Bogotá, bajo incertidumbre

En 2011 votaron para alcaldía de Bogotá 2,324,885 ciudadanos. Gustavo Petro, en nombre del movimiento político Progresistas, ganó con 721,308 votos, obtuvo 162,001 votos más que Enrique Peñalosa, candidato en aquel entonces del Partido de la U y el Partido Verde, que obtuvo 559,307 votos. Estos dos contendores fueron seguidos por la candidata Gina Parody, quien llegó por firmas y consiguió 375,574 votos, seguida de Carlos Fernando Galán del partido Cambio Radical con 284,989, entre otros cinco candidatos más.

En las presentes elecciones, en total en Bogotá votaron 2.729.902 personas, 405.017 más que en las pasadas elecciones. Enrique Peñalosa con 903.764 votos ganó la las elecciones, seguido por el candidato del partido que en las anteriores elecciones lo apoyó, Rafael Pardo, con el Partido de la U y el Partido Liberal y logró 778.050 votos. Clara López, candidata del Polo Democrático Alternativo, MAIS y la Unión Patriótica consiguió 498.718 votos, 2584 votos menos que los obtenidos en la ciudad para elecciones presidenciales, seguida de Francisco Santos del Centro Democrático con 327.852 votos.

Teniendo en cuenta los resultados de las elecciones a presidencia de 2014, uno hubiera podido siquiera pensar que Clara López ya tenia asegurados medio millón de votos y que su trabajo de campaña tal vez le sumaría votos suficientes para llegar a la alcaldía. Sin embargo, la verdadera encuesta mostró que a sus cuentas se le descontaron 2.584 votos, respecto a los 501.302 obtenidos en Bogotá para las presidenciales. Esta leve disminución de votantes y la incapacidad de sumar fuerzas fue el resultado de errores cometidos en el pasado por parte de la presidenta del Polo Democrático Alternativo, respecto a las acciones de Samuel Moreno cuando fue alcalde de la ciudad, en nombre del partido que presidía, y de la campaña mediática que hubo por parte de los medios masivos de comunicación alrededor de esa situación y las fallas de la alcaldía que termina, que en perspectiva de los medios hegemónicos son errores imputables a la candidata del PDA. De otro lado, no es un secreto que los logros obtenidos por la administración de Gustavo Petro fueron ampliamente invisibilizados y hasta distorsionados por la opinión pública de carácter hegemónico.

A Rafael Pardo, no obstante su gran capacidad e influencia mediática, en especial en medios radiales, y de mostrarse como un centro en medio de dos polos opuestos como Enrique Peñalosa y Clara López, no le alcanzó a pesar de estar muy cerca del ganador de la contienda. El candidato de La U y el Partido Liberal recogió votos de indecisos y mantuvo los 450.000 de Santos en las elecciones presidenciales, lo que le permitió sumar los 778.050 votos que lo dejaron como segundo.

Enrique Peñalosa, por su parte, el candidato con más ventajas en la contienda. Principalmente porque fue el único de los tres principales contendores que había logrado estar a la cabeza de la ciudad durante un periodo completo, periodo en el que dio continuidad a la bandera educativa de cultura ciudadana de Antanas Mockus, reforzada por sus ideas de modernización de la ciudad. Bogotá era una ciudad de nadie, un caos en el centro de un país hecho otro caos, en donde este señor educado en el exterior fue la continuidad del proyecto de transformación ciudadana emprendida por el señor de la zanahoria y el garrote.

El proyecto dejó la ciudad con un sistema de movilidad insuficiente e ineficaz para las necesidades futuras de una capital que crecía irremediablemente, dadas las condiciones políticas y sociales del país. ‘Todo el mundo llegaba a Bogotá', una ciudad que no fue pensada a largo plazo, la inmediatez en la toma de decisiones del ex alcalde Peñalosa dejó, por poner un solo ejemplo, un carrusel de corrupción al rededor de las losas del sistema de transporte implementado en la ciudad.

Transmilenio se convirtió en la prueba material de una administración que improvisó en Bogotá pero que cayó bien entre la ciudadanía, gracias al cemento que le cambió la cara. Una cara muy linda la de la capital... el resto vio después. Y posiblemente se verá si al final se recalca en la idea de tener que volver hacer los estudios para el metro y se construye un metro elevado, con todo lo que eso implica.

Preguntarse cómo el candidato de uno de los partidos más cercanos y relacionados con las mafias en la costa atlántica colombiana y por no decir tan lejos, también en el departamento de Cundinamarca con con el ex gobernador Alvaro Cruz, llega a la alcaldía una vez más, resulta diciente de la forma en la que eligen los ciudadanos que votan en nuestro país. El candidato de Cambio Radical sumó a su base electoral de 390.000 votos aproximadamente en la ciudad (teniendo en cuenta elecciones presidenciales pasadas) los votos de Martha Lucia Ramirez que fueron aproximadamente 370.000 y la mitad de los votos del Centro Democrático, unos 260.000, que no terminaron por apoyar a su candidato Francisco Santos.

Los resultados electorales a favor del próximo alcalde de la ciudad son producto de la alianza indirecta entre las dos fuerzas políticas de derecha más radicales del país, los conservadores y los uribistas; sumado al impacto mediático de las encuestas que lo daban como virtual ganador en medio de la contienda. Su triunfo deja en vilo lo que pudiese llegar a ser la capital del país en el marco de un posible, ya casi un hecho, acuerdo de paz entre la insurgencia de las FARC y el Gobierno de Juan Manuel Santos; de igual manera, en cuanto a la posición que en términos internacionales Bogotá ha venido ocupando, en relación al cambio climático, pues Enrique Peñalosa fue uno de los candidatos que propuso construir la Avenida Longitudinal de Occidente pasando por encima de los ecosistemas de tres humedales, esenciales para el ciclo del agua, recuperados por la capital.

Llegará enero y con el la incertidumbre por no saber el destino de varios de los programas sociales, económicos y culturales implementados en la ciudad que han dado resultados en términos de disminución de pobreza e inseguridad, entre otros.