La decisión de bombardear la capital siria la anunció Donald Trump cuando la operación militar a Damasco ya estaba en curso y había logrado el apoyo de la primera ministra de Gran Bretaña Teresa May, y del presidente francés Emanuel Macron. Con esta agresiva decisión bélica, las tres potencias occidentales buscan frenar al presidente sirio en sus escalados ataques con armas químicas que en la semana anterior mataron 42 personas inocentes en su propio país. Según los aliados se buscaron inutilmente caminos diplomáticos, incluso vía Vladimir Putin, gran aliado de Siria, cuya reacción es la que más se teme y quien ya dijo a través de su embajador en la ONU: "Esto no se va a quedar así"
El gobierno Sirio divulgó un video del presidente Al Assad desplazándose tranquilamente por uno de sus palacios en Damasco, en la misma ciudad donde se dieron los bombardeos:
La única declaración que ha dado el presidente sirio se conoció por la transcripción de una llamada telefónica a su homólogo iraní Hasan Rohani en la que afirmó: "Esta agresión sólo refuerza la determinación de Siria de seguir luchando y aplastando al terrorismo en cada rincón del país". Según el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos (OSDH), una ONG británica que tiene una amplia red de informadores en el terreno, los ataques golpearon centros de investigación científicos, varias bases militares y locales de la Guardia Republicana en la región de Damasco.