Bogotá, de la escasa movilidad a la inmovilidad total

Bogotá, de la escasa movilidad a la inmovilidad total

Con la salida de Peñalosa queda claro que su administración no solo fue impopular sino ineficiente en este aspecto: faltan alternativas que motiven a dejar los vehículos en casa

Por: Lupoani Sánchez Celmín
enero 13, 2020
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Bogotá, de la escasa movilidad a la inmovilidad total
Foto: Felipe Restrepo Acosta - CC BY-SA 4.0

El Inrix 2018 Global Traffic Scorecard, un ranking que analiza las tendencias de congestión y movilidad en más de 200 ciudades, en 38 países, permite la clasificación, el análisis y el impacto de la congestión del tráfico, con el propósito de brindar información detallada para que los responsables políticos tomen mejores decisiones para su entorno.

En dicho ranking se resalta que la ciudad con la peor congestión vehicular del mundo es Moscú, en Rusia, seguida de Estambul, Turquía, y, con poca sorpresa, la tercera en la lista es Bogotá, que además ostenta el primer lugar en el mundo en donde más horas pasan las personas atascadas en el tráfico, con un promedio de 272 horas al año. Estas cifras pareció desconocerlas la administración de Enrique Peñalosa, sobre todo su secretario de Movilidad, Juan Pablo Bocarejo.

Somos los terceros en el mundo y los primeros en Sudamérica, por encima de ciudades como Ciudad de México y Sao Paulo. Un reconocimiento que no es nada inesperado si tenemos en cuenta que la saliente administración de Bogotá no se preocupó por mejorar este índice, al contrario lo empeoró con su decisión de bajar la velocidad a 30 o 50 km/h en diez corredores viales, los más congestionados y los más críticos en la capital por la cantidad de vehículos que por hora circulan en ellos.

Su campaña de Impopulares pero eficientes en temas de infraestructura en nada encaja, pues durante su periodo, que en buena hora terminó, no se entregaron obras viales nuevas, por lo que hoy Bogotá no cuenta con un solo corredor vial nuevo, completamente en funcionamiento, en donde los carros puedan circular normalmente y que alivie y permita mejorar la movilidad en la ciudad.

Tampoco se terminó la vía Mutis, que inició el alcalde anterior a él, pero sí creció la cantidad de vehículos particulares nuevos, pues ello no se prohibió y menos se crearon medidas para limitar el ingreso de automóviles de otras ciudades a Bogotá, lo que alimenta el caos en la movilidad capitalina.

No se nos puede olvidar que al transporte público se le castiga con medidas ampliadas de pico y placa, es decir, se incentiva el transporte privado y se castiga al público, todo esto se enmarca en las contradicciones peñalosistas, que vivimos entre 2016-2019. Además, muy grave que las cámaras salvavidas no estén autorizadas por el MinTransporte. Total improvisación e interés inusitado por implementar un sistema de control en el mes antes de acabarse el gobierno del alcalde y del secretario de Movilidad, todo ello lo debe investigar la Procuraduría y la Personería, pues hay una afectación grave para la ciudadanía.

Sumado a lo anterior, para completar las malas políticas del exsecretario de Movilidad, se destaca la carencia en la generación de carriles rápidos, campañas ciudadanas que permitan a los capitalinos entender y hacer un mejor uso de este tipo de vías, acciones como la hora verde, la obligación de que todos los vehículos particulares posean una póliza de responsabilidad civil extracontractual, que evite la congestión de la ciudad por choques simples. Se tiene la aspiración de que la nueva alcaldesa Claudia López corrija estos asuntos para la mejor convivencia de todos los bogotanos.

Adicionalmente a todas estas carencias, aparecieron las ideas "brillantes" para reducir la siniestralidad: parar la movilidad reduciendo la velocidad vehicular de 80 km como lo establece la ley, a 30 y 50 km/hora, lo que se da en escasos momentos de la circulación.

Con esta medida no se combate la accidentalidad, que se incrementa en la noche y en la madrugada, sino que también se premia al conductor que se pega al timón a su paso lento y va por los carriles que se dicen son de mejor velocidad. Ahora, los heridos y muertos no son por velocidad sino por angustia, desespero y estrés de una ciudad atascada e inmovilizada, como la deja la llave Peñalosa-Bocarejo.

Mientras en otras capitales del mundo se crean carriles de alta, media y baja velocidad, y se generan campañas en las que se enseña a los ciudadanos a utilizarlos, en Bogotá "la gran medida de eficiencia" que nos deja, antes de su salida, el no grato secretario de Movilidad es prohibir a las personas que viajen un poco más rápido, como se establece en la Ley 1239 de 2008, “por medio de la cual se modifican los artículos 106 y 107 de la Ley 769 del 2 de agosto de 2002 y se dictan otras disposiciones”, con la cual se aumentan los límites de velocidad a 80 kms/hora en la vías urbanas y a 120 kms/hora en las vías rurales.

Es allí en donde vemos que no existe ningún incentivo para dejar el vehículo en la casa, pues no hay un servicio que motive a ello, no hay medidas de movilidad para que la gente no vaya al caos de TransMilenio y deje sus vehículos particulares.

Si bien estamos de acuerdo con que en las aquellas zonas que existen altos niveles de accidentalidad, como las áreas escolares, se generen controles y medidas preventivas, no estamos de acuerdo en que las medidas de reducción de velocidad se extiendan a toda la ciudad, pues actualmente ya son diez los corredores viales que limitan la movilidad:

  • Avenida Villavicencio
  • Carrera 68
  • Avenida Ciudad de Cali
  • Calle 13
  • Avenida Boyacá
  • Calle 80
  • Avenida de las Américas
  • Avenida NQS
  • Avenida Primero de Mayo
  • Avenida Suba

Por otra parte, como una nueva medida para "mejorar la movilidad de la capital" está en proceso la idea de ponerle pico y placa a los vehículos de transporte especial, cuando estos serían los únicos que tendrían la posibilidad de ser un servicio exclusivo para que muchos bogotanos dejen sus vehículos en casa. Esta es otra de las "brillantes" ideas para mejorar la movilidad del señor Bocarejo. Eso solo sucede en la capital, condenada al caos por la ineptitud de los funcionarios que han llegado a dirigir la movilidad en las últimas administraciones.

¿Qué va a pasar cuando empiecen a funcionar las cámaras salvavidas y lleguen las sanciones?, ¿cuándo las personas sientan las sanciones por no pasar de una velocidad determinada a otra, por no bajar de 50 a 30 km/hora? Así la caapital será un caos vehicular. De esta forma las licencias de conducción deberán ser suspendidas, pues las órdenes de comparendos serán masivas. Decisión importante que le corresponde a la nueva alcaldesa Claudia López: revisar y de seguro modificar con medidas avanzadas y no arcaicas como las mencionadas en este artículo.

Aspiramos que el secretario de Movilidad nombrado por la nueva alcaldesa Claudia López sea una persona que haga verdaderos estudios para mejorar la movilidad en la ciudad, que genere verdaderas alternativas de circulación, porque lo que nos deja el señor Juan Pablo Bocarejo es una inmovilidad total.

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