Desde 2007 la cantante ha estado en una eterna lucha legal por recuperar la custodia de sus hijos y la autonomía de sus finanzas. Recientemente el abogado Sam Ingham, ha declarado que la incapacidad de la cantante para firmar una declaración jurídica no le permitiría apelar estas demandas. Este hecho saca de nuevo a la luz la polémica situación de su salud mental.
Parece ser que la pérdida de la custodia de sus hijos fue el detonante de una crisis más grande que venía sufriendo la estrella del pop, frente a esto los medios no han perdido la oportunidad de hacer noticia de cada una de sus crisis sin la más mínima reserva ética: gracias a ellos hemos podido seguir paso a paso el deterioro psíquico de la princesa del pop.
“¿Por qué te cortaste el cabello así Britney?”, “Por tu culpa” responde Britney al paparazzi. Frame de Breking Point Documentary, 2019
Sin redes sociales o plataformas de difusión masiva la estrella pop se comió al mundo desde los 2000’s. Fue la radio y la prensa estadounidense la que la llevó a la fama, pero al mismo tiempo invadió su vida hasta el punto en que le era imposible salir de su casa sin una oleada de cámaras encima. Según Madona la gestión mediática que tuvo Britney fue comparable a la que tuvo la princesa Diana de Gales con la prensa antes de su fallecimiento.
Hoy es evidente que los medios y la información masiva migraron a las redes sociales. En este caso, las cuentas oficiales de las celebridades son la ventana en tiempo real de cada movimiento que hacen o dejan de hacer, y así mismo son el escenario de debate donde se hacen públicas las críticas más voraces. El caso de Britney no ha sido distinto y sus publicaciones han llamado la atención tanto de los fans como de los de haters por subir series de fotografías con la misma ropa y videos hablando sobre su vida diaria.
La mayoría de los fans del movimiento #FreeBritney y seguidores de su cuenta especulan que estos videos son manipulados por su manager y que en realidad no se encuentra bien.
Para nadie es un secreto que la salud mental de la cantante ha estado en boca de todos desde 2007. Año en que la estrella del pop se convirtió en el “money-maker” de los paparazzi: Después separarse de su esposo Kevin Federline y ser acusada de consumo diario de sustancias psicoactvivas en su casa en Beverly Hills, pierde la custodia de sus hijos por primera vez y termina siendo internada en un centro psiquiátrico de Los Ángeles.
El punto más álgido de esta mala racha fue su famosa cabeza rapada y el ataque al carro de un periodista que la abordaba mientras intentaba ver a sus hijos en la casa de Federline. De ahí en adelante su carrera se catapulto bajo el lente de los medios y desde el 2016 su último intento de regresar al mundo en los MTV Akwards cuando olvido cantar y dejo al descubierto el playback.
Desde entonces el archivo de imágenes con las que han mercantilizado los medios a este ícono del pop ha hecho de su vida un circo de rumores y excesos. Ese mismo año y hasta el día de hoy su inolvidable cabeza rapada se volvió el meme perfecto tanto para las redes como para estrellas del pop que siguen haciendo referencia burlona a la cabeza rapada, como lo hizo recientemente Candelaria Tinelli.
Hasta el momento Julia Zapata editora de la BBC Mundo en 2008 ha sido de las pocas directoras de medios que se ha pronunciado frente al abuso mediático de la imagen de mujeres famosas y sus problemas psicológicos, referenciando casos como el de Amy Winehouse y Lindsay Lohan: “siempre jóvenes, siempre enfermas, aparentemente justificadas por la fama que ellas mismas –y en algunos casos sus padres- han perseguido. Pero a mí como editora la documentación y venta del deterioro psíquico de estas jóvenes como entretenimiento me causa un problema”.
Zapata compara el consumo de estas imágenes con lo que hacían manicomios como el de Bedlam de Londres donde los pacientes eran fuente de diversión para un público que pagaba por entrar a verlos. Los medios son sus públicos y han devorado a la princesita del pop, tanto como nosotros.