Breves reflexiones sobre la corrupción en Colombia

Breves reflexiones sobre la corrupción en Colombia

“Cuando la corrupción es grande, las más pequeñas coimas son favores, y cuando estás crecen, la corrupción crece también”

Por: Martin Eduardo Botero
agosto 11, 2017
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Breves reflexiones sobre la corrupción en Colombia

“Durante demasiado tiempo el mundo ha mirado hacia otro lado, mientras que las élites corruptas saqueaban a sus países de cientos de millones o quizá de miles de millones de dólares, creando caos económico y privando a los ciudadanos de educación, servicios de salud, infraestructura básica y servicios públicos funcionales. Incluso cuando se restablece o se logra un buen gobierno, los funcionarios pueden pasar años o inclusive décadas tratando de recuperar los fondos que a menudo son críticamente necesarios para reparar el daño social y económico causado por sus corruptos predecesores” — Antonio María Costa, Executive Director - United Nations Office on Drugs and Crime

La corrupción interrumpe la maximización de la economía, el impulso al progreso y el desarrollo económico, y profundiza la desigualdad o el conflicto social y la miseria sobre la mayoría de los pueblos. La corrupción en todas sus formas, incluido el enriquecimiento ilícito, plantea un grave desafío a la estabilidad y la seguridad de los Estados, socava las instituciones, los valores éticos y la justicia y pone en peligro el desarrollo sostenible y el estado de derecho. La corrupción es un monstruo nutrido por una clase política incapaz e ineficiente, que solo gracias a ella, puede ascender a posiciones relevantes, tanto fuera como dentro del gobierno, y ello en detrimento de los intereses y derechos de los ciudadanos, también de un gran número de gente inteligente, honesta y bienintencionada.

Para medir y valorar la efectiva peligrosidad de este monstruo es necesario conocerlo y entenderlo en profundidad. En cualquier sociedad hay parásitas porque junto a los honestos también hay sujetos listos, pero una sociedad de tan solo parásitas no puede sobrevivir a largo porque los vicios que se convierten en virtudes públicas son dañinos y cuando el fenómeno se vuelve más masivo e invasivo todos pueden ser comprados y la corrupción se difunde come un virus. En este caso el fenómeno ya no es fisiológico, pero patológico. Si pensáis por lo tanto que el problema de la actual decadencia se solucione tan solo con la lucha a la corrupción, justa y sacrosanta pero no primaria, solo hacéis el juego de quien quiere desviaros de los verdaderos problemas - hace falta tener salda la conciencia de que ninguna acción de contraste puede asegurar resultados consistentes en el tiempo, sino se acompaña de una fuerte recuperación de aquellos valores éticos que solo el ejemplo y la educación en la escuela y en la familia pueden determinar, solicitando la colaboración no solo de otras instituciones, pero también de la entera sociedad civil"- porque hay mucha gente que se friega las manos y os anima cuando gritáis "Estado Ladrón" “Basta Corrupción”.   La difusión de la corrupción, de la que se tiene confirmación cada día, favorece la emersión de una clase dirigente de corruptos, lo que produce efectos emuladores tan vastos que determinan una irremediable polución de las relaciones entre el sector público y sector privado.

Deuda pública y corrupción

Colombia es el cuarto país del mundo con los impuestos más elevados. En el ránking global de la ONG Transparencia Internacional Colombia obtuvo una puntuación de 37 puntos, lo que la ubica en la posición 90° de 176 países. La puntuación media del IPC para las Américas ha sido de 44 sobre 100. Cualquier índice por debajo de 50, indica que los gobiernos están fallando a la hora de hacer frente al fraude y a la corrupción.

Es una lástima que el pueblo colombiano se encuentre dividido (falta de cohesión social) entre Alfa o Beta o entre Gama o Diesel o entre Azul y Rojo, mientras la deuda hoy que tiene (y está acumulando cada día) todo colombiano residente con las entidades financieras internacionales, incluidos los recién nacidos y mayores de 65 años, y que en buena parte se debe a la corrupción política, es aproximadamente de US$ 2500 dólares. En efecto. Los datos proporcionados por Banco Mundial señalan que la deuda pública y privada de Colombia a principios de 2017 es de la increíble y alarmante cifra de 121.000 millones de dólares.

