Hace algunas semanas falleció Belisario Betancur, quincuagésimo segundo presidente de Colombia entre 1982 y 1986, uno de los momentos más convulsos de la historia del país, causados, en buena parte, por los delirios del mandatario, que en su obsesión por ejercer el poder aparentando una inabarcable humildad, buscó la grandeur de l'immortalité en una tutela, nada gratuita, de las artes, especialmente literarias, tras el desastre de su vida política.
Porque B.B., como si fuese Brigitte Bardot en Et Dieu... créa la femme, anheló ser sabio, pero es el paradigma de un político insaciable de riqueza y poder, que, tras alcanzar la presidencia y haber causado numerosos daños sociales a la república, decidió, hasta la misma hora de su muerte, fingirse sucesor del emperador Adriano, cuando en verdad fue, del Calígula de Albert Camus, de quien presumía haber sido amigo, compitiendo en mitologías con Eduardo Santos.
Hijo de campesinos parientes de Omogaes y Sinifanáes, cerrilmente cautelosos, en una afligida vereda de Amagá, gracias a una beca episcopal pudo terminar el bachillerato en el Seminario de Yarumal, donde un liberal trató de apuñalearlo al grito de “Belisario H.P.” “Una noche, confesó a Maria Isabel Rueda, en el barrio de las putas, en un bar que se llamaba, el Verde Agujal, un tipo que estaba en una mesa de cinco, se levantó, sacó un cuchillo, yo me fui de culo, me eché pa’ atrás y me fui para la universidad”.
Doctor en Derecho con la ayuda de monseñor Félix Henao Botero en la Universidad Pontificia Bolivariana, fundada contra los republicanos españoles que habían invadido la universidad pública de Medellin, tan útil fue a cierta facción de su partido, como recordaría Julio Sanchez Cristo, que a los 22 años era Diputado a la Asamblea de Antioquia, a los 27 representante a la Cámara y a los 30 miembro de la Asamblea Constituyente que proclamó como presidente constitucional a Laureano Gómez, estrenándose, a los 40, en la llamada Masacre de Santa Bárbara, durante una huelga de obreros de cementos El Cairo, siendo ministro de trabajo del gobierno de Guillermo León Valencia, cuando con la firma del intelectual imitador de Borges, Pedro Gómez Valderrama, que fungía de ministro de gobierno, bombardearon con napalm un centenar de combatientes liberales que terminaron creando las feroces FARC, que ahora controlan el poder judicial de Colombia.
Veinte años más tarde alcanzaría la presidencia prometiendo “casas sin cuota inicial” y la “no creación de nuevos impuestos” para los pobres, con el apoyo de la nena Maria Eugenia Rojas, La capitana fundadora del M-19, a quien entregó el Instituto de Crédito Territorial durante cinco años, cuyos hijos están presos por saquear las arcas municipales. Las “casas sin cuota inicial” arruinaron el ICT con los corruptos manejos de su directora, que enviaba el avión del instituto a recaudar las coimas, mientras miles de beneficiados terminaron perdiendo sus cuchitriles a manos de los intereses bancarios. BB introdujo el Impuesto al Valor Agregado [IVA], ampliando su base tributaria a parroquianos y comerciantes, con un coste que hoy llega al 19 % después que Juan Manuel Santos comprometiera, con los capataces de las FARC, el presupuesto de tres gobiernos por venir.
Periodistas que han averiguado en los años ochenta, parecen haber llegado a concluir que BB también fue elegido con dineros del narco. Insinúan, por ejemplo, que en los últimos meses de su campaña presidencial fue él mismo, en su famoso Renault 4 Master beige, a una finca de El Zorro de Toledo en Melgar para recibir más de cien millones de pesos, que le cedieron en persona Pablo Escobar, Jorge Ochoa y Gonzalo Rodriguez, que también habría donado, en un cruce de Chía, mientras iba para Tunja en su cacharrito, varios cheques que luego hizo exhibir en las vitrinas del diario mexicano El Excélsior como venganza. Según el juez José Barrios, en una providencia sobre el asesinato del director de El Espectador, Guillermo Cano, Evaristo Porras, otro famoso mafioso, sostuvo haber girado un cheque personal para BB siendo candidato. Un texto reciente, sobre la influencia del narcotráfico en la política colombiana, incluye un par de supuestas fotos de BB paseando orondamente por los bordes de la piscina de la casa de Gilberto Rodriguez, afirmando, a pie de página que “los Rodríguez fueron protectores del M-19, uno de los amigos de Don Gilberto fue Iván Marino Ospina, que cuando fue desalentado en una casa del barrio Los Cristales que él le había dado, lloró mucho.”
