¡Buenaventura se nos muere

¡Buenaventura se nos muere

Lo normal sería que una ciudad puerto como esta fuera la Nueva York de Colombia, pero el desempleo, la pobreza, la violencia y otros líos no dejan de azotarla

Por: Ivan Coello Ángel
febrero 12, 2021
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¡Buenaventura se nos muere
Foto: Leonc27 - CC BY-SA 2.0

Tres artículos de mi autoría sobre Buenaventura publicados entre 2005 y 2006 parecieran escritos ahora en febrero de 2021. Quiero que los lean detenidamente.

La situación de ostracismo del gobierno de Uribe contra Buenaventura para matarla y así propiciar la construcción del puerto de Tribugá para favorecer a grupos empresariales uribistas y a Medellín es la misma ahora con el uribista presidente Duque. Pareciera que el racismo de los tiempos de la esclavitud lo hubiera prolongado el régimen uribista en contra de Buenaventura.

Entre el 2005 y el 2006 describía yo en mi columna de Diario Occidente cómo el gobierno de Uribe con su indiferencia estaba dejando morir al principal puerto marítimo comercial de Colombia, Buenaventura, para que se pueda invertir en Tribugá; matando así a Buenaventura, que tanto ha aportado al desarrollo de Colombia, llegando a ser el segundo contribuyente de impuestos por comercio, y de ñapa, otro pájaro de un tiro, matar al pulmón del Pacífico, que es Tribugá, para crear un puerto que solo beneficiaría a los intereses particulares económicos de los amigos de Uribe. Por aquella época, fui el asesor de prensa del Comité Intergremial del Valle y de Acodal (Valle), gremio ambiental y sanitario. Esto me sirvió para tener información muy importante en mis manos, que plasmé en mi columna de aquella época.

Lo normal sería que una ciudad puerto como Buenaventura fuera la Nueva York de Colombia, pero entre 2005 y 2006, ya era el punto más alto de desempleo, pobreza, violencia y uno de los más vulnerables a nivel nacional en desnutrición y carencia de agua potable (ver cifra de desnutrición en mi segundo artículo abajo). Vale la pena aclarar que 11 años después, es el gobierno de Santos el que inaugura tramos de la doble calzada que no quiso adelantar Uribe. En el 2006, empresarios vallecaucanos dejaron de traer materias primas desde Buenaventura, porque les resultaba más fácil y rápido traerlas desde el Caribe, por las trabas del gobierno y la mala carretera de ese entonces a Buenaventura, que era de una sola calzada.

Antes de resucitar mis tres artículos de hace quince años, les cuento que fui quien propuso la autonomía total de Buenaventura frente al gobierno que se roba la plata de los porteños para alimentar su burocracia y el desarrollo del resto del país, dejándola a la ciudad a merced de la miseria y el subdesarrollo. Esta autonomía, muy característica de los distritos y de las federaciones, le daría un impulso a Buenaventura para por fin lograr el desarrollo que el Estado colombiano se negaba a darle. Pero, esto no se dio. Viví en Ecuador un caso exitoso de cómo una ciudad puerto fracasada que asumía con autonomía su economía y desarrollo, por fin, en menos de ocho años, lograba convertir a una paupérrima urbe subyugada por 30 años en toda una metrópoli ejemplar para el mundo. Es la ciudad de Guayaquil, que tomaba de manera autonómica las riendas de su destino. Para esa época, yo era asesor de prensa de la Bolsa de Valores de Guayaquil y escribí un libro para el municipio en el que promovía el citymarketing de la ciudad, como parte del proceso de reconstrucción de una urbe destruida por los malos gobiernos, que iniciaba el entonces alcalde, León Febres Cordero. La autonomía asumida por la ciudad le hizo tocar las estrellas a sus ciudadanos.

Estos son mis tres artículos sobre Buenaventura, escritos en Diario Occidente entre 2005 y 2006:

1. Interés particular (mayo de 2006)

Por Iván Coello. Diario Occidente

Quitarle algo injustamente a alguien o a algún conglomerado para dárselo a otros, sería un acto de corrupción, sobre todo cuando se trata de beneficiar a un sector que no ha trabajado en lo que la parte perjudicada sí se ha esforzado. Los estados totalitarios se caracterizan por forzar las situaciones. Hay muchas formas de quitarle a la gente lo que ha trabajado por años. Una de éstas es omitir para dejar morir. Un ejemplo claro es todo lo que ha venido ocurriendo con Buenaventura en los últimos años de la Era Uribe.

Se ve que el presidente tiene un interés particular en beneficiar a los empresarios de su región, pero también en lograr que su terruño, y posiblemente sus negocios, sean los principales beneficiados del abandono de Buenaventura y sus carreteras. La construcción del puerto de Tribugá, en el Chocó, para beneficiar el comercio exterior de Antioquia y el abandono de Buenaventura, representaría un acto de corrupción sin precedentes, porque significaría quitarle presupuesto a unos que han trabajado duro, para darles a otros, que siendo muy cercanos al presidente, y sin haberla sudado, serían los verdaderos beneficiados.