Y es que, en efecto, en tan solo 7 años (2010 – 2017) el Gobierno actual ha endeudado a todos los colombianos por la impresionante cifra de US$57.000 millones de dólares (Al Gobierno le faltan doce meses). En los 8 años anteriores (2002 - 2010) la deuda que dejo el gobierno fue de US$31.000 millones de dólares. En los doce años anteriores (1990 -2002) las deudas de los tres gobiernos fueron de US$15.000 millones de dólares. ¡Una cosa importante ha mejorado la vida de la población, seguramente no! Cuánto dinero se ha ido en corrupción, a ciencia cierta una parte importante. El problema es que esa deuda la tendrán que pagar hoy todos los colombianos residentes con muchos impuestos y pocos servicios y las futuras generaciones a lo largo de su vida con su trabajo, más impuestos y menos servicios.

El elevado nivel de corrupción de Colombia en los últimos años ha influido en el crecimiento del PIB y por consiguiente ha empeorado la situación de la hacienda pública. El debate sobre los factores que han determinado la ingente deuda pública colombiana y la elevada relación deuda/PIB habría que buscarlos sobre el papel de la corrupción en el país. La corrupción influye en las principales variables que determinan el nivel de la deuda: de un lado, tiende a hacer crecer los niveles de gasto público a causa del mayor coste de los servicios y bienes adquiridos; del otro, disminuye la tasa de crecimiento del PIB y por consiguiente reduce la renta fiscal. En particular, la corrupción: a). Actúa como un impuesto y reduce el nivel de las inversiones; b). Recompensa y desarrolla las competencias de los agentes para conseguir recursos de las administraciones públicas en lugar de premiar la labor de sus mejores empresarios; c) Modifica la composición del gasto público, ya que los políticos corruptos prefieren invertir más en grandes proyectos (sobre los cuales es más fácil sacar sobornos) que en pequeños proyectos: se hacen los grandes diques pero no los sistemas de canalización que llevan agua a los campos; d) Acentúa la tendencia a aumentar los controles ex ante y por lo tanto a aumentar la complejidad de los procedimientos de gasto y el número de pasos de una deliberación entre los varios organismos administrativos. En tal modo, se reducen los tiempos del gasto y se aumenta el número de burócratas sobre el que los interesados tienen que intervenir con medios lícitos e ilícitos para hacer aprobar una medida. Si se tiene en cuenta que Colombia desde el año 2000 presenta un alto y creciente nivel de corrupción, está claro como el fenómeno pueda haber influido de modo significativo en el nivel de la deuda pública.

Corrupción y órganos más expuestos

"La búsqueda de la impunidad en los delitos de corrupción constituye un auténtico pilar de nuestra civilización, que no se puede desvirtuar o trivializar por muy importante que se considere el sujeto perseguido".

Si trazamos una clasifica, en orden cronológico, de los órganos constitucionales colombianos que, por sus enormes poderes, atribuciones y facilidades en la administración y repartición del dinero público, podrían tener la primacía de la eventual manifestación y alimentación del monstruo de la corrupción, podríamos situar: 1. La Presidencia de la Republica; 2. El Congreso de Diputados; 3. El Poder Judicial; 4. El Sector Privado (grandes empresas e industriales que contratan con el Gobierno y sostienen a los medios de comunicación – otro veneno que alimenta el monstruo -). En este sector también están incluidos los Bancos, Sociedades financieras, los partidos políticos etc.; 5. Las regiones y municipios. Un parte importante, también serían los grupos criminales organizados nacionales e internacionales conexos con los cinco primeros. Las entidades dispuestas al control infortunadamente vienen nombradas por los tres primeros.

¿Qué tipo de corrupción podríamos afirmar existe en Colombia: gran corrupción o corrupción menor?