Las 208 semanas que duró su presidencia estuvieron maculadas por un sino comparable a las desgracias de los hijos de Jacob durante el reinado de Adriano y los levantamientos de Simón Bar Kojba, que se había declarado Mesías y terminó borrando del mapa la provincia de Judea, creando las nuevas de Siria y Palestina: Primero fue una ley de amnistía, el 18 de noviembre de 1982 y luego un indulto. Tras la liberación de cientos de guerrilleros, vinieron las conversaciones directas con las FARC y el M-19 en entrevistas, con la perfidia interpuesta de Alfonso Lopez Michelsen con Don Manuel Marulanda y Don Jacobo Arenas, o directamente personales del presidente en la capital de España con Iván Marino Ospina, Alvaro Fayad y Carlos Toledo Plata.
Y como si la divina providencia quisiera compensar tantos arrojos, la Academia Sueca concedió, el 21 de octubre de aquel año, el Premio Nobel de Literatura a Gabriel García Márquez. BB lo supo desde el día anterior porque François Mitterrand, entonces presidente de Francia, junto con Olof Palme, Fidel Castro, Pablo Neruda y Felipe Gonzalez, habían logrado persuadir al veterano estalinista y peor poeta Nils Artur Lundkvist, que odiaba a Borges, se lo otorgara. Era el único de los miembros del jurado que había leído en español Cien años de Soledad. Entonces, BB ordenó a su empleada en Colcultura, recién salvada de un naufragio psíquico, botara la casa por la ventana y en uno o dos aviones de Avianca, que despegaron de Bogotá el 8 de diciembre, llevara hasta Estocolmo decenas de familiares del laureado, a sus amigos viejos y nuevos, a todas las disponibles gocetas del instituto, a la ex de Nicolás Suescún, a su editor pirata y a un vago que, para no pagar las fotos del evento, decidieron llevar en andas con sus drogas a cuestas. El gobierno colombiano alojó los 150 miembros oficiales de la delegación en un arcaico buque hotel, el Loginn, de la Sodermalarstrand Kajplats, donde por poco mueren de frio, según contó el hermano menor del celebrado.
El jueves santo de 1983 un terremoto en Popayán causó la muerte de 283 personas, 7.500 heridos y 2.500 viviendas destruidas. El sismo desplomó la cúpula de la catedral y la ciudad colonial quedó reducida a escombros en un 70% de su sector histórico, destruyendo los edificios de la gobernación, la alcaldía, la universidad y el cementerio donde los muertos quedaron al descubierto.
El 26 de noviembre, a fin de dar lustre a sus anticipos de paz, BB organizó con la plata del Banco de la República, un evento con centenar y medio de invitados latinoamericanos y peninsulares, bajo el mote de I Encuentro de la Cultura Hispanoamericana, para el cual fletaron un avión de Avianca llamado Olafo, que partiendo del Charles de Gaule en Paris, recogería invitados en Barajas y Maiquetía, hasta recalar en Bogotá, donde el presidente del “Si se puede” iba a brillar como otro Adriano, el gran patrono de las artes.
