Muchas veces admiramos artistas, deportistas, empresarios por los éxitos alcanzados y relacionamos su éxito con el ingenio; años atrás veía la entrevista a un escritor y el periodista le decía –bueno, cuentas con el ingenio de la escritura – a lo que sencillamente el escritor contestó: no es el ingenio de la escritura, es el ingenio del hábito, ese hábito que desarrollé al ponerme en frente del computador con la pantalla blanca y empezar a escribir, con frío, calor, hambre, sueño, con ganas, sin ellas.
Hábito es esa mezcla de saber hacer algo y querer hacerlo; estudios dicen que cuando queremos desarrollar un hábito debemos hacer la acción durante 21 días sin interrupción, esto anticipa que la generación de hábitos requiere dos ingredientes fundamentales, la motivación que son las ganas de hacerlo y la disciplina, que lamentablemente ha sido malinterpretada por décadas y relacionándola con el profesor o profesora represor del colegio, cuando en realidad es un acto de amor hacia nosotros mismos.
Muchos hábitos perecen en el intento por un ingrediente y es la falta de reconocimiento inmediato, hoy subes una foto a redes sociales y a los minutos recibes un retroalimentación positiva a través de un like; cuando haces un trabajo arduo, entrenas durante horas, estudias y preparas exámenes en jornadas largas y nadie esta con su pulgar arriba, sientes un poco de frustración y piensas que no valió la pena. Aquí vienen dos reflexiones que nos ponen a pensar que vale la pena volver a madrugar, volver a leer, ensayar y hacer esa acción que te encamine al hábito.
John Lennon dijo: “Cuando hagas algo noble y hermoso y nadie se de cuenta, no estés triste. El amanecer es un espectáculo hermoso y sin embargo la mayor parte de la audiencia duerme todavía”.
Muhammad Ali expresó alguna vez: “Odié cada minuto de entrenamiento, pero dije, no renuncies. Sufre ahora y vive el resto de tu vida como un campeón”.
Piensa por un momento en una bailarina de ballet ovacionada durante minutos, por su perfecta actuación de una hora; los aplausos que hoy gano son el resultado de cientos de horas de ensayo que nadie aplaudió, pero tiempo y esfuerzo necesario para que esto ocurriera.
Acerca del resultado inicial, ¿cómo crees que sonó la guitarra la primera vez que Jimmy Hendrix o Paco de Lucia la tomaron? Muy diferente a su concierto cumbre, la razón, ensayo y amor, esencia del hábito.
Bienaventuradas las personas de buenos hábitos, pues de ellas será el reino de los éxitos.