Controversial, carismático, siempre en el ojo del huracán, porque así era él: simplemente Silvio Berlusconi. Su partida no pasó desapercibida, siendo un hombre que desde sus inicios empresariales brilló por cuenta propia. Se va hablará de su pasó por este mundo para bien o para mal, pero siempre con el deseo de conocer al hombre que, según los faranduleros, vivió únicamente para darle rienda suelta a sus placeres.
Lo vine a conocer cuando hizo del Milán una verdadera maquina de ganar —que, dicho sea de paso, solo lo pudo frenar un gol de tiro libre del Tino Asprilla cuando jugaba para el Parma—, convirtiéndose desde entonces en uno de los dirigentes deportivos más influyentes de los años noventa. Los títulos cosechados hablan de una gestión que ningún club italiano, claro está, a nivel internacional, ha podido igualar hasta la fecha.
Su paso por la política, como representante de la derecha seria y rigurosa, opacada en ese momento por una izquierda amañada y anacrónica, habla de un hombre de firmes convicciones y comprometido con la causa del progreso. Aunque algunos lo duden, hay que abonarle que los mejores índices económicos de Italia se dieron bajo su mandato. Que de eso no quede duda.
Sus logros empresariales, muchas veces mal relacionados con la mafia y la evasión fiscal, también dan cuenta del artífice de una gran fortuna en donde el trabajo y la oportunidad son su mayor cualidad. Según mi humilde opinión, ya no quedan figuras como la suya, que impongan respeto por su trayectoria y reconocimiento. Por algo le decían Il Cavaliere, reconocimiento que solo se le otorgan a los que se destacan por una amplia vida laboral en la bota itálica.
Sin embargo, algunos han querido opacar su imagen con escándalos, orgias, fiestas privadas y demás chismes para simplemente vender una infame noticia. El perdedor siempre busca destruir lo que bien se construye, porque la impotencia y la inercia a la hora de actuar lo aprisionan, sin que pueda conseguir mayor logro. También se dirá que, si no se habla mal de un hombre importante, no es porque este viva alejado de las inicuas controversias, sino porque realmente no es tan importante como parece.
Solamente queda por decirte Il Cavaliere buon viaggio, que serás inspiración para el que quiera emprender y que, por su puesto, pocos podrán igualar tu forma en como moldeaste tu existencia, figurando en las facetas en donde el poder y el reconocimiento son la norma. Grande, Silvio...