En Paris subieron a la nave Jorge Ibargüengoitia, Manuel Scorza, Marta Traba, Angel Rama, la pianista Rosa Sabater y la actriz Fanny Cano, salvando la vida, por causa de una resaca de Romanée-Conti, el novelista Antonio Caballero Holguin. El avión se precipitó sobre las lomas de Mejorada del Campo. Murieron 181 personas y 11 sobrevivieron. El evento fue todo un éxito. BB dijo entonces, con su cara de palo que "Para España y América el encuentro no puede quedar dentro de los límites de la anécdota". Y para los difuntos, tuvo esta frase: "Todos ellos son héroes inolvidables de la imposible aventura del pensamiento y la sensibilidad".
Firmados los acuerdos de tregua y cese al fuego con las FARC y el M-19, asesinaron a Toledo Plata, emboscaron a Carlos Pizarro, BB destituyó al ministro de Defensa Fernando Landazábal, Otto Morales Benitez, el eterno candidato, renunció a la presidencia de la Comisión de Paz y siguieron los secuestros, los boleteos y las vacunas.
El 30 de abril de 1984 sicarios de la mafia, en connivencia con sus propios guardaespaldas, asesinaron al ministro de Justicia, Rodrigo Lara Bonilla. Fue liquidado porque se había declarado acérrimo enemigo de quienes se consideraban traicionados por el presidente que había sugerido no iba a extraditar a nadie.
La prensa denunció entonces la existencia de campamentos militares urbanos y reuniones proselitistas armadas. El gobierno impide al M-19 hacer un congreso en Los Robles y se desata una batalla entre el ejército y sus militantes, que dura veintidós días de diciembre de 1984, en Yarumales. Luego de un ataque contra un bus del ejército, disidentes de las FARC atentaron contra Antonio Navarro, Carlos Lucio y Maria Eugenia Vasquez en una cafería del barrio El Peñón en Cali. El M-19 convoca a un paro insurreccional y rompe la tregua. Asesinan a Oscar William Calvo, jefe del EPL, se crea la Coordinadora Guerrillera con facciones diferentes a las FARC, que asalta a sangre y fuego el barrio popular Siloé intentando tomar Cali, y atentan [11-1985] contra la vida del general Rafael Samudio Molina, comandante del ejército nacional.
El 6 de noviembre de 1985 treinta y cinco integrantes de la guerrilla M-19, financiados con 5 millones de dólares de Pablo Escobar, secuestraron más de trescientos ciudadanos, entre ellos un buen número de altos magistrados, magistrados auxiliares y auxiliares judiciales. Todos los jueces fueron asesinados junto a otros inocentes, de los cuales 11 están aún desaparecidos. “Lo cierto –dice el informe de la Comisión de la Verdad de la Suprema Corte de Justicia - es que la gran mayoría de los cuerpos se encontraron desmembrados, mutilados, calcinados y por lo menos tres de los Magistrados mostraron en sus restos mortales proyectiles de armas que no usó la guerrilla”. El informe sostiene que BB., se negó a hablar con el Presidente de la Corte aduciendo que era un rehén; desoyendo las súplicas de los propios magistrados y de numerosos personajes de la política y el pueblo mismo, quienes pedían les salvara la vida convocando al pueblo bogotano a la plaza, exigiéndoles la libertad de los magistrados. “Se dio –sostiene el informe- un vacío de poder porque el Presidente, simplemente, fue un espectador del desarrollo de los acontecimientos”. La carnicería indujo a la muerte de 65 funcionarios y visitantes, el incendio del edificio, la destrucción de todos sus archivos y el rescate de 250 rehenes.
En la navidad de 1985, el Frente Ricardo Franco, una escisión de las FARC que había robado un millón de dólares a Jacobo Arenas, comandado por Hernando Pizarro Leongómez y José Fedor Rey, asesinaron y descuartizaron 164 guerrilleros de origen campesino alegando que eran informantes del Ejército Nacional, cuando la Unión Patriótica, el partido de las FARC y el Partido Comunista, se preparaba para participar en las elecciones de mitaca del 9 de marzo 1986, donde eligieron cinco senadores, nueve representantes a la Cámara, 20 diputados y 353 concejales.
