Con presencia en más de 33 países y a través de reconocidas marcas posicionadas en Colombia como Marinela, Guadalupe, Mamá Inés, Artesano o Mr. Brown, la empresa inspirada en una pastelería familiar y fundada por Lorenzo Servitje en 1945, es mantenida por los herederos y dueños de Bimbo como la panificadora más grande del mundo.
Bimbo se ganó ese título en 2009 cuando la empresa compró Weston Foods Inc por 2.380 millones de dólares y pudo acumular así un total de 35 plantas, más de 15 mil trabajadores y, por lo menos, 7.000 rutas de distribución.
Dos años después de lograr esa meta, continuaron su ascenso al adquirir otra empresa estadounidense, Sara Lee Corporation, compañía que en el momento de la compra era dueña de la marca Bimbo en España y Portugal.
La siguiente década fue de expansión acelerada. Compraron empresas como el Grupo Adghal de Marruecos, East Balt Bakeries de Estados Unidos, Fargo de Argentina, Nutra Bien de Chile, Grupo Makattan de China o Panettiere de Colombia.
Bimbo Open Door pronto estará de regreso. Activa nuestras notificaciones para conocer todos los detalles. pic.twitter.com/fKymmhNLIL
— Grupo Bimbo (@Grupo_Bimbo) September 8, 2023
La estrategia de los dueños de Bimbo para apoyar emprendedores
En 2022, le dieron un inesperado timonazo al rumbo de la compañía. Lanzaron su propia aceleradora de negocios llamada Bimbo Open Door, empresa creada para financiar emprendimientos o empresas emergentes (startups).
Ahora, en 2023, acaban de lanzar la segunda edición de la convocatoria dirigida a las empresas que elaboren productos nutritivos para niños como bocadillos con algún detalle innovador en su preparación, productos artesanales o fabricados con recetas tradicionales.
Un artículo de Forbes sugiere que el objetivo de Bimbo es convertirse en una generadora de unicornios, término utilizado para denominar a las empresas creadas hace menos de una década y que sin cotizar en bolsa o haber sido adquiridas por un tercero, están avaluadas en más de mil millones de dólares.
La historia de los dueños de Bimbo
Lorenzo Servitje Sendra era un tipo tan apasionado por sus proyectos, que por las noches se desvelaba analizando ingresos y costos de su pastelería familiar. Tenía una responsabilidad grande porque su padre se enfermó de reumatismo y él entendía que era el único que podía estar al frente.
Bimbo aún no existía, pero fue en este pequeño negocio llamado El Molino donde Lorenzo Servitje aprendió la profesión de su vida. Poco tiempo después, él y sus compañeros Jaime Jorba y Jorge Mata tuvieron la idea de montar una empresa de importaciones llamada Importex.
En esa época, importaban a México cámaras fotográficas, pero como a Jaime Sendra, jefe de producción de El Molino, se le ocurrió que también podían poner una fábrica de pan, encargaron un horno que ellos creían que revolucionaría la industria panificadora del país. Solo se equivocaron en un detalle: lo que cambiaron, con su pan tajado, fue la forma de comer este tipo de producto en el mundo.
Jaime Jorba y Jorge Mata se sumaron en el proyecto, pero poco antes de lanzarlo descubrieron que no sabían instalar el horno y que la única persona que conocían que podría hacerlo era Alfonso Velasco, el hijo de uno de sus principales competidores: Antonio Velasco de Pan Ideal.
Él aceptó ayudarles y poco tiempo después, durante una crisis económica, los amigos en agradecimiento lo invitaron a ser socio. Es así como inauguraron Bimbo en 1945 en una pequeña fábrica en Ciudad de México con solo 34 trabajadores y Alfonso Velasco asumió la Dirección Técnica de la empresa.
Entre sus aportes estuvo la adquisición e instalación de la nueva maquinaria, así como la búsqueda de métodos de innovación que aportaron al crecimiento de la empresa. Velasco también fue el genio a quien se le ocurrió meter el pan tajado en papel celofán, ya que en esa época este pan duraba poco y era visto como un producto de mala calidad. La ventaja que dicha invención les dio ante su competencia fue abismal.
Pero años más tarde, Alfonso Velasco decidió marcharse y volver a insistir con Pan Ideal hasta convertirse en el competidor más fuerte de Bimbo en el norte de México.
Jaime Jorba también se fue por su cuenta y sin autorización legal de sus compañeros, abrió una sucursal en España, la misma que años más tarde le vendió a Campbell Taggart Inc. y terminó comprada por Sara Lee Corporation.
Años más tarde, Alfonso Velasco desistió otra vez de la empresa familiar y vendió Pan Ideal a Bimbo. En 2012, después de varios intentos fallidos, la casa matriz compró Sara Lee Corporation y con ella las sucursales española y portuguesa de Bimbo.
| Le puede interesar: Bimbo, el pan mexicano que se tomó Latinoamérica
¿Y cómo nació el osito?
El osito Bimbo es una de las cinco marcas más reconocidas en Latinoamérica, pero lo que mucha gente no sabe es que la inspiración para crearlo vino de una tarjeta navideña.
La idea partió del dibujo del oso original de Anita Mata, la esposa de Jaime Sendra, que empezó a hacer los primeros bosquejos. Alfonso Velasco le añadió algunos detallitos como el tipo de nariz y con los años, se le han hecho muchas pequeñas modificaciones para llegar al enternecedor personaje de nuestros días. Para la marca, el osito tiene tres características que son esenciales para presentar su pan: blancura, limpieza y suavidad.
En octubre de 2020, una ley mexicana ordenó que se retiraran de los empaques los personajes o dibujos que pudieran atraer a menores. La respuesta de Bimbo fue considerada tan polémica como ingeniosa porque la marca comenzó a dibujar la silueta del osito en algunos panes e incluso a hacer colaboraciones con la marca Pétalo para así acompañar al perrito de la marca de servilletas. Actualmente, algunos panes de la compañía siguen conservando al osito mascota.
| Le puede interesar: El club de los unicornios latinoamericanos