“Dejemos morir al puerto de Buenaventura”, sería la frase que circula en la mente de quienes quieren ver pronto otro puerto en el Pacífico colombiano, cuyo presupuesto para ser construido le mermaría al Estado mucho dinero necesario para obras de interés social. Le doy la razón a Jorge Ariel Palacio cuando reclama en su columna por el abandono de las carreteras de Buenaventura, y concluye como contrasta este abandono con el interés del gobierno de darle total prioridad a construir las mejores carreteras y un mejor puerto como enlace entre Tribugá y Antioquia. Resulta paradójico que uno de los mayores contribuyentes de impuestos, que además genera el 60% del comercio exterior de Colombia, como lo es Buenaventura, no tenga una carretera de doble calzada para todo lo que se mueve por ahí. Resulta paradójico que no se haya trabajado desde el inicio del gobierno esta alternativa de doble calzada y afirmación de los terrenos, mientras se proyecta otro puerto para beneficiar a un sector empresarial cercano a la presidencia. La omisión para beneficiar a unos perjudicando a otros es un acto de corrupción.

Presidente, así como usted se salvó de protagonizar un acto de corrupción cuando casi cede Telecom en exclusiva a Telmex, todavía usted puede hacer mucho por mejorar y salvar a Buenaventura. Omitirle a Buenaventura recursos para dárselos a otros sería un brutal acto de corrupción. No nos imponga Trubugá; póngale todo su esfuerzo a Buenaventura. Estamos a tiempo.

***

2. Balance 2005 (diciembre de 2005)

Por Iván Coello. Diario Occidente

El balance económico del 2005 ha tenido más aspectos negativos que positivos. Éstos son mis comentarios al respecto. Empecemos por un TLC que apresuradamente busca aprobar el presidente Uribe, sin tomar en cuenta lo que opine el resto de los colombianos.

Aunque sé que el presidente por fin estuvo en Buenaventura la semana pasada, me imagino que por campaña política, en el 2005 contrastó su esfuerzo presidencial para aprobar el TLC “rapidito”, como él lo dice, con su débil acción socioeconómica respecto a los municipios del Pacífico.

Para la mayoría de quienes somos parte de esta nación no existe la palabra “rapidito” por parte del presidente, de quien exigimos mayor presencia. Insisto en que uno de los mayores generadores de riqueza para el Estado es el puerto de Buenaventura. A pesar de aquello, la ciudad que más movimiento comercial internacional genera para Colombia tiene uno de los niveles más altos de desnutrición del mundo. En Buenaventura, ocho de cada diez niños presentan altos grados de desnutrición, según recientes estadísticas. Para resolver el problema de desnutrición de una de las ciudades que más divisas genera al Estado, el gobierno no actuaba “rapidito”, y sólo con la reelección se puso las pilas. ¿Será, que no actuaba por problemas de racismo? Cada día me acerco más a la hipótesis de que el presidente Uribe se parece mucho al presidente Bush, respecto a su lenta actuación para proteger a nuestra etnia negra (me acordé de Nueva Orleans).

Las oportunidades de progreso para nuestros hermanos de Buenaventura, cada día se alejan más. Perdimos una oportunidad de oro para el puerto al no desarrollarse allá la Zona Económica Especial. Se hubieran generado muchos empleos. El gobierno dejó morir “rapidito” esta gran oportunidad.

***

3. Buenaventura se nos muere (septiembre de 2006)

Por Iván Coello. Diario Occidente

Hace ya varios días, que hablando con expertos me alarmé con lo que está ocurriéndole a Buenaventura. Y es que no me explico como siendo Buenaventura el principal puerto de Colombia, la carretera hacia allá se construyó en un punto de alta vulnerabilidad geológica que siempre va estar en peligro de derrumbe, tanto así, que hasta la margen del río Dagua, por donde pasa esta vía, se mantiene en constante cambio.

Para ser más específicos, la carretera hace parte de un lado de un cañón en forma de V. El un lado de la V tiene a la carretera de una calzada (inaudito camino para un puerto que es el principal de un país) y el otro lado de la V es sólido y firme, y fue de este lado que se construyeron los rieles del tren; rieles que ni siquiera se aprovecharon para evacuar toda la carga represada por los últimos derrumbes. De haber existido un sistema de ferrocarril eficiente, el problema del derrumbe sobre la carretera no hubiera parado al puerto.

Ahora el gobierno promete una doble calzada, posiblemente en el mismo sitio de las fallas geológicas, cuando está el otro lado de la V que es firme. El dinero destinado a esto es simplemente un parche por lo poquito que es. No hay una campaña para trasformar este problema en una solución y en una oportunidad de trabajo para miles de obreros que podrían ser parte de un posible gran proyecto de vías.

Falta empuje y entusiasmo por parte de la sociedad para asumir radicalmente la supervivencia de Buenaventura. Por eso, yo propongo autonomía total en la economía vallecaucana para salvar a Buenaventura. Esto hay que hacerlo ya, porque por lo que veo, habrá más esfuerzos del gobierno para construir el puerto de Tribugá que en evitar la muerte de Buenaventura.

Buenaventura se nos muere. La falta de acciones inmediatas por parte del Estado en hacer de la carretera a Buenaventura un punto confiable sobre el que se pueda transitar sin pérdida de tiempo y sin riesgo de vida, ha hecho que los empresarios, importadores y exportadores, desvíen sus cargas al Caribe colombiano. Ya no confían en Buenaventura, porque se pierde mucho dinero con los represamientos y las demoras a causa de los derrumbes. Y lo que ocurre es que sólo discutimos las soluciones cuando hay que actuar ya y sin discusión porque este paciente se nos muere si no lo atendemos rápido.

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