— ¿Le dan náuseas las campañas electorales de Santos y Zuluaga?
— Sí, señor.
— ¿Le suben jugos gástricos por la garganta ante el reemplazo de los debates de ideas y propuestas de país por la guerra de espionajes, calumnias y bravuconerías?
— Sí señor.
— ¿Se le hincha el abdomen cuando trata de saber qué diferencia a Santos y a Uribe y solo encuentra diferencias en el tono del insulto?
— Sí, señor.
— ¿No logra detener la flatulencia cuando escucha a Martha Ramírez con tibias declaraciones hacia delitos como espionaje, obstrucción de la justicia y concierto para delinquir, llamándolo errores o falta de claridad?
— Sí, señor.
— ¿No puede evitar el eructo cuando Peñalosa hace propuestas de modernidad y anticorrupción, pero se le olvida que necesariamente tenemos que hacer redistribución?
— Sí, señor.
— ¿Piensa usted que hay que superar el asco y votar por Santos para defender el proceso de paz, aunque después de votar haya que ir a vomitar?
— Sí, señor
— ¡¡Cuidado, puede usted tener desde una indigestión hasta una peligrosa bulimia electoral!
— ¿Y eso es grave, doctor?
— Gravísimo. Está demostrado que si se le empañan la visión o la conciencia a la hora de elegir, también se le empeña el futuro a las nuevas generaciones de colombianos y colombianas.
— ¿O sea que es degenerativa?
— Bastante. Empeora con el tiempo, cuando se apaguen los discursos y tenga usted que recurrir al desastroso sistema de salud, o tenga que hipotecar la casa para pagar deudas de estudio, o tenga que vender sangre o semen para pagar los recibos de los servicios, o vea los páramos devastados y las mortandades de especies envenenadas con cianuro.
— Pero… dígame la verdad… ¿es curable?
— Esa es la buena noticia. Hay varias curas. Le voy a mostrar algunas:
La Fundación Foro por Colombia ha preparado un excelente material para aportar al análisis de las hojas de vida y los programas de las candidaturas a la presidencia. Se comparan sus propuestas en ejes fundamentales para la vida del país. ¡Como lo oyen! Sí, hay programas y propuestas, lo que pasa es que el ruido del show mediático no permite, ni le conviene, dejarnos pensar ni reflexionar. Por eso, mi primera medicina contra la bulimia electoral es detenerse a estudiar “Siete claves para que no bote su voto”. Aquí está: descárguelo, estúdielo y piense muy bien antes de irse de inconsciente a votar ´por “el menos ‘pior’”: Foro
También le doy un dato:
El fin de semana, mientras los comités de campaña de Santos y Uribe (perdón, Zuluaga) tramaban cosas asquerosas como tráfico de espionaje, sabotajes, calumnias y otros “golpes”, otras energías se desplegaban en el país:
La campaña de Peñalosa armando ciclopaseos y llamando a modernizar las ciudades, la campaña del voto en blanco con su pedagogía electoral, tratando de desmontar el mito de que los votos en blanco se le suman al candidato con votación mayoritaria… y la campaña de Clara y AÍda, con sus cuentas claras y llena de trabajo voluntario. A contracorriente, desmarcándose de la tradicional izquierda tan ideologizada.
En Cali, el viernes 16, hubo un acto que no tiene que ver con asesores de marketing político, ni hackers, ni oficinas de abogados, ni encuestas, ni insultos, ni amenazas, ni delitos. En el Teatro La Máscara, teatro con más de 40 años de trayectoria popular y feminista, se trenzaban canciones, reflexiones y teatro en un encuentro político y cultural en apoyo a la candidatura presidencial de Clara López y Aída Abella.
Porque es la hora de mujeres de avanzada, con conciencia social y de género gobernando el país y el continente,
Porque Aída y Clara son las únicas apasionadas por sus propuestas y no por despedazar a sus contrincantes.
Porque tienen un programa de gobierno que corrige en parte los desmanes de un modelo de acumulación de desigualdades, perversiones y dolores.
Porque Santos no es la única garantía de construcción de paz en el país,
Porque aún podemos hacer del ejercicio electoral un momento digno, para conectarnos con la vida de felicidad y justicia que nos merecemos…
Muchas y muchos, más de los que se cree, y a pesar del asco y el escepticismo que genera este sistema electoral, vamos a votar pro Clara y Aída. Yo voy a llevar Milanta, por si las moscas.
PD: Con profundo dolor el país mira aterrado la incineración de 33 niños y niñas en Fundación, Magdalena. Todo en ese vehículo y el sistema de tránsito falló, todo era ilegal y sin ningún respeto por las vidas que transportaba. ¿Y la Iglesia pentecostal que fue la que contrató el bus qué dirá? ¿Que el cielo necesitaba más angelitos? Que responda, como deben responder las autoridades locales y nacionales.