El excelente concierto de la Filarmónica del Cali realizado el viernes pasado en el Teatro Municipal, dirigido por Francesco Belli sirvió para conmemorar el aniversario de la emisora Clásica 88,5 FM, dirigida por Amparo Sinisterra de Carvajal.
Revisando archivos encontré un escrito de mi columna Bemoles, que se publicó muchos años en El Tiempo de Cali, que se refería al vigésimo aniversario de la citada emisora, del cual transcribo algunos párrafos. “La presencia de la radio en Colombia cuenta ya con una tradición de pioneros que han abierto camino, llenando ese vacío y convirtiéndose como lo hace siempre la cultura en motor de mejoramiento de la vida ciudadana, aglutinando poco a poco adeptos, en la medida que se van tocando sensibilidades y la mal llamada música culta se convierte en enriquecedor alimento espiritual”. Estas fueron las palabras de la fundadora en esa época
Transcribo mi comentario al respecto.: “Gracias a su terquedad de “mula aragonesa” como ella lo expresó en el programa de televisión que orienta Pardo Llada, sacó adelante la idea tomando como modelo una emisora de New York, teniendo como premisa la responsabilidad que deben asumir ante la comunidad las personas que por una u otra razón tienen posibilidades de influir en la sociedad en la cual viven.
“Gracias a su terquedad de “mula aragonesa”,
como ella expresó en el programa de televisión de Pardo Llada,
sacó adelante la idea tomando como modelo una emisora de New York,
Ella sintió esa obligación y no se quedó viendo pasar el tiempo, sino que solicitó el apoyo de la Fundación, para materializar tan novedoso proyecto, en una ciudad sin antecedentes de este tipo de manifestación cultural en la época de su iniciación o sea 1978.
Hoy, simplemente nos deleitamos buscando el 88.5 de la fm, que sirve para algunos de compañera invisible durante muchas horas y para otros de tranquilizador cuando la saturación de noticias, que en su gran porcentaje reflejan actos de violencia, exige un espacio de mente en blanco para mejorar el estado anímico.
Todo parece tan fácil, pero nadie se imagina las dificultades que hubo necesidad de vencer para escuchar el primer acorde. Por intermedio de José Tomás Illera, asesor del proyecto, conozco detalles de los trabajos previos y de los primeros años de funcionamiento.”
Vale la pena destacar el gran éxito del concierto, que se tituló La música en la danza, con obras de Ottorino Respighi, Ponchielli, Ravel y Stravinsky. De éste último compositor, Belli se tomó el riesgo de interpretar la suite El pájaro de fuego con la orquesta local. El resultado fue más que satisfactorio y Belli recibió una entusiasta ovación, pocas veces escuchada en nuestro escenario cultural.
