Son los futuros artistas que la vida llevará por diversos caminos: la televisión, las salas de teatro, el cine, los grandes escenarios, que esperan por su talento.
Hicieron su puesta en escena en la sala Julio Valencia, bajo la dirección de Genny Cuervo y sometieron sus saberes, hasta hoy alcanzados, al respetable, a ese monstruo insaciable y despiadado que es el público.
Y allí estuvieron en esa caja mágica en la que se convierten las salas de teatro cuando inicia la función. Dijeron sus parlamentos con fuerza, con intensidad con ganas de decirle al público que cinco semestres de trabajo no pasan en vano; con deseos intensos de demostrarle a los descreídos que vale la pena ser artista, que hacer teatro requiere persistencia, paciencia, ensayos y sudores; que esa profesión, en la cual se van perfilando cada día, no es un pasatiempo, ni es un quehacer de vagos como muchos señalan.
Ellas y ellos, bajo las luces que resaltaban su actuación, propusieron, dijeron y contaron la historia de un pueblo en el que todo se arregla jugando al bingo. Una obra en la que el público es cómplice y se mete a la trama con cada número que tapa en la tabla con la que se involucra en el juego propuesto.
A veces, la voz es la estrategia para que el personaje destaque, otras son los gestos que ayudan a construir el protagonista que les entregó su directora, y en otras es la combinación de todos los sentidos y un gran esfuerzo el que hace que el personaje brille más allá de las luces del escenario.
Muchachos y muchachas que le apuestan su vida a la actuación, a ese mundo del teatro definido como el lugar o sitio para la contemplación. Saben que a medida que pasa el tiempo de estudio se están aprestando para hacer suyas las herramientas más diversas para contar una historia, para representar esa otra realidad que tiene caminos de tinta que se vuelven escena: la palabra, la gestualidad, la actuación en general.
Y les fue bien, salieron airosos de la prueba, no por condescendencia, sino que se notó el trabajo, fue evidente la entrega, destacaron en sus papeles.
Les espera un camino largo en el que darán vida a otras historias, pero sobre todo seguirán trabajando duro porque en ellos están las ganas de ser, porque tienen un reto con sus sueños, porque se han impuesto que actuar será su mejor rol en el futuro.