La política de vivienda en Colombia para el periodo 2010 – 2014 se propuso como meta incrementar en un 80% la construcción respecto al cuatreño anterior, o lo que es equivalente, 1 millón de viviendas nuevas (VIP 649.454 y NO VIP 351.530).
Respecto a la demanda se propuso ejecutar diferentes estrategias tales como el subsidio de vivienda, el ahorro programado y la articulación del subsidio al leasing habitacional. Resuelta la oferta y la demanda se podría esperar que el acceso de cada familia colombiana a un hogar digno tal como lo estipula la constitución, no sólo está asegurado, casi que es natural.
Sin embargo la verdad es otra. Un análisis realizado por la revista Dinero en el año 2014 compara los precios de algunas zonas del país con los de Lebron en Rio de Janeiro y Central Park en Nueva York, ambos, exclusivos sectores reconocidos históricamente por sus altos costos por metro cuadrado. La burbuja inmobiliaria en la que se encuentra la propiedad raíz en Colombia hace que el sueño de muchos ciudadanos esté cada vez más lejano. Aunque es cierto que familias de bajos recursos lograron acceder a múltiples beneficios para adquirir vivienda, también es cierto que muchas personas no lo logran aún.
Quedan por fuera los más pobres pero también aquella población trabajadora que por múltiples razones no acceden a ningún tipo de beneficio pensado desde la política habitacional. Son estas familias quienes son las víctimas de la burbuja inmobiliaria, donde el valor de la propiedad usada es cada vez mayor; son estas familias quienes siempre se enfrentan a los obstáculos de los bancos para los préstamos y quienes no cuentan con apoyo alguno por parte del estado.
Hablo de la clase media trabajadora, aquella que no es tan pobre para que le obsequien vivienda ni subsidios, pero tampoco tiene tanto poder de adquisición como para que sea fácil comprar propiedad raíz.
Este grupo en vía de extinción, que paga sus impuestos, que trabaja día a día, que no pide subsidios ni pertenece a ningún programa especial y que en ocasiones parece olvidado por las políticas del estado, es quien se ve enfrentado a ver como su sueño de tener un hogar propio es cada vez más lejano.
Bien se conocen las consecuencias y la crisis económica en la que cayeron varios países desarrollados a causa de los extravagantes y exagerados incrementos en el valor de la propiedad raíz. Esto debe ser detenido por la salud de la economía, pero también para que esas familias de clase media puedan cumplir algún día su sueño de tener un “nido” propio.
