Bicicleta o catástrofe, qué mamera
Opinión

Bicicleta o catástrofe, qué mamera

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marzo 19, 2015
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Los defensores a ultranza de la bici no pueden dejarse provocar por quienes —con igual derecho al que tienen ellos para argumentar a favor de su uso como medio de transporte— exponen sus argumentos en contra. José Clopatofsky, uno de los grandes conocedores de motores en este país, se atrevió a hacerlo en columna reciente y llamó peligros sociales en la vía a los ciclistas urbanos.

Mi vecino de este portal, Carlos Cadena Gaitán —a quien admiro por su compromiso con la calidad de vida en las ciudades— se sintió aludido y explotó. Lo del Soat y la guadañadora mencionados por JC superó el nivel de tolerancia que él y el resto de los pro dos ruedas exigen para la causa, y se despachó antier con un sartal de ironías dirigidas al director de Motor (¿una revista de carros? ¡vade retro!), tan convincente, que algunos lectores la interpretaron como exposición de motivos para agradecer.

El mundo sabe —todo lo de Medellín es mundial—, que en días pasados se celebró  en la ciudad el IV Foro Mundial de la Bicicleta, “el más grande en sus cuatro años de historia”, según su coordinador, CCG —sí, el que llamó Pelmazofsky a Clopatofsky porque piensa diferente—, quien, por cuenta de la repercusión obtenida, exclamó alborozado al término del evento: “¡La sacamos del estadio!”. Con todo y humildad frente a las críticas, salió disparada la esférica.

Varios medios nacionales se ocuparon de registrar participantes extranjeros, conferencias y anécdotas —algunos, incluso, editorializaron sobre el tema—, y los ciudadanos de a pie, los que de ordinario vamos apeñuscados en transportes públicos o privados, nos enfrascamos en discusiones bizantinas respecto de las ventajas y las desventajas del vehículo trendy del momento. Eso sin contar con la euforia que llevó al alcalde a anunciar, en la ceremonia inaugural del encuentro, la creación de una Gerencia para  la Bicicleta. Lo cual, teniendo en cuenta que ya existe una Secretaría de Movilidad —que si bien no resiste el análisis por ineficiente, ahí está—, suena, cuando menos, precipitado. Pura burocracia, mientras no se demuestre lo contrario.

Comparto la creencia de que la bici es un medio de locomoción ideal; en teoría. Por las razones que desgranan quienes como Cadena Gaitán la promueven con tal fervor, que si no se ponen las pilas acabarán inmersos en el temible fundamentalismo: bicicleta o catástrofe, qué mamera. Respiren hondo, muchachos, que el disenso es condición sine qua non para que el cambio cultural que se pretende con el uso masivo de la cicla, que llaman los campesinos, obedezca a un compromiso consciente y paulatino de la sociedad. Para que no le suceda lo que al copete Alf, la bota campana y el corsé, que en un plis-plas pasaron de moda.

Hay circunstancias, edades, necesidades y gustos para caminar, para patinar y para montar en bici, en metro, en bus o en taxi. Además están la inseguridad callejera —en Medellín se da silvestre— y la topografía. Las 16 comunas que conforman la zona urbana están asentadas en laderas salpicadas por uno que otro valle. Así que en la práctica…, no importa cuán hostiles se pongan las administraciones de turno suprimiendo parqueaderos, nos  falta mucho pelo para el moño, al decir de las matronas de la Costa.

No somos Barcelona —ciudad hermana de la que tanto tenemos para aprender en materia de espacios públicos–, ni Ámsterdam, ni Nueva York, ni Medellín es la sabana. Copiar, entonces, no tiene sentido. Adaptar, sin delirios de grandeza  —ya  no fuimos los primeros o los mejores o los  más  grandes en el aspecto que nos ocupa—, es deber de los gobernantes que, exigidos y respaldados por movimientos ciudadanos, tienen que diseñar políticas incluyentes —el fomento del uso de la bicicleta por ejemplo—, mediante la adecuación de la infraestructura y, sobre todo, mediante la educación, que ya la mayoría de los motociclistas se nos fue así: convencidos de que las normas de tránsito no rigen para ellos.

Soy amiga de la bicicleta —aunque no me veo venteada por las lomas de El Poblado, con mis papeles a cuestas, mis gafas de miope fungiendo de parabrisas y mis dientes, de freno de emergencia, ¡ay jue pucha!, ecologista aficionada, usuaria del Metro, las marcas de los carros me tienen sin cuidado, reniego de los atascos…, sin embargo sospecho que tanta euforia desatada nos está llevando a idealizar la bicicleta; a confundir, incluso, el esnobismo con la conciencia medioambiental. (Cuántos de los nuevos cruzados sabrán qué es la huella de carbono).

COPETE DE CREMA: Eso de que la bici es un medio de transporte económico e igualitario, puesss. Audi acaba de sacar un modelo que cuesta 17.500 euros. Así que no solo las 4x4 marcan estrato, Carlos Cadena. Por los cascos, y otras cosillas que se verán en las ciclorrutas, los reconoceréis.

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Contra la mamera nacional

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