Una de las características principales que los médicos asocian al problema de la eyaculación precoz son las causas biológicas, trastornos bipolares o estrés postraumático, pero ¿qué pasa si esas causas son producto del sistema social en el cual se desenvuelven las personas que la padecen? Dejando de lado la medicalización, los trastornos y demás, me centraré en algunas de las causas sociales que la producen y los ciudadanos que la padecen en Bogotá.
Parejas que por el arduo trajín diario, quehaceres del hogar, empleo, desplazamiento al lugar de trabajo o estudio, retornan al hogar continuando con los quehaceres y así la misma rutina todos los días. Así, el poco tiempo restante es empleado para descansar, la rutinización, igual a la película El Día de la Marmota. Juzgar a una sociedad de ignorante, que no lee, no se informa y es “vaga” da para cuestionar el contexto social donde se desenvuelven estos hechos, sobre todo, cuando no hay tiempo y hasta el ocio y los momentos de esparcimiento (recreación y deporte) les ha sido suprimidos. Eso es a lo que Freud le llamaría el malestar en la cultura, el cual surge cuando a los ciudadanos se les suprime sus instintos, sobre todo el instinto sexual, el acto sexual no se disfruta, escuchar decir, “es que ya ni ganas dan” es síntoma de que algo está pasando. Ese ritual de seducción y consumación quedó relegado por el tedio que genera una ciudad cada vez más caótica.
La movilidad es terrible, las horas que dura una persona en desplazarse a su lugar de trabajo están en tiempo-promedio de 97 minutos (hora y media, dos horas), a eso súmele las horas de regreso, que en total serian de tres a cuatro (la ciudad latinoamericana con más tiempo gastado en el transporte público por trayecto). A eso agréguele las ocho horas laborales reglamentarias, para un total de 11 o 12 doce horas, para culminar el día realizando los quehaceres del hogar. Esa fórmula de 8x8x8, 8 horas de trabajo, por 8 horas de educación, por 8 horas de descanso, se ha transformado con la modernidad, se le denomina, nuevos esclavos. No hay tiempo para sí, para estar un rato con los hijos o dedicarle un momento a la pareja. La información adquirida es a través de los noticieros, vistos mínimamente o en ciertos momentos mientras se comparte la cena con la familia. ¿Cuál es la sociedad que queremos para Bogotá si esta sigue representando el tedio y desespero de los ciudadanos?
Bogotá es una de las ciudades de Latinoamérica más costosas para vivir. A algunos bogotanos no les alcanza el sueldo, sus deudas deben ser solventadas con créditos para pagar otras deudas porque el salario no es suficiente para cobijar los gastos del hogar (gasolina, transporte, canasta básica alimentaria). Toda la ciudadanía bogotana está siendo llevada a ello, eso lo demuestra el constante incremento del índice de pobreza del 11,6% al 12,4%. Gran parte de la carga tributaria está siendo asumida por los capitalinos. Los bancos son los grandes beneficiados gracias a las malas decisiones políticas, invirtiendo su objetivo, en vez del dinero servirle a la gente, la gente está al servicio del dinero al adquirir más créditos, un círculo que funciona endeudando cada vez más al ciudadano.
Mientras la Administración Distrital les descarga algo de culpabilidad a los bogotanos por la situación de la ciudad, los hace responsables de las pésimas decisiones en sus ineficientes políticas, “hay basuras en las calles”, es porque los ciudadanos no tienen conciencia y sacan sus residuos a horas que no son. “El sistema de transporte es pésimo”, es que los usuarios no son conscientes y generan caos al abordar los buses integrados, ¿y los atracos?” son delitos excarcelables cometidos por personas asociales donde las autoridades no brindan solución. Una vez más se obliga a los ciudadanos a utilizar, tal vez, el único medio de transporte del mañana para Bogotá, TransMilenio, cuya medida, ha sido adquirir mayor número de buses (tóxicos) cambiando de posición los asientos para que puedan transportar a más personas en los congestionados trayectos.
Todo el sistema es realmente productivo, pero es una productividad negativa, porque produce criminalidad, convierte a los ciudadanos en salvajes en “todas” las estaciones desde el sur hasta el norte. El solo ver y hacer parte del ingreso a una estación y/o bus articulado es un acto de deshumanización. Convertir a los ciudadanos en salvajes a pesar del estatus social, económico o educativo, es el único hecho donde los ciudadanos son iguales en una ciudad desigual, pero de forma negativa. Ahora que por lo visto continuará la medida de prohibición del parrillero-hombre para las motos por el incremento del índice de robos en la ciudad, el señor alcalde le queda lo único por hacer y ha hecho durante su gobierno, culpabilizar y responsabilizar a los ciudadanos y anteriores alcaldías debido a su mala gestión y administración. Enrique Peñalosa descarga en otros el peso de su culpa.
La Administración Distrital hace un llamado a la ciudadanía para que se haga responsable de los actos que son producto del mismo gobierno Distrital y tengan paciencia mientras quienes se hacen llamar “expertos” al parecer arreglan la situación. Todos aquellos problemas no son síntoma de preocupación por la actual administración, cuando se tiene en claro que llegaron para hacer negocios. La característica principal de una ciudad como Bogotá es que se convirtió en una sociedad del cansancio, en la cual, ni del sexo se disfruta por el tedio que produce para quienes viven en ella.