“Ponlo en bolsas separadas y esto lo colocas en doble bolsas por favor”, ¿cuántas veces hemos dicho estas palabras al empacador en los supermercados y en grandes superficies al realizar una compra? Ahora cuando el cajero o empacador nos pregunte si necesitamos bolsas, todos debemos responder: “no, gracias”
Con la nueva regulación de las bolsas plásticas tenemos la posibilidad de hacer una compra con estilo, donde se combinen dos puntos: el cuidado del medio ambiente que es el punto más importante y el otro de no pasar desapercibido utilizando bolsas ecológicas de varios colores, con estampados varios, que sean resistentes al agua y que sean con colores bien intensos. Podemos revivir el famoso canasto o cestos de mimbre, caña o zuncho, que son elaborados por nuestros artesanos y comunidades campesinas. Así de esta manera estaríamos apoyando en gran parte a esa comunidad de artesanos. También otra alternativa es utilizar las bolsas reutilizables de polipropileno reciclado tejido que venden los almacenes de cadena como Éxito, Carulla, Jumbo, Ara, entre otros.
La idea es ser recursivos y que a la vez sea con estilo al momento de cargar y empacar el mercado; al mimo tiempo estaríamos siendo amigables con el medio ambiente y colaborando con nuestro planeta al utilizar este tipo de bolsas ecológicas; sin embargo, como en toda decisión siempre hay dos bandos, quienes se sienten afectados por la medida y la critican y por el otro lado las personas conscientes de esta nueva conducta, esto no significa que unos sean enemigos y otros partidarios, sino que en sus posiciones beligerantes expresan sus asentamientos o disentimientos con el manejo de la bolsa plástica.
De manera simple y muy sucinta podemos decir que las bolsas plásticas consumen grandes cantidades de energía para su fabricación, están compuestas de sustancias derivadas del petróleo que pueden tardar en degradarse por más de medio siglo, afectando ecosistemas. En el mar su impacto es súper letal, pues ballenas, delfines y tortugas las confunden con algas.
Aunque las bolsas plásticas llevan mensajes alusivos al cuidado del medio ambiente, se contradicen al entregarlas, es como el consumo del cigarrillo donde la propaganda indica que es nocivo para la salud; no obstante, se vende creando una lectura equivocada al consumidor.
Hace aproximadamente nueve años los almacenes de cadena impulsaron esta conducta de utilización de bolsas ecológicas y tuvieron un papel evangelizador, podemos decir que dieron el paso inicial para reemplazar las bolsas plásticas por la utilización de bolsas ecológicas que ellos mismos ofrecían en sus superficies; sin embargo, ahora si llegó la hora de cambiar de paradigmas, de romper moldes y estereotipos típicos que tradicionalmente nos regían con el uso de las bolsas plásticas. Ya era hora de emular a Francia, China, Australia, México, Suiza, Canadá, Italia e Irlanda, entre otros países en la prohibición de la entrega de bolsas plásticas.
Colofón:
A pesar de los beneficios que trae esta decisión, esta no ha sido bien acogida por unos pocos. La invitación y el llamado es que si no hacemos un alto en el camino, en el 2040 habrá más plásticos que peces en los océanos. El corto ciclo de vida de las bolsas plásticas no justifica toda la contaminación que produce y en la actualidad es un frío espejo de lo que está pasando. Debemos ser conscientes del impacto perjudicial de las bolsas plásticas al planeta. Sin embargo, esto no se soluciona con una, dos o tres personas; es decir, una golondrina no hace milagros, se trata de una tarea y una labor que requiere de todos. Digamos todos: "yo no uso bolsas plásticas”