A sus 64 años el entrenador se enfrenta al peor reto de su vida: callarle la boca a un poco de periodistas resentidos que quieren que a Colombia le vaya mal
Zully nunca pudo dejar la obsesión por la muñeca que le regaló su padre así su presencia le hiciera daño a sus hijas. Esta es la historia real de una maldición