueden continuar, las expresiones culturales, artísticas y creativas de protesta también, pero con una forma distinta aprovechando esta época de Navidad y sin afectar la economía y los ingresos de muchos trabajadores y pequeños empresarios, por quienes se argumenta luchar para mejorar sus condiciones de vida, pero un factor de esa dignidad es la posibilidad de contar con un ingreso adecuado durante esta época del año que es temporada alta de ventas y servicios.
Así que sería bueno pensar en iniciar desde hoy una tregua navideña, donde el protagonismo lo asumieran en la gestión, organización, documentación, promoción, negociación, las llamadas asambleas populares regionales compuestas por universitarios, sindicatos, movimientos sociales, indígenas, independientes, profesores y ciudadanos, que se sabe han conformado por todo el país las organizaciones promotoras del histórico paro nacional que inició el 21N para hacer visibles sus exigencias y con esas asambleas activas hacer más difícil que el gobierno, el Congreso y los bancos no les hagan conejo como ha sido mayoritariamente su actuar histórico, buscando lo que se llama el enfriamiento de la calle.