Del brandy Domecq que creó el vizconde de Almocadén Don Pedro Domecq, en Jerez de la Frontera a finales del siglo XIX se puede decir que es un trago más español que el flamenco, la paella y las corridas de toros. No es así. El Brandy Domecq, el más tomado en Colombia y en otros tantos países, terminó produciéndose en el Valle del Cauca. Domecq y toda su línea de licores, que principalmente son vinos y brandys, es orgullo colombiano.
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Cuando el guatemalteco Rafael Picciotto empezó a ayudarle a su papá en una pequeña tienda en Bogotá, donde los productos importados, como los licores, los tabacos y las carnes maduradas y los enlatados estaban de moda entre familias pudientes en los años 50, no se imaginó nunca que abrirle la puerta a un vendedor que le ofreció poner un brandy español llamado Fundador en sus vitrinas sería el inició de un emporio colombiano en el que trabajó toda su vida y que le heredó a sus hijos cuando murió a mitad de 2017 en Miami.
Brandy Fundador, el papá del Domecq, que pusieron muy de moda los universitarios y poetas y escritores en tertulias intelectuales, se creó en España en los viñedos del Vizconde Pedro Domecq y González, en Jerez de la Frontera, por allá en 1880. El trago fundador llegó a América por Cuba, a donde el aristócrata español de raíces francesas se estableció por un par de años. Después de aburrirse la isla caribeña, el Vizconde, con la intensión de fortalecer la presencia de sus negocios se radicó en México, donde, aunque lo intentó, no pudo quitarle mucha fuerza al tequila. Un par de años después aterrizó en Colombia.
Cuando Don Pedro Domecq conoció en la fría Bogotá a Rafael Piccotto, el hijo del comerciante nacido en Guatemala, que le compraba varias cajas de brandy Fundador para su clientela bogotana, la conexión fue inmediata. Entre charlas y tertulias Pedro Domecq y Rafael Piccotto terminaron asociándose ya no para importar sus vinos y su brandy Fundador, sino para fabricarlos en Colombia con la tradición española.
Montaron la producción en Cali porque en aquel pedazo del Valle del Cauca entre el río Cali y las montañas de la cordillera central de los Andes se producía una uva nativa: la uva Isabella que se había cultivado naturalmente la gente de la región, como lo explican quienes llevan años en el oficio.
Con el cultivo identificado empezó el montaje de la planta. Durante los varios meses en que duró el traslado en barco de los alambiques y los viejos barriles de madera de cedro desde la madre patria, Don Pedro Domecq y Rafael Piccotto se pusieron en la tarea de crear la empresa, que sería una filial de la ya consolidada española Pedro Domecq.
También compraron un par viñedos, los más tradicionales viñedos San Antonio en Ginebra y Galilea en Cerrito, en el centro del Valle del Cauca, para alimentar del jugo de la uva la planta que establecieron en Cali en el barrio Salomia donde permanece desde hace 70 años. Empezó la producción en 1954 y se ha ido expandiendo hasta estar en capacidad de embotellar y etiquetar 250 botellas por minuto.
Para el negocio el vizconde Domecq puso y su experiencia y conocimientos y además prestó el dinero para empezar. Por su parte, el trabajo del guatemalteco nacionalizado o colombiano fue sacar adelante la compañía y pagarle a Don Pedro Domecq la inversión, quien también se quedó con una participación importante dentro la nueva empresa colombiana, la cual todavía conserva.
Las uvas vallecaucanas, que se fermentan por alrededor de 15 días en gigantes barriles de acero inoxidable, resultaron haciendo muy buenos vinos, los cuales, después de destilarlos en los nueve alambiques importados de España, y de reposar aquel alcohol resultante –que los expertos llaman holandas– en los 10 mil barriles de cedro francés, curados por el tiempo que impregnan el sabor característico del Domecq, con sus notas de vainilla, caramelo y almendra. Las pilas de barriles están en la bodega de almacenamiento en Cali, desde donde salen todos los brandys de la empresa que se consumen en el país.
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Hoy Pedro Domecq Colombia está en manos de la familia Picciotto. Daniel, hijo del fundador Rafael Picciotto, está al frente de la empresa cómo dueño y representante legal. La participación de Don Pedro Domecq estuvo por muchos años en manos de sus herederos, hasta que en 1994 le vendieron la totalidad de Domecq España a la multinacional inglesa Allied Lyons.
Con la millonaria negociación, que fue de USD 1.100 millones de dólares, los ingleses se hicieron socios de Domecq Colombia, sociedad que se mantuvo hasta 2005, cuando el grupo francés Pernod Ricard, la competencia mundial de la inglesa Diageo compró a Allied Lyons por 10.700 millones de Euros.
Por esa ruta mantienen la participación en la Casa Pedro Domecq, la empresa que manda en la elaboración de brandys en el país que compite en precio frente a los importados de alta gama y que ha desarrollado otros productos de consumo masivo como el vino Isabella, llamado así en honor a las uvas nativas del Valle del Cauca que en Colombia solo se utilizaban solo para la elaboración de dulces propios de la región y jugos frescos.
Fue la audacia de Don Pedro Domecq y Rafael Piccoto la que descubrió en esta pequeña fruta, de cascara gruesa cultivaba en pequeñas parcelas su vocación vinícola que hace 70 años permitió disfrutar de un brandy español hecho en Colombia.
