Me pareció oportuno y prudente poder responder a la columna Qué fácil es para un Nariñense odiar a Bolívar, de Shameel Thahir Silva, publicada el 8 de mayo en la revista digital Hekatombe y dar un pequeño argumento sobre lo que muchos de nosotros, habitantes de Pasto, pensamos sobre este ya trajinado tema de Bolívar y nuestra ciudad.
Al leerlo, deduzco una gran admiración por parte suya al general Bolívar, tanto que inmediatamente me acordé de aquella cinta protagonizada por Robinson Díaz, titulada Bolívar soy yo y que su sinopsis, transcribo:
“Santiago Miranda, un actor que representa a Bolívar en una serie de televisión, abandona furioso la grabación porque no está de acuerdo con los libretos que obligan a morir a Bolívar, frente al paredón. Entre la lucidez y la locura, Miranda actúa en verdad como un Bolívar dispuesto a realizar cualquier acto que permita concluir la tarea unificadora del Libertador y como un actor que busca reescribir la realidad para que se parezca a los sueños de Simón Bolívar.”
Empiezo por recordarle que el arraigo es una de las primeras formas de cultura de un pueblo. Y esta expresión se torna más fuerte cuando como en este caso se quiere falsear con argumentos sesgados una historia y una realidad que usted obviamente desconoce.
La historia siempre nos muestra dos facetas diferentes y contrarias; una “oficial”; que es la bonita, la de mostrar; y otra “oscura” con máscaras, hipócrita y muchas veces cruel; que es la de esconder.
Escribir sin conocer el contexto o la realidad histórica de una región y salir con afirmaciones falsas y demagogas como que los “Pastusos queremos seguir siendo colonia Española" son, señor Silva, argumentos apresurados, facilistas y que solo muestran un total desconocimiento de la historia y cultura del sur.
Lo de Bolívar en la región de Pasto fue desleal, fue un genocidio, como lo de Kosovo, solo por nombrarle algo parecido y contemporáneo.
No espere que nosotros aceptemos como “héroe” a alguien que quiso desaparecer a nuestra ciudad de la faz de la tierra y así se lo hizo saber cuándo en 1.825 escribía a Santander: “Los Pastusos deben ser aniquilados, y sus mujeres e hijos trasportados a otra parte, dando aquel país a una colonia militar. De otro modo, Colombia se acordará de los Pastusos, cuando haya el menor alboroto o embarazo, aun cuando sea de aquí a cien años, porque jamás se olvidaran de nuestros estragos, aunque sean demasiado merecidos".
Entiendo su pensamiento Bolivariano y su afán de promulgarlo y propagarlo, es válido y respetable. Nosotros valoramos nuestros ancestros porque somos descendientes de esos pocos aguerridos Pastusos que sobrevivieron y que sufrieron esa ignominia por parte de su “General” y aquí seguimos, habitando el fértil Valle de Atriz al pie del imponente Galeras, viviendo nuestra cotidianidad, rindiendo tributo a nuestros habitantes y a nuestros propios “caudillos” que al igual que como el suyo; merece la admiración por lo que significó para nuestra ciudad y por el legado histórico que nos deja. Eso señor Silva; también merece respeto.
Ser pastuso es vivir un contexto muy diferente al que usted conoce. Lo invito a quitarse por un momento su traje “Bolivariano-subversivo” que usted promulga y que se ponga la ruana de Agualongo para que desde el “conocimiento” comprenda nuestra cosmovisión y logre entender que no es deslealtad con “nuestra” independencia”; sino, por el contrario, lealtad con nuestra región, con nuestro pensamiento y con nuestra cultura.
Entendiendo que no es democrático las imposiciones, menos las ideológicas. Espero que no satanice ni tilde de descontextualizadas las posiciones de nuestros paisanos. De lo contrario, caería usted en el papel de Béla Lugosi, el famoso actor interprete de Drácula que se metió tanto en su papel que murió creyendo ser el mismísimo príncipe de las tinieblas o, por qué no, en el de Santiago Miranda y termine siendo el nuevo Bolívar, soy yo.
@arqxfiles
