Con tristeza me ha tocado dejar la ciudad capital de nuestro bello país, no por la pandemia propiamente, sino por la situación que estamos viviendo por cuenta de ella. Los confinamientos que hemos tenido que soportar nos han hecho ver la realidad de sus habitantes, que se ha visto reflejada en el entorno. Desempleo, miseria, criminalidad y el caos administrativo a causa de la codicia de los más pudientes están deteriorando la moral y el estado de salud mental de sus habitantes y Colombia.
Lamentablemente, se ha asumido mal comportamiento en la gran mayoría de sus habitantes en aras de la supervivencia urbana, principalmente por la sobrepoblación en esta ciudad; a partir de la migración interna que ha caracterizado el desplazamiento de diferentes grupos de población en nuestro país durante los últimos decenios. ¿Pero qué lo ha causado? El control político de sus gobernantes, y no es de ahora, sino desde que se conformó como república centralista.
Una de las causas es que el gobierno central ha venido trabajando en ver la ciudad como metropolitana, lo cual ha hecho que se vuelva invivible. “Cada quien hace lo que mejor le parezca” y se debe despotismo.
Conformada por quien los habitan se refleja una doble moral, lo irónico es que se ha mencionado como el primer modelo integral que permite hacer una medición del bienestar de las personas de forma independiente y complementaria a las medidas económicas, además, es la primera ciudad del mundo en donde se lleva a cabo esta tarea Índice de Progreso Social (IPS) para Bogotá y sus localidades. Pero no se ha llevado a realizar en terreno, se ha quedado en el papel.
Es una ciudad que nadie quiere, no hay sentido de pertenencia por sus habitantes, hoy no se encuentran verdaderos bogotanos; son escasos como es la honradez y la integridad, debido a la afluencia de personas de otras regiones además inmigración (éxodo) venezolanos, ha hecho que Bogotá hoy sea una ciudad poblada por la gran mayoría de desplazados y no de bogotanos que buscan oportunidades para sobrevivir como sea, además de que han incluido otras regiones cercanas con el anhelo de verla como una metrópolis por extensión; como área metropolitana la Sabana de Bogotá.
¿A qué se debe esta sobrepoblación, a la que llamo maldita “centralización del gobierno”? Se ha seguido una herencia por los gobiernos de turno, sus políticos que representa los poderes legislativo y ejecutivo, si hojeamos la historia esa semilla se sembró en el corazón de los colombianos por nuestros famosos “padres de la patria”.
La guerra civil entre los años 1812 y 1815 entre centralistas y federalistas fue una sucesión de enfrentamientos armados que se ha ido heredando como república (este país se fundó entre las discordias, codicia y violencia). Este fue el abono que se utilizó para ver hoy en día el fracaso de sus gobernantes, con abundancia de cosecha en la ciudad de Bogotá, fruto de maldición y corrupción, donde se ha visto un desordenado desarrollo administrativo distrital de la mayoría de alcaldes que ha tenido esta ciudad, raya en la improvisación y corrupción.
Las consecuencias de sobrepoblación han generado caos en lo urbanístico, en lo social y en la salud pública. Independientemente de los logros que tenga”, como lo afirmó la Comisión del Crecimiento y el Desarrollo Económico en 2008, esta política centralista lo que ha hecho es frenar el desarrollo de las otras regiones de este país generando más violencia dada la desigualdad social y un deficiente desarrollo en cada región y que por consiguiente se centra mayormente en la ciudad de Bogotá.
Salomón Kalmanovitz, profesor emérito de Utadeo, expuso la raíz del problema de sus gobernantes. El país ha vivido el autoritarismo del poder ejecutivo, condenando a las regiones a la dependencia administrativa, política y económica. Pensamiento que se comparte parcialmente, hoy en día es el poder legislativo (Congreso de la República: Senado y Cámara de Representantes) el que tiene el mayor control del Estado. Pese a que la Constitución de 1991 dio un giro hacia la descentralización, los últimos gobiernos han debilitado este proceso.
La pregunta es: ¿qué se vislumbra en un futuro no lejano la ciudad de Bogotá? En el pasado con cierto orgullo era “Atenas suramericana”, pero que en la actualidad, según una encuesta realizada por la agencia de noticias Associated Press, sería la ciudad más peligrosa del continente americano, en donde hoy se presentan cerca de 5,65 homicidios por cada 10.000 habitantes según los datos obtenidos por el diario El Tiempo.
En lo que le concierne a la ciudad de Bogotá, la política centralista de sus gobernantes ha ido formando a las castas políticas en esclavos de la codicia y hambrientos de poder. Con su actitud están reafirmando en centralizar más municipios aledaños con el tiempo, ya que el gobierno del distrito capital goza de autonomía para la gestión de sus intereses dentro de los límites de la “constitución y la ley”. Ese centralismo administrativo se presta para sus intereses de mantener su infraestructura organizacional, que en su mayoría es inmoral y corrupta con el propósito de enriquecimiento de sus castas políticas es decir sus colonias al servicio de sus intereses personales.
Y por si acaso dudan, revisemos cómo están administradas las veinte localidades. Aunque repasando la historia inicialmente dichas localidades conservaron parte de su autonomía, aprobado por el gobierno de Gustavo Rojas Pinilla: Usaquén, Suba, Fontibón, Engativá (parte del cual luego fue anexado a Fontibón), Bosa y Usme (del que luego se segregó Tunjuelito al quedar totalmente unida a la ciudad). De las veinte localidades definidas, diecinueve parten a la ciudad (sin haber un orden urbanístico), y una zona rural adyacente como Sumapaz, donde no tiene sentido que pertenezca a la ciudad capital como si lo es Soacha, que es el único municipio cuyo casco urbano está completamente integrado a la ciudad Bogotá, pero que no participa como localidad.
Cuando se creó el Distrito Especial de Bogotá en 1955, parte de su objetivo era integrar y funcionar como la futura área metropolitana de Bogotá integraron inicialmente estos municipios y gobernadas "aparentemente" por las alcaldías locales, desde entonces se ha venido el caos administrativo a estas regiones, afectando lo urbanístico, social y de salud pública a la ciudad capital, "la ciudad de nadie".
¿Qué les falta? Unir área metropolitana la Sabana de Bogotá, en el censo de 2005 el DANE adiciona a Bojacá, Gachancipá, Tocancipá y Sopó) con un total de 17 municipios que con el tiempo los integrarán al Distrito Capital, ¡qué debacle! Reitero, el centralismo trae sobrepoblación y por consiguiente ruina a la ciudad de Bogotá. El DANE, en los resultados del censo, la llama "Región Metropolitana de Bogotá". Es claro que tal región metropolitana gira alrededor de la ciudad de Bogotá, y la propuesta incluye a municipios como Sibaté y La Calera, que no son parte de la Sabana.
El propósito es que tomemos conciencia de la destrucción que se va desarrollando en la capital de Colombia. “Una sociedad que no satisface las necesidades básicas de sus individuos, que no genera las condiciones para mejorar su calidad de vida, que no protege el ambiente y que no ofrece oportunidades para la mayoría, no es una sociedad sana”.