Leyendo noticias y naturalmente afectado por el estallido social en el que estamos sumergidos, mi subconsciente empezó a sugerirme similitudes entre lo que hoy ocurre y aquel fatídico día del 9 de abril de 1948.
Es por eso que mi di a la juiciosa tarea de consultar en línea el material disponible sobre el llamado “Bogotazo”, y me encontré con la inevitable Wikipedia, y en ella una descripción de los hechos que reforzó la correlación que mi subconsciente antes hizo. Este párrafo dice lo siguiente:
Las similitudes entre aquello y esto que estamos viviendo saltan a la vista, y aunque hay marcadas diferencias entre la Colombia de mediados de siglo XX y la Colombia de hoy en 2021, no dejan de inquietarme los puntos donde convergen aquellos hechos con los sucesos actuales.
La policía de hoy es heredera en muchos aspectos de aquella policía de 1948, que, aunque oficialmente era un cuerpo institucional único, al interior subsistían las diferencias políticas y sociales de la Colombia de aquellos años.
Hoy las diferencias políticas en la sociedad se han difuminado, pero no desaparecido. Hoy cada quien es tan liberal o conservador como las circunstancias lo determinen. Lo que no ha desaparecido, sino que antes se ha afianzado, es las diferencia de clases. En la policía, por ejemplo, todos saben de qué clase social provienen los oficiales y los suboficiales. Las posibilidades de que una persona de origen popular ascienda al rango más alto son tan difíciles como las que tiene de escalar socialmente.
Esas desigualdades y desequilibrios institucionales y sociales se ven reflejadas en situaciones de crisis, como la actual. Debajo del eslogan “Dios y patria” se esconde el hecho de que no todos los policías tienen el mismo dios, ni viven en la misma patria. Por eso lo que como policías defienden es distinto, según sea su posición en la fuerza policial y en la sociedad.
Me pregunto qué tan similar será el desenlace de los hechos. Espero que no mucho, porque aquello terminó en una guerra civil no declarada, a la que le prosiguió una dictadura militar y después un parapeto disfrazado de democracia llamado Frente Nacional, que solo dio inicio a un nuevo ciclo de la espiral de violencia y desesperanza a la que al parecer estamos condenados mientras Colombia siga existiendo en la forma en que fue concebida.