Mi amor por Bogotá me lleva a opinar desde las redes sobre la situación que se vive diariamente en la ciudad. Y no me cabe la menor duda del talante gerencial que ha querido imprimir la actual administración de Bogotá. Muestra de ello fue la reciente intervención en el Bronx, liderada por un experto en temas de seguridad como lo es Daniel Mejía, o las estrategias de movilidad que se diseñan en cabeza de Juan Pablo Bocarejo, donde ha migrado gran parte del equipo de investigación de la Universidad de los Andes a la Secretaría de Movilidad. Sin embargo, se está frente a un reto aún mayor: romper la polarización que vive la ciudad y construir gobernanza, no solo con los partidos políticos que están a favor, sino con los que ejercen una independencia crítica como Juan Carlos Florez, o quienes se declaran en abierta oposición con Angela María Robledo, o Inti Asprilla y sobre todo con los bogotanos, que somos quienes sufrimos y amamos a nuestra ciudad.
En las últimas semanas ha sido evidente la controversia creada por parte de la Administración Distrital, frente a medidas como el cobro para que los vehículos particulares puedan pagar y quedar exentos del Pico y Placa, o la sobretasa a los parqueaderos públicos, o la más sonada: la venta de la ETB. En decisiones como las que he enunciado anteriormente, debe primar sobre las coaliciones de gobierno, la opinión de los bogotanos, y así buscar la creación de consensos que permitan legitimar las decisiones que se toman desde el alto nivel. Algunos creerán que es difícil hacerlo, sin embargo, guardo la profunda convicción que desde el debate argumentativo se puede construir posiciones que beneficien a Bogotá y de esa forma nos pongamos de acuerdo en lo básico que debemos tener como ciudadanos, en nuestra identidad como ciudad. ¿Qué identidad estamos queriendo crear? ¿Una ciudad con Metro o con Transmilenio? ¿Por qué no las dos como estrategias complementarias? ¿Por qué no diseñamos un Plan de Movilidad a 15 años, en los que podamos ver cómo por la Av. 68 tenemos un sistema de Transporte, por la Av. 1 de Mayo otro, y así sucesivamente?
Duele ver cómo en una ciudad polarizada, la estrategia para aprobar el Plan de Desarrollo, es cerrar el Concejo de Bogotá con ESMAD, policía, y a 3 cuadras plantones de ciudadanos inconformes con la forma en que se está dando la discusión para Bogotá. Si fuera Concejal, me habría opuesto rotundamente a aprobar en Comisión la venta de ETB a las 11:45 pm. Creo que las decisiones se pueden tomar de día, a la luz de la ciudad, construyendo argumentos y dando desde los soportes técnicos las razones para tomar decisiones sobre el futuro de una ciudad, que pide a gritos amor de parte de los ciudadanos y sobre todo, de los gobernantes (lo cual no dudo que tiene la actual administración). Con el Plan de Desarrollo, que en estos momentos aprueba el Concejo de Bogotá, serán pocas las estrategias que se invente el Distrito para generar mayor recursos y poder financiar sus proyectos; seguramente no todas serán muy populares, aunque si lo sean responsables con la ciudad, por lo que apostarle al dialogo y la creación de consensos se hace más que una prioridad, una necesidad.
A penas han pasado 5 meses de la Administración Peñalosa. El alcalde cuenta con un excelente equipo de gobierno y está a tiempo de corregir las fallas que está teniendo. En temas de ejecución seguramente se dará de la mejor forma, en términos de planeación espero que también lo haga, sin embargo, en temas de construcción conjunta de agenda política, aún hay mucho por mejorar y de esta forma quitarse el estigma de “negociante” en vez de gobernante. Al final de la historia, los beneficiados o afectados seremos los bogotanos, quienes tendremos que vivir día a día las consecuencias de discusiones ideológicas de nuestros gobernantes.
