Magnífico me parece los que está sucediendo en el escenario mediático nacional para sensibilizar, primero: a los pastores cristianos evangélicos quienes ejercen un liderazgo sano y saludable en favor de la sociedad, que no se han enriquecido con la predica de la Palabra de Dios y han ayudado a cientos de familias a encontrarse con el Jesús amoroso, no discriminador, pero si transformador, que ha sacado a borrachos, drogadictos, adúlteros, homosexuales, maltratadores, corruptos, etc., y los ha convertido en personas de bien que le aportan al país desde diferentes escenarios.
Y segundo, al Estado, que ahora más que nunca debe revisar la Ley 133 de 1.994 por la cual se desarrolla el Derecho de Libertad Religiosa y de Cultos, reconocido en el artículo 19 de la Constitución Política, especialmente en el capítulo IV. De la autonomía de las Iglesias y confesiones religiosas. Artículo 13 que a la letra dice: “Las Iglesias y confesiones religiosas tendrán, en sus asuntos religiosos, plena autonomía y libertad y podrán establecer sus propias normas de organización, régimen interno y disposiciones para sus miembros”. Es aquí en donde se han amparado personajes como la señora María Luisa Piraquive viuda de Moreno, para presentarse como una organización cristiana sin ánimo de lucro, manipulando la conciencia con falsa profecía y hasta obligando a sus feligreses a diezmar incluso de los créditos que logran de las entidades bancarias, situación extrema de descaro expuesta en el programa de Pirry por RCN TV, la noche del domingo último.
Es hora de ponerle punto final a estas mal llamadas Iglesias que en los Estatutos de Constitución se presentan como autócratas, que en su Junta Directiva aparecen sólo miembros de una misma familia y como dueños y señores manejan a su antojo todos los recursos sin que la feligresía tenga la oportunidad de ejercer veeduría o participar directamente en su manejo y disposición. Éstas se han convertido en Carteles de la Religión, sin profundizar en que algunas otras van más allá, y son brazos de los carteles de organizaciones de traficantes de estupefacientes y les sirven para el lavado de activos.
La santa Biblia y sus enseñanzas Cristo céntricas del Nuevo Pacto establecido por Dios para con el Hombre, predican el amor a Dios por sobre todas las cosas y el amor al prójimo como complemento, y ello no implica manipular, enriquecerse, derrochar, discriminar, perseguir o satanizar. Sino predicar que Jesucristo salva al pecador que se arrepiente, confiesa y se aparta de sus andanzas, para permitir que Él more en su corazón y sea un ser humano nuevo.
Me animo a decirles a los pastores honestos que no utilizan la falsa profecía, ni el evangelio de la prosperidad, que se organicen, se preparen, y levanten su voz de protesta con hechos más que con palabras, para no permitir que se siga pisoteando el Evangelio Santo de Nuestro Señor Jesucristo.
En nuestra Iglesia Jesucristo la Única Esperanza, los hijos del máximo líder y fundador Álvaro Castro Cuéllar, no pertenecemos a la Junta Directiva; diezma el que ha entendido la bendición que es aportarle el diez por ciento del ciento por ciento que Dios nos da; cualquiera persona de la organización tiene derecho a saber en qué se invierten los recursos económicos; todos los miembros son propietarios de los bienes existentes; y democráticamente en las Asambleas participan en la toma de decisiones.
Por último, participamos activamente en Política, porque entendemos la responsabilidad social que debemos ejercer sobre nuestros hermanos para sugerirles de manera respetuosa por quién votar: alguien que se identifique con nosotros en la defensa de la paz; de la vida; de la familia y del sector agropecuario, el más importante renglón de la economía nacional.
