Desde el pasado 28 de julio, cuando Bogotá llegó a las 100 muertes diarias, los seis crematorios públicos de Bogotá, ubicados en los cementerios del Norte, del Sur, de Fontibón y el Serafín, funcionan las 24 horas al día. El humo negro y espeso sale sin parar. Los hornos tienen capacidad para cremar entre 94 y 106 cuerpos al día. El Coronavirus convirtió a estas chimeneas en incansables chimeneas industriales. Sin embargo la capacidad de esto ya no alcanza frente al necesidad de enterrar el número de muertos por COVID 19 que se incrementó de manera sostenida durante el mes de julio. El último reporte del 30 de julio del Instituto Nacional de Salud, señaló 141 fallecimientos ese día.
Esta situación, anticipada por la alcaldesa de Bogotá como uno de los riesgos que corría la ciudad, obligó a tener que instalar tres contenedores, utilizados para el trasporte marítimo para conservar los cadáveres mientras se pueden sepultar. Esto está previsto para el manejo de epidemias letales en que el número de fallecimientos diarios supera la capacidad funeraria. Así ocurrió en Barranquilla y ahora le llegó el momento a Bogotá y muy probablemente ocurrirá en Monteria, donde las muertes durante el mes de julio también se han incrementado.
Hasta el momento han llegado tres contenedores que fueron ubicados en los tres cementerios más grandes de la ciudad: el del Norte, el del Sur y el Serafín. A la triste realidad que viven los familiares de las personas que mueren diariamente se suma una crisis adicional: por lo menos un 15% de quienes fallecen por coronavirus, lo hacen en la soledad de humildes viviendas, sin dolientes para reclamarlos. Su sepultura tiene por tanto que asumirla la administración distrital.
Los funerales en tiempos de COVID, ya de hecho es una realidad dolorosa de vivir para los seres queridos que no los han podido despedir en los hospitales donde pasan los últimos días completamente aislados.
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Este video muestra algo que se vive diariamente en los cementerios de Bogotá, en el que el acompañamiento último son las notas de un también solitario violín.
Está previsto que por la dinámica que ha tomado el virus en el mes de julio y que continuará según de la pandemia, se requerirán al menos dos estructuras móviles de congeladores más.
El mes de julio en número de contagios y fallecimientos no solo ha sido crítico para Bogotá sino para todo el país.