La reciente imputación de la Fiscalía General de la Nación, en cabeza del doctor Néstor Humberto Martínez, contra la familia Mora Urrea, propietaria de una cadena de supermercados populares en cuatro departamentos del país, por la presunta comisión del delito de lavado de activos, revela mucho más que un pulcro afán de hacer cumplir la ley penal en el país.
En primer término por el momento elegido para escandalizar con ella. Una investigación que se afirma viene de veinte y más años atrás, produce un dudoso resultado en el preciso momento en que el partido Farc, de conformidad con lo pactado con el gobierno nacional en La Habana, se apresta a ejercer los derechos políticos que se le garantizaron en el Acuerdo Final.
Todavía más, justo cuando el país entero se encuentra alarmado por la investigación penal que la Corte Suprema de Justicia acababa de ordenar contra el senador Álvaro Uribe Vélez, en un caso en el que aparecen relacionados de manera clara, fenómenos como la contratación de falsos testigos, la conformación de grupos paramilitares y la responsabilidad en varias masacres.
Una cosa tapa la otra. A lo cual se añaden otra serie de particularidades muy extrañas. A los Mora Urrea se les siguió la pista durante muchos años, según lo que indican los medios, porque su fortuna crecía de manera desmedida en un tiempo exageradamente rápido. ¿Por qué nunca se procedió del mismo modo con otros, digamos los hijos de Uribe, con los que pasó igual?
La cuestión, según la algazara mediática, se viene a producir porque el Fiscal Martínez concluyó que los hermanos Mora eran testaferros de las Farc. ¿Qué cómo lo concluyó? Pues porque en su parecer la palabra de tres supuestos desertores de Farc tiene credibilidad total. Ellos afirman que los Mora subieron alguna vez al páramo de Sumapaz a entrevistarse con las Farc.
¿Cómo concluyó el fiscal que los Mora eran testaferros de las Farc?
Pues porque en su parecer la palabra de tres supuestos desertores
tiene credibilidad total
Quien haya estado familiarizado de algún modo con la guerra contrainsurgente librada en nuestro país por más de medio siglo, sabe de la credibilidad que merecen los desertores atraídos y pagados por los servicios de inteligencia militar. Si los testigos de la Fiscalía fueran auténticos desertores, lo menos que podía creerse es en la veracidad de su dicho.
Sorprende además que la Fiscalía se apoye en esos testimonios para afirmar la existencia del testaferrato. Lo dicho por los tales testigos es que vieron reunirse alguna vez en el páramo a uno de los Mora y mandos del Frente 53. Aún si fuera cierto el encuentro, no probaría nada. Media Bogotá subía a las montañas de Cundinamarca a hablar con las Farc en esas épocas.
Lo que significaría, según la lógica del doctor Néstor Humberto, que todos ellos son testaferros de las Farc. Mucha gente comienza a pensar en un falso positivo por parte del Fiscal. Y asegura que sucederá lo mismo que con tantos otros acusados de testaferrato por el ente investigador. Saldrán libres, recuperarán lo suyo y hasta demandarán y ganarán una indemnización estatal.
Sería ingenuo o iluso afirmar que podemos meter la mano a la candela por la familia Mora Urrea. Personalmente no tengo la menor idea de su origen o sus actividades. Pero indagando con algunos conocidos de la zona de Usme y el Sumapaz, he escuchado cosas muy distintas a la Fiscalía. Todos coinciden en que se trata de una familia humilde que se levantó a punta de su esfuerzo.
Reconocen en ellos a personas que se preocuparon por ayudar a su gente. Comprándole las cosechas, dándole empleo a muchos de sus familiares en sus negocios, vendiendo sus productos a precios mucho más bajos que el resto del comercio. Incluso alegan que se trata de un asunto de pura competencia comercial por parte de las grandes cadenas. Tirarse al más débil.
Resulta por tanto difícil verlos como criminales. Sobre todo cuando a la actuación de la Fiscalía se añaden los asaltos y saqueos a los almacenes que les pertenecían. No creo que sea hilar demasiado delgado, si se piensa que en el fondo debió haber algún concierto preparado. Sale la acusación de la Fiscalía y ustedes inmediatamente saquean los almacenes de las Farc.
Al fin y al cabo a esos terroristas hay que hacerles es eso. Prepararles su bienvenida a cualquier lugar donde vayan a presentarse, para lo cual se ofrece dinero a los violentos reclutados en tanto barrio pobre y lleno de gente hambrienta. A los que también se los puede convocar para saquearles sus almacenes. En varios departamentos, a la misma hora, para que no haya duda.
¿No fue Uribe, judicializado por los falsos testigos, el primero que salió a decir que había que retirar a las Farc los beneficios del Acuerdo? ¿Y no se ha caracterizado el Fiscal Néstor Humberto por su empecinada oposición a los Acuerdos de La Habana? Blanco es, gallina lo pone.