El próximo 9 de octubre la Asociación Colombiana para el Avance de la Ciencia, AvanCiencia (antes ACAC), cumplirá sus primeros 50 años. Para festejar esa fecha se han buscado los archivos de su creación para recordar los diálogos y los acuerdos que permitieron su fundación.
En esa tarea, se encontraron piezas históricas valiosas que dan cuenta de la visión de diplomacia científica con que el director de la asociación de ese entonces, el ortodoncista Carlos Pérez Martínez informó a la comunidad internacional sobre la creación de la asociación. En efecto, en tal archivo reposan las respuestas de entidades como la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia (AAAS), entidad que publica periódicamente la revista Science, que no solo felicita por la creación de la nueva entidad sino que envía el listado de sus miembros que residen en Colombia para generar un contacto directo con ellos. También se recibieron cartas de la Embajada de Colombia en España en donde se unen al entusiasmo y se comprometen a apoyar programas tecnológicos de promoción de la pesca en Colombia formulados por la naciente asociación.
No menos relevantes fueron las comunicaciones recibidas desde empresas privadas como Maryland Plastics Inc, que desde la ciudad de Nueva York pedían claridad sobre la forma de apoyar a la revista de la asociación llamada en ese momento Acta Científica; desde museos como el Royal Ontario Museum de Canadá, que solicitaban indicaciones para volverse miembros; desde institutos científicos como el Smithsonian Institution de Washington, que aceptaban colaborar con charlas de diferentes expertos; o desde instituciones de salud como la Organización Mundial de la Salud, que ofrecían colaboración en temas de salud.
Sin embargo, la pieza histórica que más me conmovió fue una enviada por el médico argentino Bernardo A. Houssay, quien en 1947 obtuvo el primer premio Nobel hispanoamericano. En la carta enviada a la naciente Asociación Colombiana para el Avance de la Ciencia, ese médico ilustre escribió: “El desarrollo científico es condición de libertad; sin él se cae en el colonialismo político, económico y cultural; además se vive en la pobreza, ignorancia, enfermedad y atraso”.
Es muy posible que esas sabias palabras de Houssay y de las demás personas que desde el exterior fueron testigos del nacimiento de la asociación hubieran sido determinantes para que hoy, casi 50 años después, Colombia siga contando con esa importante institución que, desde la sociedad civil, fomenta la ciencia, la tecnología y la innovación; lo cual no es evidente en un país en el que la clase política ha sido muy apática a comprometerse en la promoción de la ciencia como factor determinante para el desarrollo.