Historiadores recientes aún debaten de quien fue la idea de crear un partido político que “combinara todas las formas de lucha”. Unos sostienen que surgió durante las conferencias de la organización y otros, que fue sugerida, a través de Jhon Agudelo de los Rios, consejero de paz, por el propio BB, para dar muestra de su lealtad al proceso. La idea fue criticada desde el establecimiento, en boca de Enrique Santos Calderon en su columna Contraescape, como por José Cardona Hoyos, un abogado y dirigente comunista de Cali, quien, según su hijo, pagó la osadía de sugerir el ingreso directo de las FARC a la legalidad, abandonando las armas, con su muerte, ordenada por el Comité Central con el apoyo de Jacobo Arenas, Teófilo Forero, Manuel Cepeda Vargas y la abstención de Manuel Marulanda. La ejecución la llevó a cabo el Sexto Frente.
Hay quienes sostienen que la UP sirvió para el exterminio de todos aquellos que dentro de las diversas facciones del grupo subversivo eran desviacionistas o considerados traidores o enemigos de involucrar el narcotráfico en la toma del poder, etc. Dos de sus candidatos presidenciales fueron asesinados, 8 congresistas, 13 diputados, 70 concejales, 11 alcaldes y alrededor de 3500 de sus militantes.
Al llegar BB al poder operaban en Colombia las FARC, con 27 frentes, el M-19 y el EPL en el norte de Antioquia, en Bolivar y Córdoba. El ELN estaba casi extinto. Para el final de su gobierno, en agosto de 1986 las FARC ya eran 33 frentes en dos tercios del país, con un movimiento político legal. El pie de fuerza de las FARC se calculaba en cinco mil combatientes, el M-19, unos mil, hacía presencia en barrios marginales de Bogotá y Cali, y subsistía en el norte del Cauca y el sur del Valle y Antioquia. El EPL, unos cuatrocientos, había perdido sus principales dirigentes políticos, pero mantenía zonas de influencia militar. El ELN se había reunificado y con las millonarias contribuciones que hacía Armand Hammer, el amigo de Lenin que tenía un apartamento en el Kremlin y era dueño de la Occidental Petroleum Company con pozos en Arauca, había recuperado su poder militar en ciertas regiones, así no pasaran de trescientos.
El fracaso de la política de BB alentó el surgimiento de nuevas organizaciones como el Comando Quintín Lame, de indígenas que operaron en el Cauca; Patria Libre y el PRT, que junto con el ELN, el EPL y el M-19 conformaban la Coordinadora Nacional Guerrillera, de la cual hizo parte el Frente Ricardo Franco, grupos que tenían fricciones con las FARC, que en ciertos casos, como hemos mencionado, llegaron al enfrentamiento armado.
El 13 de noviembre de 1985, a media noche, la avalancha de un rio causada por la erupción de uno de los volcanes del nevado del Ruiz desapareció el municipio de Armero, con 26.000 muertos, 20.611 damnificados y heridos, mutilados y afectados, 4.4000 viviendas, 19 puentes y más de dos billones de pesos del comercio y la industria. Los gases, el humo y las cenizas cubrieron más de quince kilómetros a la redonda, alcanzando tierras de Boyacá y Caldas. Una de las plagas de Egipto del gobierno Betancur. Tragedia que pudo ser evitada porque técnicos colombianos y norteamericanos habían determinado el riesgo, y un representante de Caldas hizo un debate en la Camara anunciando a cuatro ministros del peligro inminente.
En las últimas semanas de su gobierno estalló una bomba en pleno centro de Bogotá, hubo choques violentos entre el Ejército y el M-19 en Chaparral, atentados contra una patrulla de la Policía en Apartadó, dos extorsionistas del XIII Frente de las FARC murieron en el Huila y se develó un plan subversivo para la transmisión de mando del siete de agosto de 1986.
