Por estos días resuena en las redes sociales un movimiento que se ha denominado “berracos con los bancos”; el cual se erige desde la ciudad de Pasto como protesta a lo que ellos consideran diferentes abusos del sector financiero, dentro de los que se encuentran: la reestructuración de créditos mediante la capitalización de intereses (anatocismo), la retención anticipada de cuotas crediticias, el cobro de los servicios bancarios, las altas tasas de interés, el acoso telefónico y jurídico a los morosos, entre muchos otros.
Todo ello a pesar de las rápidas medidas de liquidez realizadas en favor del sector financiero por el Banco de la República, el cual, entre otras cosas, aumentó desde el comienzo de la pandemia los cupos de las subastas de liquidez de $17 billones a $20 billones. Adicionalmente, el gobierno dispuso la posibilidad de utilizar un saldo de $7,5 billones sin destino específico del fondo que creó para financiar la emergencia del COVID-19 (Fome), los cuales también podrían ir para al sector financiero.
En ese contexto recobra valor la propuesta de los usuarios de los servicios bancarios, pues se esperaba, que ante la liquidez otorgada por el gobierno nacional, estos flexibilizaran, sus créditos de una manera más compresible o ajustada a la situación de emergencia económica y a la realidad de los usuarios; quienes dada esta situación atraviesan por momentos de iliquidez, por lo que se requiere de una mayor flexibilización acorde con el panorama económico y no utilizar las mismas prácticas leoninas que han venido utilizando en épocas de “normalidad”.
En efecto si comparamos las tasas anuales de intereses con otros países nos llevamos una verdadera sorpresa: EE. UU., 4,5%: España, 6.4%; Alemania, 3.2 %; Japón, -0,10%; Suiza, 2.1 %; Inglaterra, 1%; Brasil, 2.0%; Bolivia, 2,91%, y Colombia, 33.1%. Esto es un verdadero despropósito si se tiene en cuenta que en su primera reunión de política monetaria de este año, la junta directiva del Banco de la República decidió dejar inalterada su tasa de referencia en 1,75%, nivel que se mantiene desde septiembre pasado.
Por ello han acordado fijar el 24 de febrero como el "día nacional contra los abusos bancarios" llevando esta problemática a la radio, televisión prensa, redes, diálogos familiares, con el fin de concienciar a toda la nación, usando el hashtag #berracoconlosbancos y #coalicionantibancaria.
Es importante destacar que al frente de este grupo de usuarios inconformes del sector financiero se encuentra el literato Pablo Emilio Obando; un afilado escritor y periodista que en el pasado ha emprendido otras acciones como la protesta por el cobro excesivo de servicios públicos, la exclusión en el PND, las viviendas de tres por ocho, la dignidad y respeto del pueblo nariñense, la libertad de cultos, la defensa de la educación colombiana y el respeto por los niños, la emergencia vial en Casabuy, el puente sin carretera de Guambuyaco, la recuperación de la vía alterna Pasto Chachagui y varias veedurías de recursos públicos.
En muy importante que en condiciones de emergencia económica el estado a través de la Superintendencia Financiera, pero especialmente del Banco de la República (que es el encargado de regular las tasas de interés), tome medidas para su regulación, que por supuesto en tiempos de pandemia debe ser más baja; ahora los créditos no pueden ser manejados con criterios ordinarios, sino de emergencia y fomento, para que los ciudadanos y los empresarios puedan recuperarse de la grave crisis económica generada por la pandemia. Son tiempos de crisis, ergo se requieren medidas especiales.