“Cuando la corrupción es grande, las más pequeñas coimas son favores, y cuando estás crecen, la corrupción crece también”.

Una clasificación muy conocida distingue a la gran corrupción (grand corruption) de la corrupción menor (petty corruption). “Gran corrupción" es una expresión utilizada para describir la corrupción que impregna los más altos niveles de gobierno, generando grandes abusos de poder: una amplia erosión del Estado de derecho, la inestabilidad económica y la desconfianza en el gobierno son las nefastas consecuencias. A veces se refiere a la "captura del Estado" de parte de los altos niveles de un sistema político, donde los intereses particulares e ilegales distorsionan la economía y los recursos públicos se usan para fines privados. Esta corrupción se encuentra comúnmente en países con gobiernos autoritarios o dictatoriales, pero también en aquellos que no cuentan con una adecuada vigilancia de la corrupción. Pequeña corrupción" (o corrupción menor), a veces se describe como "corrupción administrativa", que implica el intercambio de cantidades muy pequeñas de dinero, y la concesión de pequeños favores. Estas, sin embargo, pueden llevar a considerables pérdidas para el público, si no se trata de acciones aisladas caracterizadas por elementos corruptos dentro del servicio público. La diferencia esencial entre la gran corrupción (“captura del Estado") y la corrupción a pequeña escala (en el día a día de la corrupción administrativa) es que el primero implica la distorsión de las funciones centrales del gobierno por parte de funcionarios públicos de alto nivel.

Obligaciones que incumben al Gobierno (Estado) colombiano para prevenir y luchar contra la corrupción

Colombia debe desarrollar y mantener políticas anticorrupción, así como medidas efectivas para prevenir la corrupción. Estas medidas incluyen políticas preventivas modelo, como el establecimiento de órganos anticorrupción y una mayor transparencia en el financiamiento de las campañas electorales y partidos políticos.

Además, Colombia debe esforzarse por asegurar que sus servicios públicos estén sujetos a salvaguardias que promuevan la eficiencia, la transparencia y la contratación basadas en el mérito. Una vez reclutados los servidores públicos estos deben estar sujetos a códigos de conducta, requisitos para revelaciones financieras y de otro tipo, y medidas disciplinarias apropiadas. También debe promoverse la transparencia y la rendición de cuentas en materia de finanzas públicas y establecerse requisitos específicos para la prevención de la corrupción en las áreas particularmente críticas del sector público, como el poder judicial y la contratación pública. Aquellos que utilizan servicios públicos deben esperar un alto nivel de conducta de sus servidores públicos.

Prevenir la corrupción pública también requiere un esfuerzo de todos los miembros de la sociedad en general. Además, y de manera más general, Colombia debe desarrollar y promover la cooperación mundial, regional, subregional y bilateral entre las autoridades judiciales, las fuerzas del orden y las autoridades de reglamentación financiera a fin de combatir el blanqueo de dinero. Existe una amplia gama de estrategias y planes de acción contra la corrupción internacionales, instituciones especializadas en prevención de la corrupción, normas de prevención de conflictos de interés y éticas, códigos de conducta, requisitos formales para que los funcionarios públicos declaren sus activos, mejoras en la contratación de funcionarios, políticas y contratación pública, leyes sobre el acceso a la información, financiación de partidos políticos y otras destinadas a prevenir la corrupción.

Sin embargo, cabe aclarar que las medidas que aumenten la probabilidad de condena, la restitución de activos de corrupción y reduzcan claramente los beneficios para corruptos y corruptores ya existen y están en vigor. Colombia con LEY 970 DE 2005 (julio 13) aprobó la "Convención de las Naciones Unidas contra la Corrupción", adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 2003. Por ello, es inútil aprobar más leyes (que cuestan dinero) a sabiendas que los instrumentos legales habría tan solo que aprobarlos y aplicarlos con coherencia y sensibilidad. No es con la demagogia de aprobar más leyes que se combate y previene la corrupción.

 

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