Las rejas están oxidadas. La basura se acumula en la entrada de sus ocho pisos. Adentro ya no queda nada en el penthouse de 1.600 metros cuadrados donde vivió por cortos periodos de tiempo el Capo. Los enchapes de oro de los baños, las mesas de billar con el que sus guardaespaldas, jóvenes sicarios de las comunas de Medellín, mataban el tedio de la tarde, la colección de 70 autos viejos, los cuatrimotos con los que Juan Pablo, el hijo del capo, desesperaba todas las tardes a los vecinos del sector, todo eso se lo han llevado 30 años después de que el Cartel de Cali decidiera poner un carro bomba con 80 kilos de dinamita frente al edificio Mónaco.
Treinta años después los vecinos de Santa María de los Ángeles habían soportado con estoicismo el estigma de compartir cuadra con Pablo Escobar. Es que todos los días llegaban a la estructura abandonada más de veinte vehículos, entre taxis y busetas, atestados de extranjeros que pagaban USD $ 750 para los narcotures saciando su morbosa curiosidad por saberlo todo sobre el capo. Hasta figuras de la música mundial como el rapero Whiz Khalifa, han ido hasta este sector del Poblado a tomarse fotos con el edificio Mónaco de fondo.
En su cruzada contra el legado de Pablo Escobar, el alcalde de Medellín tomó una decisión que generó polémica: demoler el edificio. Para demostrar que iba con firmeza el 4 de abril del 2018 los entonces Ministros de Defensa y Justicia, Luis Carlos Villegas y Enrique Gil Botero asistieron a la demolición de las primeros cuartos del Edificio. En diciembre la estructura caerá al suelo completamente.
La cruzada del Alcalde continuó. No sólo combatió a otros artistas como el reguetonero Farrucko y Victor Manuel quienes en una canción hacen mención a la cocaína de Medellín, o contra el reguetonero J Alvarez quien se presentó en público luciendo una camiseta de Pablo Escobar. Federico Gutiérrez quiere limpiar a Medellín del legado Pablo Escobar por eso a mediados del año pasado apoyó la iniciativa de los publicistas de la agencia Dieste con sede en Estados Unidos quienes hicieron una serie de cinco capítulos intentando mostrar que en Medellín el repudio a Escobar es una constante.
De las cientos de miles de víctimas que dejó la andanada terrorista de Escobar solo cinco han sido reconocidas y reparadas. Por eso organismos como el Museo de la Memoria han emprendido campañas para quitarle remoquetes al capo como el de "Robin Hood" o salvador de los pobres. La captura de John Jairo Velasquez Vásquez, quien se autopromocionaba como el sicario favorito de Escobar, fue parte de esa campaña. Cientos de turistas visitaban Medellín sólo para conocer a la prueba viva más representativa de lo que era el Patrón del Mal.
Pero el golpe más duro a la memoria de Escobar desde el anuncio de demolición del Edificio Mónaco lo propinó la policía en la noche del 19 de septiembre. Escondida debajo de una placa huella se encontraba La Casa Museo Escobar que tenía una particularidad: era atendida por Roberto Escobar, alias el 'Osito', hermano del capo y ex miembro del Cartel de Medellín quien se encuentra prácticamente ciego desde 1993 cuando, mientras estaba recluido en una celda de La Modelo, le estalló una carta bomba enviada por los PEPES.
El lugar quedaba vía a Las Palmas y desde hacía meses los vecinos se preguntaban por la afluencia de extranjeros que transitaban en la zona atraídos por lo que ofrecía el recorrido guiado por el mismo 'Osito'. Habían desde carteles en donde se ofrecía una recompensa de USD 10 millones por la captura del capo, carros clásicos abaleados que estaban en la Hacienda Nápoles, un poncho de Escobar, su colección de camisas y hasta una jet sky. El propio Roberto Escobar, al final de recorrido, contestaba las preguntas de los turistas. A estos tures no eran aceptados colombianos.
El lugar fue cerrado por incumplir el régimen nacional de Turismo, después de un operativo de control de la Alcaldía de Medellín, la Secretaría de Seguridad y Convivencia, articulado con el viceministro de Turismo. Además del cierre deberán pagar una multa de 37 millones de pesos por infracción urbanística en una construcción adelantada sin licencia. El Museo de Pablo Escobar dirigido por su hermano era uno de los lugares preferidos por los narcoturistas. El cerco contra el legado del capo lo cierra cada vez más el alcalde Gutiérrez. Para esto tiene un presupuesto de casi 40 mil millones de pesos destinados a pedagogía para desenmascarar a Escobar, un villano al que lo han hecho pasar como héroe.