Desde los años laureanistas BB. quiso sobresalir como promotor de la cultura nacional, una suerte de José Vasconcelos paisa, creando la librería y la editorial Tercer Mundo, al tiempo que ejercía su profesión de abogado y entrepreneur, que le llevó a crear ANIF y más tarde lograr que, durante el gobierno de Alfonso Lopez Michelsen, en el momento más álgido de las exportaciones de marimba y la ventanilla siniestra del Banco de la República para el lavado de activos, fuese nombrado Embajador en España y los fastuosos Emiratos Árabes, cuando Arias Navarro y Adolfo Suarez, haciendo amistades con Jesus de Polanco, Felipe Gonzalez y Enrique Sarasola, hasta alcanzar lugares de privilegio en las juntas de empresas culturales como la Academia Colombiana de la Lengua, la Academia Colombiana de Historia, la Academia Colombiana de Jurisprudencia, la Comisión del V Centenario del Descubrimiento de América, la Fundación Santillana para Iberoamérica, el Club de Roma, la Academia Pontificia de Ciencias Sociales del Vaticano, el Círculo de Montevideo, el Club de Madrid, el Festival de Arte de Cali, el Festival de Poesía de Medellín, la Tertulia de Gloria Luz, el Festival de Teatro de Bogotá, la Casa de Poesía Silva, el Instituto Caro y Cuervo, la Sub-dirección de Cultura del Banco de la República, el Suplemento Babelia de El País de Madrid, la Casa de América de España, el Festival de Música Religiosa de Popayán, el Hay Festival de Cartagena, la Feria del Libro de Bogotá, el Boletín Bibliográfico, las editoriales Santillana, Richmond, Alfaguara, Taurus y Aguilar, con sus respectivos premios anuales y los Congresos de la Lengua Española.
Fue a partir de los años ochenta que el grupo Prisa y la Fundación Santillana, se inventaron, literalmente, con la ayuda de BB, las nuevas 1400 bibliotecas públicas colombianas. En 1983 el Grupo Timón firmaría el primero [4.500 millones de pesetas] de los convenios para el suministro de material didáctico y educativo, que incluyó muñecas, computadoras, castañuelas y panderetas. En 1984, otro por igual monto y uno con el Ministerio de Salud por 8900 millones de pesos para el suministro de material hospitalario; el 24 de mayo de 1987 otro, por 4000 millones de pesos, para un gran total de contratos entre el Ministerio de Salud y el Fondo Nacional Hospitalario del orden los 20000 millones de pesos según se deduce en un artículo firmado por Gerardo Reyes y publicado en El Tiempo el 27 de julio de 1987.
Según el artículo, las mercancías vendidas al estado colombiano incluían implementos para retardados mentales, muñecas con distintos sistemas de abroche, bolas y cubos de colores, juegos de dominó, rompecabezas con figuras de tractores, manzanas y elefantes, tableros de ajedrez, bastones para ciegos, clarinetes, trompetas, filiscordios de Si bemol, bombos, tambores, marimbas para niños sordos, laboratorios para la enseñanza de física, alfileres para clavar insectos, microscopios, 33 enormes bibliobuses Land Rover equipados con estanterías, armarios, mesas y sillas, 33 camperos Land Rover Santana con equipos de sonido y altoparlantes, una unidad móvil de televisión Mercedes Benz, un tractor Ebro equipado con material didáctico, y un inmenso Cristo en madera tamaño natural, “marca Inri”. El contrato con las empresas de Polanco, Eductrade y Focoex, llevaría las firmas de BB y Doris Eder de Zambrano, su ministra de educación.
Como anotó Jorge Child en sus artículos sobre el “boom editorial colombiano” en El Espectador del 5 y 14 de mayo de 1991, quien propuso un Plan Lector para los colombianos fue la Fundación Santillana, donde fueron instruidos los dependientes de los Ministerios de Educación y Cultura, creado, este último, por Ramiro Osorio, director del Teatro Mayor de Bogotá.
La megalomanía de BB fue siempre bien reconocida por sus amigos, desde los tiempos de las tertulias en cafés y librerías, ya fuera El Automático, donde departía con León de Greiff y Jorge Zalamea, o la Central, donde se veía con pintores, o La Gran Colombia, conocida como El Kremlicito, donde, antes de ir a saborear al medio día un chuletón de marrano en El Trébol de al lado, conversaba y reía con políticos y sus incondicionales Mario Vélez, Héctor Rojas Herazo, Afán Buitrago, Iván Posada, Enrique Sánchez, Iván Ocampo, Álvaro Vélez, Chucho Bejarano o Rafael Stevenson, que solían llamarlo La Mirla, porque siempre llegaba con paso cansino silbando algún tango.
