Recibido como un ídolo por unos, pero abucheado por otros. El expresidente de Brasil, Jair Bolsonaro, retornó a su país rodeado de cientos de simpatizantes vestidos de amarillo y verde que coreaban consignas a su favor.
"Estamos aquí para recibir a nuestro presidente. Su trabajo será arreglar este lío. El Gobierno de Lula simplemente está haciendo todo mal", afirmó Anderson Clayton, uno de sus seguidores, envuelto en una bandera de Brasil.
Sin embargo, en el aeropuerto internacional de Brasilia cientos más se congregaron para gritar lemas contra el exmandatario, que salió por una zona restringida. Posteriormente, donde sí se dio un baño de masas fue en la sede de su movimiento político, el Partido Liberal (PL
El regreso del líder de ultraderecha tiene lugar tres meses después de permanecer en Florida, Estados Unidos, a donde llegó justo dos días antes del traspaso de mando a Luiz Inácio ‘Lula’ Da Silva, el pasado 1 de enero, cuya victoria electoral no ha sido reconocida por Bolsonaro.
Refugiado en el extranjero, tras argumentar que requería un descanso, el exgobernante rompió con la tradición al negarse a entregar la banda presidencial a su sucesor, quien ganó las elecciones de octubre con el resultado más ajustado desde el regreso de Brasil a la democracia hace más de tres décadas.
Pocos días después de la instauración del nuevo Gobierno, el pasado 8 de enero, miles de ‘bolsonaristas’ asaltaron la plaza de los Tres Poderes de Brasilia, donde destrozaron los edificios que albergan el Congreso, el Pleno de la Corte Suprema Federal y la Sala de la oficina de la primera dama en el Palacio de Planalto.
Fue el peor ataque al corazón de la democracia brasileña, hecho que recordó al ataque contra el Capitolio de Estados Unidos, en enero de 2021, cuando los legisladores se disponían a ratificar la victoria del actual presidente, Joe Biden, y el lugar fue asaltado por miles de seguidores del ultraderechista Donald Trump.
“Estoy sin cargo, pero no jubilado”
Bolsonaro promete liderar la oposición al presidente izquierdista Luiz Inácio 'Lula' da Silva, elevando los retos para el nuevo Gobierno formado tras una elección altamente polarizada.
"Le mostraremos a ese personal (por el Gobierno), que por ahora y por poco tiempo estará en el poder, que no va a hacer lo que quiera con el futuro de la Nación", declaró en la sede del PL frente a decenas de parlamentarios, su primer mensaje al actual Ejecutivo, tras volver al país.
Mientras estuvo en EE. UU., Bolsonaro mantuvo un perfil bajo, aunque pronunció varios discursos ante expatriados brasileños y conservadores, incluso en la Conferencia de Acción Política Conservadora en Maryland.
“Estoy sin mandato, pero no estoy jubilado”, afirmó el expresidente a la cadena de televisión ‘Jovem Pan’ esta semana.
Su regreso ha sido esperado con ansias por el dirigente del PL, Valdemar Costa Neto, quien ha dejado claro su deseo de que Bolsonaro lidere al partido y aseguró que su bancada política ya tiene entre sus objetivos las elecciones municipales de 2024, en las que aspira a conquistar "el 60 % de las alcaldías" del país.
El legislador ya había mencionado que Bolsonaro estaba perdiendo capital político al permanecer en Florida y que espera que su movimiento triplique su lista de alcaldes electos con la ayuda del expresidente, quien puede atraer multitudes al encender el sentimiento anti ‘Lula’.
"Bolsonaro liderará la oposición y viajará por Brasil predicando los valores del partido (…) Y ayudando al crecimiento del PL", sostuvo Costa Neto a Reuters.
Ahora que Bolsonaro ha regresado, su primer objetivo será generar oposición a la Administración de ‘Lula’, ratificó Mayra Goulart da Silva, politóloga de la Universidad Federal de Río de Janeiro.
“Bolsonaro decidió regresar a Brasil porque no ha surgido ningún líder claro de oposición al Gobierno”, aseguró la experta que agregó que, de lo contrario, el vacío podría ser ocupado por otra persona.
Las investigaciones contra Jair Bolsonaro
El objetivo de Bolsonaro de recuperar la prominencia política puede verse obstaculizado por una serie de investigaciones en su contra, incluida una indagación para determinar si incitó o no al levantamiento del 8 de enero.
Los críticos del exjefe de Estado también destacan que su traslado a Estados Unidos se produjo para evitar los riesgos de más de una docena de pesquisas legales. Entre ellas, el presunto recibimiento de regalos de diamantes no declarados por parte de las autoridades sauditas.
Además, Bolsonaro es objeto de indagaciones por parte de los tribunales electorales de Brasil sobre sus acciones durante la campaña del año pasado, particularmente en relación con sus afirmaciones sin fundamento de que el sistema de votación electrónica es susceptible de “fraude”.
Si Bolsonaro es declarado culpable en cualquiera de esos casos, perdería sus derechos políticos y no podría postularse para las próximas elecciones.
Los comicios municipales del próximo año son un paso importante para ganar impulso político para una posible carrera presidencial de 2026. Se espera que Bolsonaro brinde su apoyo a los candidatos a la alcaldía de su Partido Liberal quienes, si resultan victoriosos, pueden usar su liderazgo para apoyarlo.