Buenas buenas, otra vez
Opinión

Buenas buenas, otra vez

Doce puntos y, un año más…

Por:
enero 15, 2015
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Nuevamente saludamos como se hace en nuestra tierra y, con ello, se desea prosperidad, muchos éxitos. Repasando lo que veíamos el año anterior por estas fechas: los deseos, el buen ánimo, el positivo propósito se han de resaltar; los parabienes nacionales fueron en descenso y ascenso, en ciclos, como dicen, realmente alucinantes;  la institucionalidad cobró fuerza en una contienda —combate— electoral, en donde lo que se encontraba en juego era, ni más ni menos que el modelo de Estado, la Constitución, el pluralismo; en fin, la democracia siguió su rumbo. Sin duda, el itinerario fue, en palabras sencillas, preocupante.

Y repasé, de lo dicho hace un año, que existieron —en esta oportunidad también—, por fortuna, menos accidentes producidos por la pólvora; y, que el alcohol no reinó en mucho, por lo menos en el índice de accidentalidad vehicular. Primer buen punto, de los doce, arriba ofrecidos.

Ahora nos topamos con los lamentables hechos ocurridos en Paris: horror. Despierta el año quince con semejante noticia. Los fundamentalismos se están apropiando de la actividad toda. El fanatismo recreado por los dueños del horror hace presencia, atentan contra la población civil y, se apoderan, por miedo, de la sociedad. No puede ser. En suma: las creencias religiosas no pueden justificar la violencia; el credo pertenece al fuero interno de la persona, de imposible imposición; antes que permitir la degradación, debería ser la vía al trascender. Así, nuestro segundo punto, como se registra, salió mal; tensión, reacción mundial.

Tercero: decisiones se esperan sobre el paro judicial, ojalá en rápida solución —al parecer el problema está latente—; una democracia sin justicia operante y acceso a ella, es de imposible observación; prudencia, tolerancia y ponderación se requieren.

Cuarto: se insinúa una especie de relanzamiento de los diálogos o conversaciones de la Habana; los ejes: tierras, víctimas y participación; se vislumbra la consolidación o, apertura al posconflicto, por sus conclusiones, en instrumentos viables —entre otros, normativos—. Quinto: como ya se dio el pulso por el poder, corresponde ahora sobrepasar el muro de la exhibición, para concretar la gestión, pero en bien común, que permita atemperar el ánimo y alcanzar el derecho a la paz.

Sexto: el quince, año de definiciones también para lo que podríamos llamar “remanente social”, es decir, lo que ha quedado inconcluso año tras año, que se plasma informativamente en   las marchas ciudadanas y redes sociales; no se puede desconocer el remanente del agro, el estudiantil, la población vulnerable; tensiones sociales que, deben ser aproximadas a la solución definitiva; obvio, implica tolerancia, con programas de Estado que superen el cuatrienio; miren ustedes: no puede existir posconflicto o tranquilidad social, cuando quedan remanentes, un caldo de cultivo que continuará captando adeptos, cada vez más polarizados. Séptimo: encontré que habíamos deseado que el anterior fuera el año señalado, como que era de ‘importancia para la paz’; en cierta forma se logró, se aplazó el guerrerismo, los agoreros del fracaso, qué pena, fracasaron; no obstante, requerimos de una paz sostenible, insistamos, respetuosa de las víctimas (en resalto, las mujeres y los niños); y alcanzada en el cumpliendo de los compromisos internacionales. ¿Será el quince el año de la paz? Ojalá. Buen deseo, aunque la sensación es más de debate que de firma culminante. En fin, veremos…

Octavo: se destaca el buen aire producido, por la descongelación de las relaciones Estados Unidos —su bloque— y Cuba, cuyo vaso comunicante sería la implementación económica de La Habana, por supuesto ampliando la frontera de la democracia que llegue a la frágil Venezuela.

Noveno: se inicia  la batalla por el poder local y regional; se aspira a ideas, no a maquinarias; libre, sin mafias, es decir, la apropiación del poder por la democracia. Décimo: y, que baje el costo de los combustibles; no es un deseo, sino una necesidad. Aunque el Gobierno se preguntará si, ¿no es mucho pedir?… La respuesta es sencilla: ¿no será mucho aplazar?

Y, como ordena la magia: dejo dos sin escribir para llenarlas cuando sea oportuno; no hacerlo, la magia se convertiría en adivinación, de lo cual, ni me atrevo a insinuar: hechicería tal vez…En fin: Buenas, Buenas, otra vez.

 

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