La carrera para suceder a la primera ministra británica, Liz Truss, ha arrancado con discreción. Ninguno de los potenciales candidatos ha dado por ahora un paso al frente, ni tampoco ha aclarado sus verdaderas intenciones el ex primer ministro Boris Johnson, al que algunos de sus compañeros piden ya abiertamente que vuelva.
Johnson anunció en julio su dimisión, asediado por una concatenación de polémicas y escándalos que terminaron de poner en duda su fiabilidad como líder. Abandonó el cargo en septiembre, pero una encuesta publicada esta semana por la firma YouGov lo mantenía como el favorito de los simpatizantes del Partido Conservador.
Este sondeo, que planteaba la hipótesis de la dimisión de Truss, situaba a Johnson con un nivel de apoyo del 32 por ciento, por delante del exministro de Finanzas Rishi Sunak (23 por ciento), el titular de Defensa, Ben Wallace (10 por ciento), y la líder 'tory' en la Cámara de los Comunes, Penny Mordaunt.
Johnson guarda silencio --está de vacaciones en el Caribe-- y, oficialmente, nunca se ha pronunciado sobre su posible retorno. La diputada Nadine Dorries, considerada una estrecha aliada del antiguo mandatario, ha asegurado que sí se está preparando para tratar de volver a la primera línea, según la BBC.
Otros legisladores, en cambio, dejan claro que no quieren ningún retorno sorpresa. "Tenemos que dejar atrás el psicodrama de Boris Johnson", ha reclamado en declaraciones a la radiotelevisión pública el también diputado Crispin Blunt, respaldo de Sunak.
El Partido Conservador se ha marcado como objetivo resolver la sucesión de Truss en una semana y el primer trámite para los aspirantes será el de obtener el aval de al menos cien diputados. El umbral es considerablemente más alto que el de 20 avales exigido para reemplazar a Johnson este mismo año y está llamado a establecer un primer filtro.
Entre quienes sí parecen gozar de un amplio respaldo en la Cámara de los Comunes está Sunak, segundo en las últimas primarias 'tories' y objeto constante de especulaciones. De hecho, fuentes citadas por 'The Times' advertían la semana pasada de un supuesto complot en la sombra para encumbrar a Sunak y a Mordaunt en una suerte de liderazgo doble y de consenso, en el que ambos se repartiesen la jefatura del Gobierno y del partido.
Al contrario que Sunak, Mordaunt, que también se presentó al último proceso de primarias, ha permanecido junto Truss en sus escuetas seis semanas de mandato. De hecho, se ha sentado junto a ella en la Cámara de los Comunes en momentos clave, como cuando la primera ministra se veía obligada a justificar los giros económicos ante el asedio de la oposición y de parte de su propia bancada.
Algunos diputados se han pronunciado también a favor de la entrada en liza del ministro de Defensa, que por ahora no ha desvelado intención alguna, y de Suella Braverman, que dimitió como responsable del Interior menos de 24 horas antes de que Truss anunciase ante Downing Street su salida.
Braverman atribuyó su dimisión a un error en la difusión de información oficial, pero en su comunicado de despedida dejó varios recados a Truss a cuenta de la necesidad de asumir sus errores. En Sky News, la exministra ha afirmado que se pronunciará "a su debido momento".