Quizás por ello, al llegar a la Casa de Nariño e instalar las enormes e inoperantes comisiones de paz que iban y venían hasta Casa Verde, el palacio de invierno de Marulanda y Arenas, no hubo mes que dejara de organizar conciertos, presentaciones de libros, lecturas de poemas, exhibiciones de pinturas, retretas, audiciones de artistas populares, todo en medio de una guerra ya descrita, donde pasada la media noche de esos sábados, BB aparecía con una inmensa sonrisa para saludar, aguardiente en mano, a los cientos de invitados que sentían estar viviendo un fandango romanesco digno de Fellini, con espectáculos inolvidables por su fasto como cuando Mikis Theodorakis presentó en el Colón el Canto General de Neruda: “Corpulento y con apariencia de toro, pedía a los intérpretes que no se dejaran impresionar por sus gritos y gesticulaciones que estaban a punto de inhibirlos. Con pantalón azul, calzonarias que caían de sus hombros y una camisa también azul que salía de sitio, llevaba el ritmo con todo su cuerpo: de pronto un giro inesperado del tronco, luego apenas un movimiento del brazo, después una convulsión general que estremecía a todos cuantos lo observaban.”
O la inexplicable e inútil visita de estado de François Mitterrand con el colapso de Françoise Sagan en el hospital militar muriendo de infarto, la visita de Pablo II para orar ante los muertos de Armero o la del actor de filmes de vaqueros que fue presidente norteamericano y pedía que le enviaran los saludos protocolarios con anterioridad para el responderlos.
Algunas de las anécdotas de esas celebraciones típicas de los años del gobierno de BB son memorables. Según Nicolás Suescún, en una nota de la revista Thesaurus, el día del sepelio del poeta Eduardo Carranza, dos de los asesores del presidente, Afán Buitrago y Hernando Valencia no cumplieron la cita mañanera en la Casa de Nariño para acompañar al presidente porque se habían amanecido libando con el poeta Fernando Arbeláez en casa del segundo. El presidente, enterado de las circunstancias, envió un pequeño helicóptero de la policía a recogerles que aterrizó en un parquecito que había frente al apartamento de Valencia, esperando por ellos casi cuarenta minutos hasta que mediante fuertes tomas de café amargo lograron despabilar al ensayista de Mito y subiendo al aparato remontaron el vuelo y llegaron a la cita de Yerbabuena aun cuando habían perdido la de Sopó.
Pero las cosas no terminaron allí. Para celebrar el noviazgo de BB con Dalita Navarro, que había sido esposa de Teodoro Petkoff, un guerrillero venezolano, el alcalde Enrique Peñalosa organizó, en 2000, un Encuentro del Amor y la Palabra [https://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-1237736] con más de 100 poetas del mundo, incluso colombianos, a fin de acompañar la exquisita pareja de enamorados, evento que quedó registrado en un lujoso volumen de aberradas fotos del Catire Hernández, un asesor publicitario de Chaves, impreso por Arte Dos Gráfico. Se dice que cada escritor recibió en viáticos una elevadísima suma de dólares y no sólo fueron hospedados en las Residencias Tequendama la semana que duró el evento, sino que cada uno de ellos tuvo una limusina del hotel a su servicio, con choferes que hablaban varias lenguas.
Así fue el paso por el mundo de nuestro Adriano. “El más liberal de todos los presidentes conservadores y el más abierto tras dejar el solio de Bolívar” según ha dicho Héctor Abad Faciolince. “Un hombre honesto, un humanista que creyó en la paz y en la capacidad transformadora del arte y la cultura, con una generosidad sin límites con todos los que nos dedicamos al oficio de escribir”, según nuestra Gabriela Mistral, la poetisa Piedad Bonnett.