En la mañana de ayer 10 de febrero se presentaron varios bloqueos y protestas en las estaciones de Patio Bonito, Biblioteca el Tintal, Banderas y el Portal de las Américas del sistema masivo de Transporte Transmilenio. La voz una sola: no al alza de la tarifa de Transmilenio, mejora en el sistema con menores tiempos de espera, menor hacinamiento en las estaciones y buses, y la construcción del Metro de Bogotá.
Crédito Revista Hekatombe
No es la primera vez que la troncal de las Américas es bloqueada y que los usuarios, habitantes de esta zona protestan contra el sistema de transporte. En años anteriores se han presentado este tipo de acciones dejando decenas de personas detenidas, varios buses con vidrios rotos y la presencia del Escuadrón Móvil Anti Disturbios (ESMAD) en la zona, gaseando y “controlando la situación” sin importar lo estrecho que es la vía y que estas estaciones colindan con zonas residenciales, dejando una moraleja “si bloqueas y protestas durante los siguientes días, el servicio mejora, hasta cierto punto y luego desfallecerá”.
Esta puja entre habitantes, usuarios, administración y policía nace de la expansión desmedida y desorganizada que Bogotá desde los años 50 ha sufrido hacia el occidente de la ciudad, hacia lo que es o fue la sabana de Bogotá, (dentro de poco hablaremos de la sabana de Mosquera, Madrid o Funza). La avaricia de las constructoras y el deseo de los gobiernos de turno de alejar a las periferias de la ciudad las masas de trabajadores y personas humildes, ha generado un negocio muy lucrativo para pocos y un transporte ineficiente para muchos.
Es necesario consolidar un POT que busque la redensificación de la ciudad; el freno de las construcciones sobre zonas vitales para la fauna y la flora, la destrucción de páramos, humedales y cerros, que prime la calidad de vida y no el aumento de smog sobre la vía.
La administración actual en cabeza del alcalde Enrique Peñalosa desea la expansión de Bogotá hacia el norte, la disminución de la reserva Thomas van der Hammen y su urbanización, más que un deseo propio pareciese el tan anhelado pago de la campaña a la Alcaldía y la retribución esperada por sus patrocinadores, que sin importarles los beneficios ecológicos y sociales que esta zona de la ciudad puede aportar al bien común, la prioridad es rellenar, aplanar y construir, si se realizase esto y se agravará con el mal hábito adquirido de construir y expandir de manera desorganizada, muy probablemente en unos años los bloqueos y reclamos por un servicio eficiente de transporte del Sur, del Occidente y del Noroccidente, se le sumarían los del Norte.
