En esta corta entrevista, David Racero, candidato al Concejo de Bogotá por el Movimiento Progresistas, nos habla de su visión sobre Bogotá, para qué tiene que estar preparada y de las prioridades para la ciudad. Esto es lo que piensa.
¿Cuál es la visión que tiene como ciudad? Es decir ¿Qué visión tiene de Bogotá?
David Racero: Tengo una visión de una ciudad que se ha hecho a sí misma, a pesar de una historia sin planeación de vida, una historia donde sus gobernantes no planificaron a largo plazo lo que iba a ser la magnitud de lo que hoy es Bogotá. Es una ciudad que se ha hecho a pulso, pese a que no la han querido hacer como debería ser; y pues eso implica unos retos grandes desde el orden político y de lo público. Bogotá se comprende a partir de sus diferentes territorios. Uno encuentra muchas miradas de Bogotá dependiendo de la localidad donde se esté ubicado. Es una ciudad donde ha llegado mucho inmigrante y eso implica otra mirada interna de la ciudad, pero también implica una pérdida de identidad respecto de otras regiones del país.
¿Entonces, podemos decir que uno de los problemas de Bogotá es ser multicultural?
David Racero: Por unos, puede ser visto como un problema hoy en día, pero en realidad es una fortaleza. Es un problema cuando no se sabe llevar, no se reconoce y se limita, a ese encuentro desde la diversidad. Veo a Bogotá como el lugar donde convergen las oportunidades, es una ciudad para ser abierta y democrática. El que Bogotá sea multicultural no es un problema, el problema es no saber llevar esa diversidad de culturas.
Dicho lo anterior ¿Bogotá tiene que construirse o reconstruirse?
David Racero: Bogotá no tiene que construirse porque ya está reconstruida. Creo que el error de todo político es creer que su visón personalizada es la visión de la ciudad. Cuando en verdad hay que tener una mirada real de quienes viven en ella. Uno tiene que partir de reconocer y aceptar lo que ya tiene Bogotá. Uno no llega a Bogotá empezando de cero. Ese es el síndrome de “adán” de todo gobernante que cree que con él empieza la historia de un país. Sin embargo, sí tienen que reconsiderarse muchos aspectos ya sea a nivel cultural, económico, social y político. Bogotá se encuentra en este momento en una tensión entre ser una ciudad que se queda estancada en el siglo XX o que está pensando en ser una ciudad cosmopolita del siglo XXI.
¿Para qué tiene que prepararse Bogotá?
David Racero: Bogotá está tomando decisiones. Estas elecciones que vienen ahora son una decisión clave para permitir fortalecer y profundizar una ciudad que se ha venido consolidando en los últimos 4 años con la Bogotá Humana. O estamos en la ciudad de paz, pujante y renovada o nos quedamos en la ciudad de antaño y anacrónica, que es la que propone Peñalosa. En la ciudad de ahora se privilegia al ser humano y sus múltiples formas de ver la vida por encima de los intereses particulares de constructores y de empresas. Entonces, Bogotá debería prepararse en la ciudad que nos propuso el actual Gobierno Distrital. Un gobierno de la paz, de la vida y para la vida, y no en la de los negocios familiares. Porque aquí lo que se ha hecho es mirar el ser humano como el epicentro de la política de desarrollo. El ser humano que respete al otro, resuelva sus conflictos a través del diálogo y valore más su vida.
Con respecto a los anteriores gobiernos que han pasado por la ciudad, ¿Cuál cree que fue la agenda que coloco el reciente alcalde durante estos 4 años y que seguramente van a repercutir en estas elecciones y en los años que vienen?
David Racero: Yo creo que el Alcalde Gustavo Petro fue muy osado y marcó la diferencia. Hizo una ruptura con respecto a la forma de gobernar a la que nos había acostumbrado en los últimos 20 años el modelo neoliberal. Hizo una ruptura pensando en lo que él llama seguridad vital, que es mirar al ser humano en relación con la naturaleza.
¿Pero qué es lo que puso como agenda?
David Racero: Su mayor mensaje fueron los tres ejes en el plan de desarrollo.
¿Y cuáles fueron eso ejes?
David Racero: El primer eje, disminuir la segregación económica; que eso implica una restructuración hasta socio-espacial de cómo es que se construye la ciudad. El segundo, la mitigación del cambio climático: ningún otro gobernante en Colombia diferente a Petro se había tomado tan en serio el cambio climático. Porque es una realidad, es una amenaza, y que él como gobernante lo avizora, lo piensa y empezó a realizar acciones afirmativas en contra de eso. Y tercero, la recuperación de lo público: que es fortalecer el aparato estatal, contraponiéndolo justamente con ese privilegio que se tiene sobre la empresa privada, que también ha hecho mucho daño. Digamos que, en el fondo, es poner en cuestionamiento el mercado en cuanto afecta a la naturaleza y al ser humano, y en cuanto afecta a los derechos que se garantizan desde lo público.
Entonces el gran mensaje de Petro es: ¡ojo con el mercado! porque por encima del mercado está el ser humano.
En algunos medios de comunicación, columnistas han rescatado, del actual alcalde, que lo más importante que ha puesto como agenda es un tema que Colombia tenía relegado, que tiene como una carencia gravísima y profunda ¿El tema humano no es otro punto muy importante en la agenda de Colombia y del posconflicto?
David Racero: Por supuesto. Pero no es una agenda más, es el centro de toda la agenda. Por el mismo mundo en que nos encontramos, el ser humano no es protagónico en las decisiones políticas y económicas, que es lo más triste. Vivimos en un mundo donde el ser humano está supeditado a intereses económicos y políticos. El ser humano no es el centro y el fin de las decisiones, porque si usted se pone a analizar el mercado resulta siendo fin. Una economía de mercado genera una sociedad de mercado, conlleva a unos individuos de mercado. Y yo sí creo que plantearse la vida no sólo como derecho sino como principio y finalidad, es romper un paradigma que nos permite plantearnos un mundo diferente. Yo acá no estoy hablando de socialismo, comunismo ni de “castrocavismo”, como unos intentan decir que es el modelo de Petro. Sino aquí es más bien una labor por reivindicar los orígenes que en algún momento se perdieron, de no privilegiar al ser humano por encima de todas las cosas.
Y para finalizar… Con estas elecciones ¿Bogotá tiene arreglo?
David Racero: Bogotá no se está destruyendo, Bogotá está avanzando. Una cosa sí es clara y es que existen temas importantes y complejos que se quedaron por fuera de la agenda y tienen que ser rescatados. Tanto el próximo alcalde o alcaldesa que llegue al Palacio de Liévano así como el próximo concejo que Bogotá decida, debe ser decente y tienen la enorme tarea de continuar las políticas que se han construido y que han tenido gran calado no sólo a nivel Distrital sino Nacional. Yo digo más bien que frente a esas difíciles cosas que quedan por hacer Bogotá sí tiene arreglo.