Gótica es una ciudad violenta, corrupta, decadente, caótica y, condenada a la destrucción. Batman, un multimillonario y justiciero enmascarado, con la ayuda de unos pocos buenos funcionarios públicos y de policía, lucha para revertir la crisis social.
En Colombia, para reafirmar que la realidad supera a la ficción y que Gótica tendría un problema fácil de resolver, está Buenaventura: urbe sitiada por los grupos armados ilegales, el crimen organizado, la corrupción y la violencia.
¿Exageración? Las mismas características surrealistas del comic, apoyadas por cifras de diversas entidades y organismos gubernamentales y no, nos daría a una Gótica tropical, habitada en su mayoría por afrodescendientes, pero con una problemática tan aguda, que ni los creadores y guionista de Batman imaginaron.
En 2013 se registraron en Buenaventura 187 homicidios, 55 casos más que en 2012, un aumento del 42%, o sea que por cada 100 mil bonaverenses, asesinan en promedio a 36. Durante 2014, han ‘eliminado’ a más de 65 personas.
Buenaventura, con 400 mil habitantes, es el principal Distrito Industrial, Portuario, Biodiverso y Ecoturístico sobre el pacífico colombiano; de sus muelles se mueve un volumen de carga de casi el 50% de las exportaciones y, el 33% de las importaciones del país.
Pese a su ubicación estratégica, gran potencial y que en la modernización del puerto invirtieron más de $450 millones de dólares, la ciudad carece de una adecuada infraestructura urbanística y, el servicio de acueducto, energía, alcantarillado y recolección de basuras es deficiente.
Además, en ese bello puerto donde siempre se respira la briza pura, como dice la canción, sus habitantes no gozan de una óptima asistencia en servicios de salud, el desempleo supera el 60% y la pobreza alcanza la asombrosa cifra de 80%.
En los barrios de baja mar (habitados principalmente por afrodescendientes que, huyéndole a la barbarie, invadieron eso sitios que se inundan con la marea y allí construyeron sus casas en palafitos), es donde las bandas criminales, herederos de los paramilitares, hacen mayor presencia y es donde se presentan los hechos de violencia más sangrientos, como el desmembramiento de personas.
Y ni los 1600 policías y 900 hombres de la Armada Nacional destacados en Buenaventura han podido garantizar la seguridad, en lo que va corrido de 2014, se han registrado 14 casos de descuartizamientos de personas en las conocidas ‘casas de pique’.
Pero hay más. La Personería de Buenaventura evidenció que en 2012 se denunciaron 70 desapariciones forzadas, 148 en 2011 y, en lo últimos 12 años han desaparecido a 600 personas.
Según datos del ‘Informe desplazamiento 2013’, de la Consultoría para los Derechos Humanos y el Desplazamiento (Codhes) unas 203 mil personas fueron desplazadas del puerto.
Como en Gótica, la corrupción en Buenaventura también hace de las suyas. Bartolo Valencia, alcalde municipal, es tildado de presuntamente pertenecer al organigrama criminal de las bandas que controlan el puerto y de apropiarse de parte de los $32 mil millones del presupuesto del Hospital Luis Ablanque de La Plata.
Stanlin Ortiz, el concejal bonaverense que evidenció estos casos de corrupción, fue asesinado en Cali la noche del 28 de enero de 2013 y Valencia fue vinculado al caso.
“En Buenaventura hay una estrategia de tolerancia a las organizaciones criminales que pasa por niveles institucionales”, dijo en entrevista para un medio regional, Darío de Jesús Monsalve, obispo de la Arquidiócesis de Cali.
Es tan dramática la situación que en marzo pasado la ONG Human Rights Watch, HRW, denunció en el informe ‘Crisis en Buenaventura. Desapariciones, desmembramientos y desplazamiento de 2014’, la desprotección en que la tiene el Estado colombiano.
“La situación en Buenaventura es una de las más alarmantes que hemos observado en muchos años de trabajo en Colombia y la región”, dijo José Miguel Vivanco, director para Las Américas de HRW.
Y no importa el poder benéfico de la marimba de chonta, del folclor, la belleza y riqueza naturales, la visita de la ballena jorobada o yubartas, ni de las ricas cocadas que preparan esa negras bellas, ni de las danzas, nada de eso importa ante el poder del narco y su sentencia de muerte.
Nada importa en Buenaventura, donde de la única manera que el Estado hace presencia efectiva es a través del absurdo de La Violencia (con mayúscula): ese patrimonio cultural inmaterial que nos arrastra en su vorágine de guerra fratricida y que se ha ensañado con ese puerto, olvidado de la mano de Dios y donde, ahora que lo pienso bien, ni Batman podría hacer algo.
@adolfoflorezg
Para consultar más acerca de la problemática de Buenaventura en
‘Colombia: crisis en Buenaventura’ HRW) http://bit.ly/1w3JfBc
‘Buenaventura, Cartagena, Santa Marta y Barranquilla, los puertos claves del comercio exterior colombiano’ http://bit.ly/1xVwzPA
Ortiz, el mártir de Buenaventura http://bit.ly/1qM2kZ4
¿Qué debe hacer Buenaventura para salir del atraso y la pobreza? http://bit.ly/1mBi7rS
Involucran al Alcalde de Buenaventura en asesinato de concejal Stalin Ortiz http://bit.ly/1mLyfbT
Paramilitares y Estado, responsables de desgracias en Buenaventura http://bit.ly/1jft837
