Desde el 2011 se ha estado trabajando en el Plan Parcial de la Fábrica de Bavaria. Sin embargo, no fue sino hasta el año pasado que la Secretaría Distrital de Planeación expidió el Decreto 364 en el que se proponen 12 hectáreas para espacio público, andenes, alamedas e importantes vías. Además, la construcción de colegios y unas 13.000 viviendas, de las cuales 3.000 serán Viviendas de Interés Social (VIS) y Viviendas de Interés Prioritario (VIP).
Hasta ahí, todo parece positivo. Un gran plan de desarrollo público y privado para el sector. Y lo sería, pues el 95% del predio está en manos de la empresa Bavaria S.A y el 100% está cercado para evitar que los vecinos entren en él. No obstante, hay un obstáculo gigante y es el bosque, que según los habitantes del sector supera los 9.000 árboles. No obstante, el distrito desestima esta afirmación diciendo que son aproximadamente 3.000.
Los habitantes de los barrios aledaños como Marsella, Aloha, Villa Alsacia, Pinos de Marsella y San José de Bavaria llevan casi 40 años conviviendo con este ecosistema, oyendo a la gran cantidad de pájaros que allí viven, oliendo los eucaliptos, cambiando la vista del paisaje gris de concreto por esa mezcla de tonalidades verdes. Para ellos, lo anterior es sinónimo de calidad de vida, pues Kennedy es una de las localidades con niveles más altos de contaminación y ese espacio representa un poco de aire puro.
A pesar de la lucha que ha unido a una gran cantidad de vecinos, la Secretaría de Ambiente de Bogotá ya ha realizado varias jornadas de tala desde julio del año pasado. La alta probabilidad de volcamiento y la supuesta enfermedad de algunos árboles han sido las razones que han argumentado la Secretaria de Hábitat y la Secretaría de Ambiente para cortar a estos gigantes cafés que hacen las veces de hogar para una variedad de 16 clases de aves, ardillas, entre otros.
El distrito ha justificado sus actos basados en que según el Plan de Ordenamiento Territorial (POT) el predio no está calificado como un corredor ambiental, ya que la razón verdadera de su existencia fue aislar el sonido que producía la planta de Bavaria, y por lo tanto sus días están contados.
Por el lado de los vecinos, la pintura ha sido una de las formas de protesta escogidas por habitantes del sector, quienes han plasmado en las paredes del predio imágenes alusivas a las especies que allí viven y que perderían su hogar con el Plan Parcial de Fábrica que, aunque asegura que mantendrá partes verdes, mutilará parte del bosque y sustituirá a la antigua vegetación por nueva. También se han llevado a cabo algunas marchas por las vías más importantes del sector y en muchas ventanas de Marsella y Aloha se pueden ver carteles con la consigna adoptada: ¡Bosque sí, cemento no!
Aunque las cosas parezcan muy claras y sea fácil tomar la posición que está de lado del ambiente, esa no es la única motivación que tienen los residentes para estar en contra del megaproyecto. Las Viviendas de Interés Social y de Interés Prioritario son una gran preocupación, pues infortunadamente la imagen que se tiene sobre las personas que acceden a estos beneficios es bastante negativa y algunas personas se oponen con mayor fuerza a este punto que a la desaparición de la naturaleza. Asimismo, sería una mentira decir que no se necesita una vía que una esta parte de la ciudad y descongestione la Av. Boyacá o que la oscuridad y soledad que propician el bosque no se ha convertido en un foco de inseguridad en horas de la noche.
El proyecto sigue y la comunidad no lo olvida, se seguirá manifestando, seguirá luchando por lo que considera su derecho, el pulmón ambiental de la localidad.