Cada día es más evidente que el mayor promotor de la revocatoria de Peñalosa es él mismo. El alcalde comenzó el año aumentando el pasaje de TransMilenio y del Sitp, prohibiendo el parrillero y colmando hasta el cuello de basuras a la Capital de la República.
¿Qué causó el caos? La privatización a la brava del servicio de aseo por parte del alcalde Enrique Peñalosa, para armarle un negocio multimillonario a unos pocos. El mandatario actuó con el mismo nivel de improvisación que su antecesor, en diciembre pasado decidió que aguas de Bogotá dejaba de operar, generando la masacre laboral de 3200 trabajadores quienes como era lógico salieron a protestar.
De acuerdo con el senador del Polo Democrático, Jorge Enrique Robledo, “Peñalosa no les garantiza las condiciones laborales a los actuales trabajadores de Aguas de Bogotá que han venido cumpliendo honradamente con sus deberes. En el proceso de la privatización quedan volando 2.500 trabajadores bogotanos, gentes pobres, sencillas y honradas a las que tratan como desechables que no importa lo que pase con ellas, porque lo único que le importa es el negocio de las personas a quienes el alcalde está favoreciendo”. Un negocio de 4,8 billones de pesos en el que las empresas seleccionadas tienen varias sanciones.
El principal responsable de la crisis de basuras que vive Bogotá es el alcalde Enrique Peñalosa. pic.twitter.com/K0TUyQxjIb
— Jorge Robledo (@JERobledo) February 5, 2018
Según el Concejal Manuel Sarmiento, están LIME y Ciudad Limpia que han sido sancionadas por la Procuraduría Distrital por gastarse 40 mil millones de pesos de plata de tarifas que no se podían gastar. Bogotá Limpia que tiene una empresa llamada Hidalgo Hidalgo y que está siendo investigada por la Fiscalía de Panamá por sobornar. Promo Ambiental del Valle que fue sancionada por la Superintendencia de Servicios Públicos, por cobrar tarifas a los usuarios que no debían cobrar. Y Área Limpia que hace parte de una multinacional que ha incumplido varias de las obligaciones contractuales en la Ruta del Sol Tres (http://bit.ly/2BMshpl).
La Procuraduría General de la Nación le solicitó a la Alcaldía tomar medidas que resuelvan la situación con los trabajadores de la empresa Aguas de Bogotá, para evitar profundizar la problemática ambiental, económica y social (http://bit.ly/2EcbMnf).
Tamaña situación se pudo haber evitado si en los pliegos de condiciones para los nuevos prestadores hubiera quedado definido que contratarían a los trabajadores que venían de la empresa Aguas de Bogotá, garantizando la continuidad del servicio y el empleo a estas personas que en una gran proporción son de sectores vulnerables. El 40% solo tiene estudios de primaria, el 10% son víctimas de la violencia, el 8% son de comunidades afro, el 16% madres cabeza de familia y 75% de estratos cero, uno y dos (http://bit.ly/2BMshpl)
Al contrario el gobierno de Peñalosa sí incluyó cláusulas muy a favor de los operadores privados, como remuneración por porcentaje de recaudo y no por los servicios efectivamente prestados y la no reversión de los vehículos. Además es el mismo modelo que se impuso en el 2003, haciendo que las tarifas aumentaran en un 70% para los estratos 3 y 4, mientras que la recolección sólo lo hizo en un 15%.
Si de favorecimiento a los privados se trata, bien vale la pena recordar que Gustavo Petro con su erróneo intento de “desprivatización” hizo posible que Ciudad Limpia, Aseo Capital y LIME, recibieran el 60% del recaudo y respondieran solo por el 48% del Aseo de la ciudad. Aguas de Bogotá, el operador público, responde por el 52% restante, además del barrido y la poda de cesped, recibiendo tan solo el 40% de los ingresos. He aquí un caso más del modelo TransMilenio, donde el operador público y los ciudadanos financian al privado (https://g.co/kgs/aDKb2w).
En resumen, Bogotá ha sido víctima en los últimos años de una desprivatización parcial e improvisada por parte de Petro y de una privatización a la brava en cabeza de Enrique Peñalosa donde los perdedores han sido los ciudadanos que hoy están nadando entre basura.
Apenas ha transcurrido un mes del año 2018 y ya está la ciudad al borde del colapso. Se aproximan las elecciones y los colombianos deben decidir qué quieren para la ciudad y para el país, si seguir siendo gobernados por los mismos con las mismas o dar la oportunidad a nuevas personas con ideas de cambio. Todo lo que está pasando debe servir como argumento para tomar la mejor decisión.