El debate de control político contra la ministra de Educación resultó un round a favor de Gina Parody. Se lució frente a un Senado de la República que esperaba apabullarla con la homofobia del Centro Democrático y del procurador. Ella les salió, sin miedo, a defender no solo su política sobre la necesidad de orientar a las instituciones educativas en el tema de la aceptación de la diversidad sexual, sino sobre su propia condición sexual.
El más sorprendido al parecer fue Uribe, que se quedó prácticamente sin argumentos, cuando la habilidosa ministra sacó las cartillas que había hecho el expresidente durante su gobierno. Leyó la Parody unas páginas que repetían casi con las mismas palabras la definición de lo que es ser hombre o mujer y como esta condición resulta de una construcción social, histórica y cultural.
Ante esta clarísima defensa, Álvaro Uribe contraargumentó mal con una frase que deslegitima todos los ataques del Centro Democrático contra el dichoso manual que el actual gobierno está trabajando. Dijo el senador Uribe, al tener que aceptar que sí habían sacado una cartilla muy similar, que la diferencia es que la de su gobierno estaba centrada en la familia. Pobre argumento, porque la discusión no está centrada en defender la familia —atacarla es algo que no se hace, ni se ha hecho nunca desde la política del Ministerio de Educación.
¿Cuándo se ha dicho que para explicar la opción sexual diversa, se debe desconocer la familia? ¡Nunca, que se sepa! Eso es tergiversar la discusión, cuando ya se sienten perdidos, como le pasó a Uribe. Su bancada quedó casi muda. La senadora Paloma y Cía., tan activas en acompañar la marcha contra Gina, se quedaron prácticamente sin argumentos.
El manual es una necesidad para cumplir los lineamientos de la Corte Constitucional, no para enseñar cómo ser homosexual, sino para enseñar cómo aceptar la diferencia y no cometer agresiones y discriminaciones. Eso quedó claro en el debate de esta semana.
Ante el Senado pronunció valerosas frases como:
“Me persiguen, me acusan de todo lo imaginable
porque soy gay, porque soy lesbiana”
Por otro lado, en el debate Gina hizo una valerosa presentación de su propia condición sexual. ¿Cuándo se había visto que una persona de tan alta dignidad en el gobierno, además mujer, tuviera el suficiente valor para pronunciar frente a la plenaria del Senado frases como: “Me persiguen, me acusan de todo lo imaginable porque soy gay, porque soy lesbiana”? Eso es inédito en Colombia y en muchos países. Pero era necesario que lo dijera la ministra al desbaratar el principal argumento de la oposición, el de que ella promueve una política de fomento de la homosexualidad precisamente porque es gay.
Muy por el contrario la ministra dejó claro que no enseña a ser homosexual, sino que da testimonio en carne propia de lo duro que es tener esta orientación en una sociedad como la nuestra. Y sobre todo expresa que no se enseña la orientación sexual, esa viene ya con la persona. Pero sí se debe enseñar a lesbianas, gais, bisexuales, trans e intersexuales que tienen derechos. Y sobre todo, que esos derechos están amparados por nuestra Constitución y el gobierno tiene la obligación de velar que se cumplan.
Gina Parody ha puesto un punto muy alto al enfrentar con tanta dignidad y tanta sabiduría un debate totalmente homofóbico y oportunista. Un debate promovido por un Centro Democrático que no sabe qué más hacer para oponerse a la paz y al gobierno y un procurador Ordóñez en plena campaña presidencial que no guarda las más mínimas apariencias de respeto a la legalidad.
Lo único malo de todo lo que pasó en la semana con relación a la política que pretendía implementar el gobierno fue la patraseada del presidente Santos, que está dispuesto a sacrificar la implementación de los derechos de la comunidad LGBTI, creyendo que con esto protege el plebiscito. Creo que se equivoca cuando se deja chantajear por unas iglesias retrógradas y una derecha politiquera.
¡Bien por Gina! Ordóñez y Uribe ¡dan vergüenza!
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