Desde las primeras notas de las trompetas de la orquesta Orpheus de New York, que interpretó impecablemente nuestro himno nacional en el Teatro Adolfo Mejía de Cartagena, el público pudo apreciar que el octavo festival de música de Cartagena, contaba con una agrupación de primera categoría.
Las primeras notas del concierto inaugural estuvieron a cargo de las pianistas Katia y Marielle Labeque, quienes interpretaron una versión a dos pianos de la rapsodia española de Maurice Ravel (1857-1937). El tema inicial "preludio a la noche" fué tocado con una finura y exquisitez de las que solo son capaces los grandes artistas. Un tema repetitivo tocado "pianísimo" que nos hizo olvidar la versión orquestal de esta pieza, tan admirada por su instrumentación maravillosa. Resultó precisamente un preludio a una noche de inauguración con ovación prolongada al final del concierto.
El concierto para dos pianos y orquesta en re menor, de otro francés Francis Poulenc fallecido en 1963, fue la oportunidad para corroborar la maravillosa técnica de las pianistas francesas y su impresionante coordinación a lo largo de los tres movimientos de la obra. Además la orquesta sin director visible, complementó con tino la actuación de las solistas.
Es muy probable que esta sea la primera interpretación en Colombia de este interesantísimo concierto de Poulenc, que en algunos pasajes rinde homenaje a Mozart, tomando algunas temas del genio de Salzburgo. Es pertinente recordar al lector que este festival, está centrado en música compuesta por grandes compositores europeos que vivieron en el siglo XX.
En el programa general figuran varias obras de uno de los músicos mas conocidos en la música contemporánea, el ruso Igor Stravinski (1882-1971). La noche del sábado 4 de enero sirvió para que la orquesta invitada demostrara al público la calidad de la que viene precedida, según describen publicaciones internacionales. La música para el ballet Pulcinella, que toma elementos de compositores del siglo XVIII. Por su origen, la música es muy diferente a otras grandes obras del mismo compositor. En lenguaje coloquial podría afirmarse que llega mas fácilmente al oyente que otras del mismo autor.
Cuando se menciona el término orquesta de cámara, estamos hablando de una agrupación de alrededor de cuarenta músicos. En ésta noche pudimos apreciar al grupo de cuerdas muy homogéneo a los largo de los diferentes movimientos de la suite. Llama la atención la exactitud de sus entradas y finales de los movimientos, pues el grupo no tiene un director en el estricto sentido de la palabra. O sea no hay quien lleve una batuta o dirija con sus manos a la agrupación. Ya habrá oportunidad para comentar mas sobre el tema.
Cartagena Enero 5 de 2013