Lo más difícil para Viena Ruiz eran esas visitas en La Picota. Lo más difícil era saber que su esposo, Juan Carlos Ortiz, estaba condenado a siete años de cárcel por estafar a 1.027 inversionistas que metieron todos sus ahorros en el fondo Premium, el aparataje financiero que armó junto con Rodrigo y Tomás Jaramillo y que colapsó en agosto del 2012, mandando a los tres a la cárcel. A la vergüenza de estar preso, venía la ruina financiera para Ortiz. Tenía que pagar 2.000 salarios mínimos además de la confiscación de sus bienes. La ruina era absoluta.
Viena Ruiz se enteró, a los pocos días de que cayera sobre su esposo la sentencia, que estaba embarazada. Iba a tener un hijo y lo había perdido todo, incluso la casa de la Diagonal 92 con cuarta, en el barrio los Rosales de Bogotá, que tenía 5.000 metros cuadrados y en donde hacía las fiestas más elegantes y sonadas de la capital.
Viena pasaba con sus gafas oscuras con absoluta discreción. Ya no sonreía a la cámara. Lo único que le quedaban eran los recuerdos. Su boda, por ejemplo, organizada por Adriana Satizabal en el 2010, fue un homenaje a los 200 años de la independencia. Sus invitados tenían que darles de regalo cheques por encima de los 600 mil pesos para ayudar a la fundación de Interbolsa que apoyaba a los niños más pobres del país.
Fueron dos años de gloria. Viena, quien se dio a conocer como actriz en el 2005 y que fue potenciada como presentadora de chismes de Alto Turmequé en CM&, el gran legado periodístico de Yamid Amat, ahora era una de tantas mujeres que visitaban a sus esposos los sábados en un lugar tan poco fastuoso como era la sala de visitas de La Picota. Viena en esa época perdió su trabajo como directora de la Revista Nueva y en Bogotá se le cerraron todas las puertas. Además los grandes salones, los eventos del Jet Set capitalinos, fueron clausurados para ella. Era una apestada. El descalabro fue tan grande que terminó en la casa de su mamá en Medellín. Se separó de Juan Carlos Ortiz y quemó sus naves.
Con las naves ardiendo consiguió trabajo en Teleantioquia y presentaba uno de los programas de variedades más importantes del canal. El programa la ayudó a levantarse al igual que sus relaciones públicas. Ahora, a sus 55, Viena luce renovada y feliz. En Medellín es un referente de las fiestas de alta sociedad y su figura no desmerece su leyenda de ser una de las mujeres más deseadas del país:
Además volvió a ser recibida en Bogotá como una de las reinas de las fiestas, de los cócteles.
El fantasma de su esposo y su condena ha quedado atrás. Viena, como el ave Fénix, abre sus alas de nuevo.