Marcos Ávila es boyacense pero a los 15 años se fue a Francia. Apenas llegó trabajó como camarero, en tiendas y hoy es fotógrafo y realizador audiovisual freelance. Por dentro es más artista, y sus obras han sido expuestas en ARCO, la feria más importante de arte de Madrid. Se tomó 2 meses de descanso para venir y terminar un proyecto fotográfico que está haciendo con una cámara análoga e iluminando con pólvora.
En el terreno, Marcos es comprometido. Se despierta con ellos antes de las 4:30 de la mañana, y todo el día se pasa entre grabaciones para su proyecto y los talleres que les da a sus tres pupilos que escogió la comandancia para que se instruyeran en fotografía y video. Decidió mezclarse con la guerrillerada, convertirse en una sombra, y lo logró. Tenía la ventaja de venir de afuera, viniendo de la Francia crítica, socialista y amante de izquierda.