Como para variar, Bogotá se mueve hoy en medio de especulaciones: ¿de qué será que hablaron con el presidente estadounidense, los expresidentes Pastrana y Uribe? Como es propio de su estilo, ambos han dado puntadas sobre ese sorpresivo encuentro, supuestamente "social" con el presidente Trump, pero están pensando muy bien su comunicación oficial porque a estas alturas del sábado, aún no se han pronunciado. Por consiguiente, cada momento crece más la expectativa por varias razones.
Primero, porque el presidente gringo se ha reunido con estas dos polémicas figuras de la política colombiana, antes de hacerlo personalmente con el presidente Santos. Es decir, estos dos personajes están jugando a ganarle al presidente colombiano en su llegada a la máxima autoridad del poderoso país del norte. Segundo, porque si algo tiene claro el país sobre estos dos expresidentes, es que lideran la oposición contra todo lo que tiene que ver con el presidente Santos y sobre todo contra el proceso de paz. Tercero, porque con lo provinciano que es el expresidente Uribe, nadie se va a creer el cuento que a él lo que le preocupa es Corea del Norte y la posibilidad de una guerra nuclear. Bobitos, no.
Como de especulaciones se trata, se pueden lanzar algunas adicionales que así lo nieguen los protagonistas de esta reunión social, con seguridad estuvieron presentes en la conversación. Con absoluta certeza se fueron lanza en ristre contra el proceso de paz colombiano y trataron por todos los medios de impedir la ayuda que Estados Unidos ha ofrecido para esta difícil etapa en que se encuentra. Ahogar el posconflicto por falta de recursos y sobre todo de apoyo político internacional es el sueño de estos dos colombianos que, aunque trataron no pudieron avanzar significativamente en acabar realmente con el conflicto colombiano. Pero el segundo propósito fue, sin duda, desprestigiar el gobierno de Santos antes de la reunión entre los dos presidentes, el de Estados Unidos y el de Colombia, cuya fecha aún no se ha concretado.
Si se recuerdan sus conversaciones telefónicas con el presidente Santos,
la única conclusión posible es que el presidente gringo
le pone una vela a Dios y otra al diablo
De paso, queda pendiente por aclarar que pretendió Trump, quien de inocente no tiene nada. Si se recuerdan sus conversaciones telefónicas con el presidente Santos, la única conclusión posible es que el presidente gringo le pone una vela a Dios y otra al diablo, como cualquiera de nuestros brillantes políticos colombianos. Ahora por quien se definirá está por verse y como no hay nada oculto entre cielo y tierra, pronto se sabrá la verdad. También cabe la posibilidad de que le siga el juego a los dos tipos de interlocutores, el oficial y el social, y al final pierda el pueblo colombiano. No sería nada nuevo.
Y de paso, ¿qué le pasó a nuestro querido embajador en Washington? ¿Será que este encuentro lo cogió fuera de base? ¿O será que su precandidatura lo tiene tan ocupado que ha perdido contacto con fuentes importantes en la capital de Estados Unidos? De todas maneras, queda por esperar las declaraciones oficiales de los dos expresidentes, que se están demorando por algo. De pronto se están poniendo de acuerdo en sus respectivas versiones porque saben que han generado expectativas: positivas, entre sus seguidores, algunos de los cuales ya han recurrido a lanzamientos en las redes que ya se convierten en llamados criminales en contra del presidente Santos; y negativas, entre quienes creen de verdad que estamos a punto de dejar la guerra.
De todas maneras, este país sigue cada vez más dividido, con unos liderazgos que siguen pensando más en las próximas elecciones que en las próximas generaciones, y como dijo Bismarck, no son, por lo tanto, estadistas, sino agregaríamos, simples politiqueros.
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