Una expresión muy coloquial como la mencionada, se refiere a aquellas personas que se olvidan de sus propios errores y se convierten en jueces de aquellos que de alguna manera los imitan. Con todo el respeto que se merece un expresidente de la República como Álvaro Uribe Vélez, a sus declaraciones sobre "el carrusel de la reelección del Presidente Santos" se les podría aplicar ese adagio popular. Con qué autoridad el expresidente critica los métodos de Santos de usar, sin duda de mala manera, los recursos del Estado para asegurar su permanencia en el poder, cuando el monstruo de la reelección presidencial fue su idea con mecanismos iguales o peores que los que aplica el gobierno ahora. Prueba de ello es que el delito de cohecho por vender un voto que salvó la reelección presidencial durante su gobierno, solo llevó a la cárcel a Yidis Medida pero tienen enredados a dos de sus exministros.
La historia colombiana siempre le cobrará al expresidente Uribe el haber introducido la reelección presidencial. A los ciudadanos de este país no les gusta porque se ha comprobado otro adagio popular que afirma que 'nunca segundas partes fueron buenas'. Y el segundo periodo Uribe aún para sus más fieles seguidores, fue malo. Se hizo evidente en ese momento y se repite actualmente, que en aras de alargar el gobierno se sacrifican recursos, se reparte excesiva mermelada, se deja de gobernar para hacer campaña. Pero probablemente lo más grave y lo menos analizado es que se pierde algo fundamental para corregir errores y señalar nuevos caminos: la evaluación objetiva del primer periodo del mandatario. Como esto por definición no sucede, por obvias razones, se profundizan las equivocaciones que se cometieron en el primer mandato.
Un solo ejemplo que demuestra el serio peligro que corre un país como el nuestro lleno de retos cuando con la reelección se siguen ejecutando políticas públicas, sin beneficio de inventario, es lo sucedido con la salud. El entonces presidente Uribe, ponente de la Ley 100 en pensiones y salud, tomó una decisión que a todas luces no solo era políticamente muy rentable sino positiva pero financieramente inválida: "ampliar rápidamente la cobertura en salud con el régimen subsidiado". Pero no tuvo en cuenta y nadie dentro del Gobierno se lo dijo, que el esquema de financiación del sistema tal y como estaba diseñado en la norma, no podía sostener esta ampliación rápida de servicios financiados por el Estado.
Si a ese gobierno hubiese seguido otro, de otro partido para ser más democrático, esta falencia se hubiera descubierto a tiempo y hoy, uno de los miles de problemas de la salud en Colombia no habría llegado a la crisis actual. Y así se podrían citar muchos más casos en el sector agropecuario, en la industria y en otras áreas donde hubo grandes errores en la primera administración de Uribe.
Con la reelección de Santos pasará algo similar en varios sectores porque como él mismo lo ha mencionado, no habrá un balance objetivo de sus realizaciones actuales sino que se trata de "reelegir sus políticas". Y esta peligrosa realidad se la debemos a ese articulito que impulso el expresidente Uribe para mantenerse cuatro años más en el poder, que además fue logrado con métodos aún cuestionados. Así es que mejor no pierda la memoria para que no se aplique a sus críticas aquello de "un burro hablando de orejas."
Para muchos la reelección del presidente Santos es un desastre por muchísimas razones. Además, es una verdadera lástima que no hubiese aprovechado esta oportunidad para quedar como un héroe no aceptando la posibilidad de extender su mandato. Pero la culpa de que esa posibilidad de una campaña presidencial con recursos estatales exista, se le debe a esa visión personalista y de corto plazo del expresidente Uribe.
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